~ Adiós, nunca es para siempre ~
by V

Descargos: Parte 1

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Bárbara

 

Estaba tan enojada con Helena, en las dos últimas semanas había estado distraída, era la tercera vez que regresaba a la torre con algún tipo de herida, primero una herida de bala, aunque no era nada serio luego de lograr detener a Quinzel, y solo fue un rozón, en realidad mi corazón dejo de latir cuando escuche el disparo por el comm y el gemido de Helena al impacto, tres días después regreso con varios golpes en las costillas y un golpe serio en el riñón derecho a causa de un tubo, y ahora esto, una herida de navaja en la espalda, Por Dios, si no fuera por su metahabilidad de sanar casi de manera inmediata debería estar en cama por al menos una semana, estaba más que enojada, furiosa por su descuido, nuestro trabajo de por sí es peligroso en si mismo como para que además seamos descuidados e irresponsables.

 

Mientras la miraba dormir, sentía que algo dentro de mi estaba por explotar, Helena siempre había sido demasiado arrogante, segura de si misma y en sus habilidades, la muerte de su madre frente a sus ojos la había convertido en una bomba de tiempo a punto de estallar ante la menor provocación; durante meses la vi a punto de la autodestrucción, no ayudaba en nada que yo estuviera recuperándome del atentado a mi vida que me dejará atada a una silla de ruedas de por vida, las dos estábamos luchando por recomponer los pedazos de lo que había sido nuestra vida, temía por la vida de Helena y muchas veces temí que al regresar a casa ella no estuviera o le hubiera pasado algo.

 

Helena me asustaba más allá de lo racional, con esta actitud, no la había visto tan fuera de control en años, y lo peor de todo es que no sabía que le pasaba, Helena siempre había sido como un libro abierto para mí, ella nunca me ocultaba nada, ni siquiera en sus modos más oscuros podía ocultarme lo que estaba sintiendo, pero desde que se mudará a su propio departamento era difícil saber lo que pensaba, lo que sentía. Seguía siendo la misma joven arrogante y pagada de si misma de siempre, nunca perdía la oportunidad de embromarme y sacarme de quicio, pero ya no era la misma, algo había cambiado desde entonces, pero ahora era más evidente hacia unos meses que Helena pasaba el menor tiempo posible en la torre cuando antes era normal verla siempre en ella, ahora solo pasaba el tiempo necesario para darme el reporte de las rondas nocturnas o entrenar con Dinah, poco a poco Helena se fue distanciando de mí y por Dios que no entendía que pasaba, no sabía donde había quedado mi mejor amiga, y me dolía.

 

Me dolía y me preocupaba al mismo tiempo, me aterrorizaba pensar que un día ella no regresaría de la ronda, que sus distracciones y descuidos la arrancarían de mi vida, no sabría que hacer de mi vida sin ella, como?, si había estado en ella desde que tenía 19 años y ella solo 12, pasando los peores tragos juntas, sanando juntas y reconstruyendo nuestras vidas juntas, una vida sin Helena a mi lado no era algo que visualizara y no quería empezar ahora, tenía que hablar con ella.

 

Cuando Helena despertó Bárbara no pudo controlar su enojo y explotó, en realidad era el miedo y terror de perder a Helena lo que dictó sus palabras pero el resultado fue el mismo, Helena siempre tuvo un aire dramático en su personalidad, estaba acostumbrada a verla desaparecer como alma que lleva el diablo cuando se peleaba conmigo, Helena odiaba pelear conmigo lo mismo que adoraba hacerlo, provocarme, pero esta vez estaba más que furiosa, el que fuera su tercera herida grave en menos de dos semanas le echaron leña al fuego.

 

Reclamarle y exigirle que fuera más responsable me pareció lógico, quizá dentro de mi al decirle que si no podía hacerlo que renunciara era mi forma de picarle el orgullo y obligarla a ser más responsable y tomar las cosas en serio. Sin embargo, el que Helena atacara mi compromiso con Wade y que cuestionara mis decisiones me hicieron atacarla y devolverle golpe por golpe, estaba furiosa, aterrorizada, no pude evitarlo. Helena era la única capaz de sacarme de quicio, de encender mi temperamento siempre controlado y frió, analítico y serio. Nadie más era capaz, nadie más que ella.

 

Que si fue una sorpresa que Helena me gritará que no me necesitaba ni yo a ella podría decirse que sí, ella y yo sabíamos que siempre nos habíamos necesitado, que siempre lo haríamos, sentía que Helena quería lastimarme y el que saliera corriendo de la torre no fue sorpresa, imaginaba que estaría enojada por un par de días y que luego regresaría como siempre luego de que se le pasará el berrinche.

