Lecciones de Karate y más
por JLNicky
Descargos: No lo lean en el trabajo Y dénse
cuenta que algunas personas son tan estrechas de mente que son incapaces de ver
la belleza y la magia del amor se encuentre donde se encuentre, sea entre dos
mujeres o no.
Los comentarios son bienvenidos: JLNickyMaster@aol.com
Lisa mentalmente revisó su postura, contrayendo y relajando diferentes
músculos mientras esperaba.
Visiblemente congelada en un movimiento crucial del ejercicio de karate,
sintió la ola de tensión subir por su cuerpo debido a la posción inmóvil que
mantenía. Su pequeña forma de 1.58 m
parecía estar arraigada en el movimiento permitiendo que la instructora
evaluara su técnica en detalle.
Sostenía su brazo derecho a un lado, con su cara volteada en dirección
opuesta a de la punta de la mano que golpeaba.
Sus piernas estaban un poco dobladas, anguladas para balance y
movimiento en cualquier dirección. Sus
ojos verdes siguieron el rostro angular de la instructora, más alta, tratando
de evaluar los calculadores ojos grises de la mujer mayor. Parada frente otros seis estudiantes la
instructora caminó alrededor, corrigiendo minuciosamente el ángulo del brazo de
Lisa. La atlética forma de 1.78m de la
instructora parecía dominar sobre la mujer más baja. La mujer alta se dio la vuelta con un paso muy elegante, como de
baile, para enfrentar a los estudiantes.
—Este es la postura apropiada durante la segunda fase — informó su voz
profunda a los atentos estudiantes.
—¿Ven el ángulo de su brazo y la posición de su mano? —dijo, haciendo correr un largo dedo por el
ángulo del brazo de Lisa y tomando la mano de la joven mujer en su mano
ahuecada.
Lisa dejó de respirar por un momento y valientemente trató de pensar
en algo asqueroso o repugnante para poder ignorar la repentina sensación que le
estaba causando el toque de su instructora.
Espagueti frío, imaginó Lisa en su mente. Cubierto
en salsa roja fría, agregó desesperadamente a su visión, mientras su
instructora se movía al otro lado de Lisa y continuaba enseñando.
—Noten la flexión de sus piernas aquí y aquí —dio suaves golpecitos a
la rodilla de Lisa y la región interna de su muslo—. La apertura de sus piernas
le permite maniobrabilidad para la acción.
Una ensalada de espinacas con pequeñas cebollitas y
aderezo de queso azul. Lisa imaginó
en vano, esperando que sus pensamientos no estuvieran escritos en su
rostro. Odiaba la espinaca y el queso azul. Por supuesto, las cebollas eran lo
peor… Sus pensamientos chocaron abruptamente contra la vívida imagen de
besar a la Srta. Sashe. Probó algunas
técnicas instantáneas de respiración pero sintió que los músculos de sus muslo
temblaban. La fatiga no era la causa.
Desafortunadamente su cuerpo no le estaba prestando atención a su
grito mental de “tranquila chica”. Sus
pensamientos parecían unirse a la rebelión al vagar traidoramente una vez más a
la imagen de su instructora saliendo de la ducha del gimnasio desnuda,
sosteniendo una toalla en una mano y un cepillo de pelo en la otra.
Dándose cuenta que pensar en comidas desagradables no estaba
funcionando, Lisa forzó a su mente por otro camino, racionalizando el incidente
anterior. ¿Después de todo, era normal
y comprensible, ambas entrenaban en el gimnasio, la gente necesitaba usar la
ducha, su maestro trabajaba duro, por que no la Srta. Sashe?
La Srta. Stacy Sashe, pensó Lisa una y otra vez, dándose cuenta de su
error demasiado tarde, cuando vio una vez más, el cuerpo en buena forma saliendo
de la ducha como una repetición en cámara lenta. El vapor subiendo del agua caliente por detrás de la mujer mayor,
gotas de agua uniéndose sobre su suave piel, deslizándose lentamente hacia
abajo sobre su hermosa y atlética forma hacia el pequeño parche de cabello
oscuro que anidaba entre sus piernas, sus pezones rígidos apoyados
gloriosamente sobre sus senos perfectos
—No sean tan generosos con la extensión. Si abren demasiado las piernas tendrán una debilidad en el
balance intentando defenderse —la voz firme de la Srta. Sashe logro penetrar el
sueño de Lisa, háciendola recordar dónde estaba.
—¿Notan el brazo cruzando la línea del pecho y protegiendo el
estomago? —dijo clínicamente la
instructora, reposicionando el ángulo de la mano un poco y tocando accidentalmente
el seno derecho a través de su playera empapada de sudor.
Lisa salió de su postura inmediatamente, sus pezones endureciéndose de
excitación.
—Perdone Srta. Sashe, me dio un calambre —fingió Lisa, el pánico
surgiendo a través de ella. Aferró la
parte alta de su brazo y empezó a masajearse, con eso cubriendo las señales de
sus pezones excitados. La instructora
la miró con preocupación y extendió la mano para masajear el brazo de la joven
mujer.
Sin soltar el brazo herido despidió la clase por el día.
—Practiquen cada movimiento una y otra vez hasta que piensen que está
perfecto y después vuelvan hacerlo de nuevo
—comentó con una sonrisa mientras masajeaba el brazo de Lisa. Lisa sostenía su codo relajadamente y miraba
hacia abajo, a las manos que la tocaban, incapaz de mirar hacia arriba y
encontrar los ojos de la mujer mayor.
—¿Estás bien? —preguntó la Srta. Sashe con preocupación, frotando sus
pulgares hacia arriba sobre el músculo contraído. Lisa asintió con la cabeza sin hablar, sintiéndose demasiado
conciente de la proximidad de la mujer alta como para poder hablar. Pasó un momento deleitándose en el calor de
esas manos magníficas tocando su piel.
Su mente se volvió distraída y nublosa.
Su instructora continuó dándole masajes hasta que Lisa se retiró.
—Estaré bien. Sólo es un
pequeño calambre. Vale mas que deje que
se me quite naturalmente —dijo,
alejándose de las manos de la otra mujer.
Stacy observó el comportamiento tenso de Lisa pero no dijo nada. Lisa arriesgó una mirada rápida y encontró
lo ojos grises de la mujer mayor fijos en ella.
—Estaré bien. Haré algunos
estiramientos para deshacer el nudo —vaciló, queriendo desesperadamente romper
el agarre que esos ojos de acero tenían sobre ella.
La Srta. Sashe simplemente inclinó la cabeza hacia un lado y miró
silenciosamente a Lisa.
Lisa rápidamente caminó hacia su bolsa de gimnasia y tomó la botella
de agua, abriéndola temblorosamente para beber. Con su espalda a la instructora, se calmó un poco, hasta que se
dio cuenta que la Srta. Sache se había acercado. De repente no podía volver a enroscar la tapa en la botella por
más que trataba. Dedos largos y
delgados la alcanzaron y gentilmente tomaron la botella y tapa de sus
manos. Los ojos de Lisa los siguieron
adormiladamente mientras miraba las manos pacientes enroscar la tapa en la
botella y sostenerla firmemente.
—¿Cuál es el problema Lisa?
—preguntó Stacy calmadamente—.
¿Hay algo que debería saber? —la
Srta. Sashe extendió la botella hacia Lisa quien la tomó. Lisa alzó la vista para ver preocupación y
algo más en la mirada de la mujer.
¿Sería sólo esperanza deseosa, o por un momento habían mostrado una
chispa de calor? Rápidamente miró hacia
abajo, a la botella en su mano.
—No pasa nada. ¡E-es solo un
calambre, es todo! —tartamudeó Lisa.
Su instructora la miró fijamente por un momento, luego repentinamente
tomó la bolsa a los pies de Lisa.