 

Fastidiada y aún enojada me fui a trabajar, ese viernes tenía que ir a casa de Wade a seguir con los preparativos de la boda con su madre, odiaba toda la faramalla, odiaba tener que ir a casa de la familia de Wade, por decir que sentía cero entusiasmo por los preparativos de la boda era un hecho, pero claro nadie lo sabía más que yo. No quería lastimar a Wade, creía que merecía un poco de normalidad en mi vida y Wade, el bueno y dulce de Wade era el indicado para darme eso entre el caos de mi vida.

 

Que fue un infierno el tiempo que pase con su madre, lo fue, la señora no perdía oportunidad de mostrar su desaprobación con respecto a mi compromiso con su hijo y yo me aguantaba cualquier respuesta cortante que estuviera a punto de salir de mi boca por el. Estaba pensando seriamente que un poco de normalidad en mi vida no valían la pena tanto desprecio y resentimiento por parte de la familia de mi prometido.

 

Como cada viernes, Wade me acompaño arriba, ocasionalmente se quedaba a dormir conmigo, no hacíamos nada en realidad, había insistido que quería esperar a nuestra noche de bodas, pero el insistía que al menos debíamos acostumbrarnos a dormir juntos para que el aprendiera a vivir conmigo, sabía lo independiente que era y no quería que eso creará tensión entre los dos, de manera reluctante acepte, así que desde que nos habíamos comprometido el se quedaba cada viernes conmigo.

 

Medio distraída escuchaba lo que me decía mientras el elevador subía, mi mente estaba en realidad con Helena, aún estaba enfadada y preocupada por la actitud de ella, además se había ido sin darme oportunidad a revisar su herida, sabía que seguramente ya estaba bien para ahora, sanaba rápido, no obstante no había podido deshacerme de la sensación de que algo estaba mal, no sabía que era pero cada que pensaba en Helena una sensación de desasosiego e inquietud me invadía.

 

Cuando las puertas se abrieron estaba distraída que al principio no note a Dinah hecha un ovillo en el sofá, fue Wade el que llamó mi atención, cuando me percaté fui inmediatamente hacía Dinah, una horrible sensación de angustia me recorrió el cuerpo, Dinah no reaccionó cuando le hable la primera vez asustándome, la obligue a mirarme y cuando lo hizo la sensación que ya de por si me recorría se agudizó, el rostro de la rubia estaba hinchado y sus ojos estaban rojos de tanto llorar, no quería mirarme, pero cuando logre que lo hiciera vi una desolación que me dejo petrificada, no supe como le pedí a Wade que se fuera, sentía dentro de mi que lo que pasaría a continuación no era algo que quería que el presenciara, de hecho sentía que no tenía ninguna razón de ser su presencia en la torre y como pude le pedí de manera atenta que se fuera, sentí su reluctancia, sentí que quería decirme algo pero lo corte de manera cortes y le pedí que se fuera. Cuando estuve segura de que se había ido, una vez más le pregunte a Dinah que pasaba, esta en lugar de decirme se abrazó a mi y siguió llorando desconsolada, sus sollozos me partían el corazón pero no alcanzaba a entender que pasaba, nada, absolutamente nada me preparó para lo que ella me diría.

 

Lloró por largo rato entre mis brazos, por fin, con voz ronca y apenas audible murmuró contra mi cuello—se ha ido Bárbara, se ha ido, se ha ido.

 

Al principio no entendía lo que quería decirme, su voz era un susurro entrecortado ahogado por las lágrimas.

 

—Ido?, quien se ha ido?  Dinah por Dios, dime que pasa. —mi voz se quebró, mi cuerpo estaba tenso como cuerda de violín.

 

—Carta—dijo y señaló sin fuerza el sobre encima de las cajas.

 

Vi la carta y me estire para tomarla, con dedos temblorosos abrí el sobre... mi corazón se detuvo y jadee al leer las tres cortas líneas.

 

Adiós,

Se feliz Bárbara.

 Cuida de Dinah, ella te necesita.

 

HK

 

Leí una y otra vez las líneas escritas con la letra distintiva de Helena, con trazos largos y elegantes, pero al mismo tiempo descuidado. Mi mente no alcanzaba a reaccionar, no podía entender lo que decían las palabras, no quería creer lo que decían las líneas se me hacía subreal, en algún momento despertaría, todo era un sueño.