Recogiéndola se volteó hacia la puerta y dijo: —Anda, sígueme ¾Lisa la
miró precavidamente y vaciló.
—Vamos chica —urigió la Srta. Sashe, indicando con su cabeza al
vestíbulo del gimnasio—. ¡Tengo la
solución perfecta para tu problema! ¾se
volvió hacia la puerta y se dirigió hacia al interior del gimnasio. Lisa rápidamente la siguió, apresurando su
paso para alcanzarla. La Srta. Sashe caminó en silencio mientras guiaba a Lisa
hacia otra parte del gimnasio. Dio una
vuelta por uno de los pasillos. Lisa,
perdida en sus pensamientos, la siguió ciegamente hasta que de repente se dio
cuanta en dónde estaban.
Paró de caminar a mitad de camino en el pasillo. La Srta. Sashe se dio cuenta de que Lisa se
había detenido y se dio vuelta inquisitivamente.
—No pienso que de veras necesite un masaje. Mi brazo se siente mejor y mi próxima clase es dentro de una
hora. Creo que no tengo tiempo para un
masaje —puso como obstáculo, mientras
la instructora abría la puerta de uno de los cuartos de masaje.
—¡No discutas! Los cuartos
están vacíos y yo tengo tiempo. No creo
que te deban de estar dando calambres durante una postura de tres minutos. Anda y acepta el masaje gratis. No debería llevar más de 15 minutos. Estás tan tensa como un animal enjaulado.
Su forma alta desaparecio de la vista de Lisa dentro del cuarto. Lisa se limpió una repentina capa de sudor
de la frente, buscando desesperadamente algún modo de negarse.
Oh Dios, quiere darme un masaje. Lisa sintió que sus manos
temblaban con la idea. Esas tan increíblemente largas y talentosas
manos deslizándose por su piel húmeda de sudor. Lisa se estabilizó contra una puerta cercana, pues sus
rodillas súbitamente se sentían débiles.
Sin poder pensar en alguna otra cosa más que en una fantasía, y mucho
menos una excusa que no sonara grosera, Lisa dio los últimos pasos dentro del
cuarto y paró, mirando a la mujer mayor preparar el cuarto. Parada cerca de la puerta, miraba como los
músculos de los brazos del cuerpo de su instructora se contraían y movían
mientras extendía una sábana nueva sobre una pequeña camilla. La raya amarillo brillante que corría a los
lados de su malla negra de spandex, ondulaba cada vez que se flexionaban esas
piernas esculpidas en granito. Su
rápida ojeada estaba tomándose ciertas libertades y formando otra imagen mental
de la instructora y el instantaneo diluvio entre sus piernas le hizo difícil
permanecer de pie.
—¿Estas lista? ¾preguntó la Srta. Sashe mirando hacia Lisa, quien estaba reclinada
contra la puerta. Lisa inhaló
profundamente y soltó el aire con fuerza.
Caminando hacia adentro del cuarto vio a su bolso cerca y aventó la
botella de agua en él. Mirando hacia
los ojos grises que se enfocaban en ella, se encogió de hombros, incierta.
—Jamás me han dado un masaje.
¿Qué tengo que hacer? ¾preguntó mirando hacia la mesa de masajes con el extraño apoya
cabezas.
La Srta. Sashe palmeó la mesa cubierta con una blanca sábana limpia y
dijo: —¡Salta!
Lisa caminó hacia la mesa y tímidamente se deslizó por su
superficie. —Relájate un poco y
acuéstate sobre tu estómago —indicó la
Srta. Sashe después de un momento—. Pon tu cabeza aquí en la cabecera y trata
de quitar toda la tensión de tus músculos.
Lisa hizo lo que le pidieron y pensó para sí: La tensión solo va aumentar.
Inmediatamente su mechón de cabello rubio fue levantado y suavemente
hecho a un lado de sus hombros. La
playera sudada fue empujada hacia arriba mientras las manos fuertes subían
firmemente por el centro de su espalda.
Lisa gimió al sentir la presión sobre la propia presión y tensión que ella tenía.
—Pobre bebé —murmuró la Srta. Sashe—. Deberías haber venido conmigo
mucho antes. ¡Tus músculos están hechos
un desastre! —Lisa cerró los ojos en
intenso placer.
—Cuando entrenas a diario tienes que tomar ventaja de nuestras
instalaciones. Tu cuerpo te lo
agradecerá… yo también —murmuró lo último suavemente. Lisa se tensó en respuesta.
—¡Relájate cariño! ¾dijo la
Srta. Sashe, con trazos de risa en su tono.
Lisa trató de relajarse y gritó silenciosamente a su cuerpo que
obedeciera sus órdenes.
¾Te vi
entrenándote ayer. Tu cuerpo lucía hermoso ¾mencionó calmadamente la mujer
mayor mientras separaba los dedos para masajear hacia abajo, por toda la
longitud de una pierna cubierta en spandex. Era como deslizarse sobre seda. Su
mano trabajó hábilmente en los músculos de la pantorrilla y el muslo,
deteniéndose para quitar las zapatillas que Lisa usaba para caminar por el
gimnasio. Los ojos de la Srta. Sashe notaron que los pantalones de látex que
usaba Lisa le quedaban como una segunda piel y sus músculos parecían apreciar
estar ser expuestos Lisa gemía mientras masajaban su pie. También gimió al
recordar la sala de duchas después del entrenamiento
¾Quería
hablar contigo después de tus ejercicios para ver si darías una clase la semana
que viene, pero te fuiste demasiado rápido ¾la instructora hizo una pausa¾. ¿Algo anda mal?
Lisa sólo pudo emitir un gruñido de negación.
¾Bueno,
vi que te dirigías a las duchas cuando yo salía y tú solo… como que… te diste
la vuelta y te fuiste ¾sus manos corrían hacia arriba a lo largo de la otra pierna,
encaminándose a su muslo¾. Te veías como si hubieras visto un fantasma.
Lisa contuvo el aliento e imaginó nuevamente el spaghetti frío.
¾Espero
que no haya sido algo que hice… ¾la voz cálida de la Srta. Sashe aguijoneaba gentilmente con sus
preguntas y manos. Lisa sintió que los dedos sobre su piel se extendían a lo
largo de la parte interna de su muslo y de repente no pudo soportar la cercanía
de dónde la mano se encontraba. Abruptamente se empujó hacia arriba y balanceó
sus piernas hacia afuera de la mesa tomando profundas bocanadas de aire. La Srta. Sashe
esperaba, mirando silenciosamente.
Lisa miraba hacia cualquier lado menos a la mujer silenciosamente
parada a su lado. Esperó mentalmente por el momento adecuado, aquel en que no
hablaría con voz chillona.
¾¿Lisa? ¾comenzó a decir la otra mujer.
Luego quedó en silencio nuevamente. Lisa echó un vistazo en su dirección, y
luego rápidamente miró hacia otro lado. Sacudió la cabeza y pensó que sentía su
cerebro desparramarse. El latido de su corazón golpeaba tan fuerte que ambas
podían oírlo. Sentada en el borde de la mesa sus manos aferraban fuertemente la
sábana, y obligó a que sus dedos se relajaran uno por uno.
¾Lisa,
tu cuerpo es un instrumento increíble.
Sin embargo debes tratarlo bien ¾la voz clínica regresó para
advertirle¾.
Permíteme terminar el masaje y te sentirás mejor. Confía en mí ¾afirmó con calidez. Lisa movió
lentamente su cabeza de un lado al otro.
Inhaló profundamente, le dirigió una falsa media sonrisa y bajó de un
salto de la mesa.
¾Iré a
darme un masaje después de mi próxima clase. Le pediré a Bob que lo haga.
Simplemente no soy capaz de sentarme quieta en este momento ¾Lisa escuchó su propia voz
enronquecida y eso la sobresaltó. Rápidamente tomó su bolso de gimnasia y
zapatillas, dirigiéndose hacia la puerta.
¾¿Lisa? ¾la voz de la Srta. Sashe tenía una
nota extraña. Lisa se detuvo, con la mano en el pomo de la puerta. Vacilo sólo un
segundo más.
¾¿Es
porque soy yo la que te está dando el masaje, cariño? ¾el término cariñoso la hizo perder
el aliento por lo bien de qué cálidamente había sido dicho. Miró hacia atrás, a
la profundidad de los ojos grises que la miraban fijamente y reconoció el
hambre gemelo reflejado en los suyos. El gris se había hecho más profundo
cuando sus miradas se encontraron. Un fuerte deseo corrió a través de Lisa,
rozando todo su cuerpo con un rápido calor. Su mano cayó del pomo de la puerta
y aferró espasmódicamente su bolso de gimnasia. Miró como su instructora
caminaba hacia ella y gentilmente retiraba los objetos de sus manos. Dejando
caer suavemente la bolsa en el piso al lado de ellas, la mujer mayor cubrió la
mano de Lisa con la propia y lentamente instó a sus dedos a relajarse.
Intrelazó los de ella con los de Lisa mientras permanecían de pie mirándose a
los ojos.
Lisa extrajo valor instantáneo de las profundidades de esos ojos grises.
Extendió hacia arriba su mano libre, y trazó la mejilla de la otra mujer con un
dedo.
¾¿Stacy?
¾Lisa,
dubitativamente, cuestionó su derecho a decirle así. Stacy sonrió con
satisfacción. Lisa devolvió la sonrisa.
¾Eres
hermosa ¾murmuró
Stacy con una voz ronca, llena de deseo. Lisa dejó escapar un profunto aliento
que ni siquiera se había dado cuenta que estaba reteniendo. Sus ojos
vagabundearon hacia abajo, para fijarse, fascinados, en el pulso que latía
rápidamente en el cuello de Stacy. Se inclinó hacia delante lentamente e inhaló
la fragancia de Stacy. Sin pensarlo,
tocó el punto donde latía el pulso con sus labios y lo besó gentilmente. Sintió
el cuerpo de Stacy reaccionar instantáneamente, cuando escuchó un gemido bajo
proveniente de arriba. Sintiéndose más segura por el momento, se estiró y lamió la sal de la piel en el
mismo punto. Un siseo estrangulado le hizo saber que estaba haciendo algo bien.
Una fuerte mano se elevó y enredó sus dedos en su cabello empapado. Presionó
hacia delante y juntó sus cuerpos. Gimió, ¿o fue Stacy?
Cada una buscó los labios de la otra. Cuando se tocaron, la chispa de
hambre hizo erupción. La forma más larga de Stacy las guió, juntando sus
figuras más y más fuerte. El toque de una lengua contra otra las tenía a ambas
gruñendo de excitación. El estímulo de sudor y calor generándose se intensificó
cuando piel tocó piel. Stacy empujó la forma más baja de Lisa contra la puerta
y empezó a devorar su boca. Lisa intentó, precariamente, acercar más a Stacy.
El hambre se alimentaba mientras las necesidades y deseos se juntaban en el
momento.
Stacy se estiró hacia abajo y deslizó sus manos a través de la
camiseta que tenía Lisa. Sintió que los pezones debajo de ella ya estaban
endurecidos de excitación. Perdió el aliento una y otra vez cuando Lisa enredó
sus manos en su pelo, solo para soltarlo y recorrer su espalda de arriba abajo,
y después alrededor para tocar sus pechos.
Lisa quería consumir a Stacy y quería sentir cada segundo de ello. La
boca de Stacy dejó la suya para comenzar a besar su cuerpo. Viajó sobe sus
ojos, labios y mejillas, cuesta abajo hacia su cuello. Un ligero mordisco en el
lóbulo de una oreja hizo a Lisa temblar. Jadeó en voz alta. Stacy también jadeó
cuando unos dedos pellizcaron gentilmente sus pezones.
Sus lenguas volvieron a encontrasce cuando Stacy regresó para saborear
la ambrosía. Lisa permitió que sus manos se estiraran alrededor para contener
el firme trasero en sus manos. La atrajo más fuerte, moviendo en vaivén
urgentemente sus mitades inferiores. La cabeza de Stacy se echó hacia atrás con
las sensaciones. Lisa aprovechó la oportunidad para rozar el cuello expuesto
con sus dientes y lengua. Se adhirió al vívido pulso y lo bañó con su lengua.
Stacy levantó las manos y sostuvo la cabeza de Lisa mientras gemía delirante.
Tomando ventaja, Lisa comenzó a levantar el borde de la camiseta que
usaba Stacy. Stacy se estremeció con la excitación que fluía a través de su
cuerpo. Empezó a ayudar furiosamene cuando se dio cuenta de lo que estaba
ocurriendo. Lisa vio el sostén deportivo amarillo brillante que tenía debajo e
inmediatamente lo tomó por los bordes para llegar a su objetivo. Stacy se quitó
el sostén sin dudarlo y miró con sus ojos grises entrecerrados cómo Lisa
deslizaba su mano hacia arriba, por su piel, para tomar un seno en ella.
Los ojos verde oscuro, miraban maravillados los firmes pechos rodeados
por músculos en excelente tono. Stacy sabía que su cuerpo estaba en buena
forma, y estaba satisfecha de ver la admiración que Lisa mostraba. Los ojos de
Lisa encontraron los suyos brevemente mientras una rápida lengua se agitaba
velozmente para mojar labios resecos, Stacy miraba la lengua, totalmente
focalizada en ella. Inclinándose hacia abajo ligeramente, tomó el seno derecho
en su mano y guió el erecto pezón a sus mojados labios. Un ligero movimiento de
succión y sus dientes rozaron sobre la punta, dando placer a Stacy. Un gemido
entrecortado y manos que aferraban con fuerza fueron la respuesta de arriba.
Stacy arqueó su pecho hacia adelante pidiendo más. Lisa succionó y sintió los
temblores correr por el cuerpo de Stacy. Zumbando con deleite, Lisa se movió
para dar al otro seno la misma atención. Stacy saltó y se puso rígida
nuevamente con el asalto adicional.
¾No
puedo aguantar mucho más, mi amor ¾gruñó desde arriba la voz ronca y llena de deseo de Stacy. Lisa se dio
por enterada soltando el pezón y cubriendolos a ambos con sus manos.
¾¿Qué te
parece un masaje? ¾Lisa
sonrió seductoramente a Stacy. Ésta miró hacia abajo, a ella, y supo que la
táctica del masaje había sido dada vuelta. Afirmando lentamente con la cabeza,
dio a Lisa la oportunidad de dirigir ese arreglo.
Lisa jaló de Stacy hacia la
mesa y la empujó contra el borde de la misma. Tomando su propia camiseta, la
desgarró y dejó que Stacy tuviera su porpia visual. El cuerpo más jóven de Lisa
estaba en la mejor forma de su vida. Stacy miraba fijamente, fascinada, los
músculos flexores del brazo y los prominentes abdominales. Lisa, sin dar aviso,
se arrojó hacia delante y juntó sus pechos desnudos. Sus senos se rozaban de
manera exquisita. Ambas empezaron a jadear por la renovada afluencia de sangre
en sus venas. Las manos de Lisa se movieron rápidamente y Stacy sintió que le
quitaban el spandex. Casi desgarrándolos al bajarlos y luego quitarlos, Lisa se
arrodilló, soplando aire caliente en el ápice de las piernas de Stacy. Stacy
sintió que sus rodillas temblaban. Lisa miró hacia arriba, hacia la mirada de
los ensanchados ojos grises. Lisa indicó con un gesto que Stacy se apoyara en
el borde de la mesa, lamiendo el hermoso cuerpo frente a ella mientras se
paraba. Stacy no se podía mover. Lisa le dio un breve y duro beso y murmuró: ¾Por favor.
Con los miembros debilitados, Stacy se las arregló para apoyarse sobre
el borde de la mesa. Lisa se ubicó entre sus piernas. Era imposible ocultar la
humedad brillando en los oscuros rizos de abajo. La mirada de Lisa fue atraída
hacia abajo. Stacy miraba cómo las manos se deslizaban lentamente por sus
muslos. Presionaron hacia afuera, para abrir más las piernas de Stacy. Lisa
bajó la cabeza hacia su objetivo y urgió a Stacy a inclinarse hacia atrás.
Stacy sintió el primer toque de la lengua de Lisa contra sus labios
mayores y cayó hacia atrás para elevar más sus caderas. La fuerte presión de
las manos de su amante sobre sus muslos impedían esa acción. Un débil gemido
salió de su garganta. Lisa rió ahogadamente con una risa perversa.
Otra lenta lamida de la lengua aterciopelada causó que Stacy gimiera y
se retorciera con pasión. Su nivel de tolerancia disminuía rápidamente cuando
Lisa empezó con un ritmo constante a través del atado de nervios entre sus
piernas. La presión comenzó a invrementarse mientras Lisa sentía su propia
pérdida de control, su cuerpo inflamándose con lujuria. Las manos que habían
descansado sobre los muslos se movieron para arriba, para separar los labios de
los cuales bebía. Retirándose nuevamente movió su lengua rápidamente sobre el
botón latiente y sintió el cuerpo bajo el suyo moverse bruscamente hacia
arriba. Manteniendo su posición, supo que el momento no iba a durar. Introdujo el inflamado manojo entre sus
labios y chupó repetidamente. Stacy dejó escapar un grito ahogado mientras sus
manos aferraban la cabeza de Lisa para mantenerla inmóvil. Su cuerpo se puso
rígido instantáneamente y lodos los músculos de las piernas bajo el cuerpo de
Lisa se tensaron. Lisa, gentil pero firmemente continuó chupando mientras Stacy
sentía que un orgasmo, oleada tras oleada, atravesaba su cuerpo. Sus gemidos
igualaban el pulsar de su sangre mientras convulsionaba a su ritmo. Lisa sintió
que las manos en su pelo apretaban aún más, casi dolorosamente, mientras
lentamente traía a su amante de vuelta de un pináculo de placer. Las manos de
Stacy cayeron flácidas sobre la mesa de masaje y su cuerpo colapsó. Lisa corrió
su lengua gentilmente a través de los labios y alrededor de la ahora
hipersensible protuberancia que quería continuar besando. Sentía cada suave
contracción que hacía el cuerpo de Stacy. Una suave mano se enredó en su
cabello para intentar levantar su cabeza.
Se levantó para saludar a los oscuros ojos grises y notó un toque de púrpura en
sus profundidades.
¾Voy a
amarte como nunca lo han hecho ¾comentó Stacy con una seria mirada. La sonrisa de Lisa crecía mientras
miraba el cuerpo de Stacy recuperarse de su estado de éxtasis.
¾¿Por
qué no llevamos esto a mi casa y puedes mostrarme allí? ¾los ojos de Lisa se acercaban
peligrosamente a estallar en llamas con el fuego que estaba cautivo en sus
profundidades. Staciy asintió con la cabeza y extendió la mano para atraer la
boca de Lisa a su alcance.
¾Empezaremos
con la lección uno…. ¿mmm? ¾hizo correr su lengua sobre los labios mojados de Lisa¾. ¿Avanzaremos desde allí? ¾Lisa estuvo de acuerdo, asintiendo
con la cabeza, y se apresuró hacia adelante, para recibir el beso que anhelaba.
Stacy la encontró a medio camino.
FIN