 

— ¿Cuando? —Pregunte— ¿estaban las cajas aquí cuando llegaste? Dime Dinah! —le exigí, necesitaba respuestas y las quería en ese instante, pero cuando oí la respuesta de Dinah me quede estupefacta.

 

—Helena—dijo con voz enronquecida—me habló a la escuela, temprano, me dijo que pasara a su departamento al salir porque me regalaría algo. Cuando llegué el departamento estaba vació, solo había esas cajas sobre la mesa y la carta.

 

— ¿A que hora fue eso? —exigí saber.

 

—Pasadas las tres.

 

— ¿Por que no me hablaste?, porque esperaste hasta ahora para decirme, Dinah por Dios, hemos perdido tiempo valioso para encontrarla, entre más tiempo pasa el rastro se enfría. —exclamé incrédula, no podía creer que Dinah hubiera dejado pasar tanto tiempo para decirme.

 

Dinah me miro furiosa, tanto que me encogí por un momento ante la mirada que me dedicó, era una mirada llena de dolor y rabia, como si estuviera acusando a Helena de algún delito o algo peor, que acaso no entendía lo vital que eran los minutos perdidos, cada que pasaba uno las posibilidades de encontrar a Helena disminuían, su respuesta me dejo atontada

 

—No leíste lo que decía la hoja Bárbara, ¡SE FELIZ!, Helena se ha ido, tu crees que va a permitir que la encuentres? Tu crees que te va a dejar rastros? SE HA IDO!!! Por Dios Bárbara, si Helena no quiere ser encontrada no lo será. No se que paso entre ustedes esta mañana, no se que le dijiste para que saliera corriendo de aquí en la mañana, sólo se que se ha ido.

 

La acusación que escuche en su voz me heló, sabía que Dinah no tenía la culpa de mi pelea con Helena, sabía que Dinah no tenía la más remota idea de lo que había transpirado entre nosotras esa mañana, pero igual dolió. Algo se rompió dentro de mí, tenía que ser fuerte, tenía que ser racional y tenía que encontrar a Helena.

 

La miraba con los ojos fríos y la mandíbula tensa, me acerque lentamente a las cajas y las abrí. Sabía de sobra que Helena solo tenia un poco de ropa en su departamento y unas cuantas cosas personales, una foto de ellas tres, una de su madre y una pintura de Monet, Champ de coquelicots” que su madre adoraba. Todo lo demás estaba en la torre, en su habitación, Helena podría no haber vivido oficialmente en la torre desde hacia dos años, pero eso no significaba que no viviera extraoficialmente ahí. Helena siempre estaba en la torre cuando no estaba en el bar o haciendo rondas.

 

Una vez más oí a una voz jadear de de sorpresa, me di cuenta que era yo, pero el dolor era demasiado, sentía un ruido sordo en mi cabeza, como un pitido,  en la primera caja, estaba su traje favorito de Huntress, su adoraba gabardina, el collar transmisor y el pendiente, debajo de ellos, la foto de nosotras y el cuadro de su madre, se había llevado consigo la foto de Selina, podía dejar atrás toda una vida, pero nunca a su madre. Oh, Dios.

 

En ese mismo momento supe que el dolor que sentí ante al saberme paralítica de por vida, no se comparaba en nada con lo que estaba sintiendo en ese momento, era como si mi corazón hubiera sido arrancado de mi pecho, me sentía jadeante, sin aliento, cada aspiración de aire era un martirio agónico. No recuerdo que le dije a Dinah, se que debí decir algo, pero mi mente estaba desconectada, algo dentro de mi se estaba rompiendo y no sabía que era, pero sentía que me moría, no quería creerlo, no podía creerlo.

 

Helena esta bien me decía mi mente, voy a ir a su apartamento y ella estará ahí, quizá esta en algún techo furiosa y maldiciéndome, ella regresara lo se, me repetía una y otra vez, pero tenía frente a mí la prueba de que Helena me había abandonado, se había ido, Helena se había ido.

 

 Toque a la puerta y Helena me dijo que pasará, hacía solo dos semanas que había regresado del hospital, y no había escuchado de ella en varias horas luego de que volviera de la escuela, preocupada fui a verla, la encontré acostada en su cama mirando un cuadro de Monet, Champ de coquelicots”, Helena lo miraba intensamente, sin desviar la mirada, nunca lo había visto antes, al menos nunca en la casa que Selina tenía, supe que era original y me preguntaba su origen, pero no me atreví a externar mis pensamientos. Me quede ahí mirando la obra en silencio, hasta que Helena dijo con voz quebrada.

 

—Es legal, mi madre lo compró poco después de que yo naciera, era su favorito sabes?, lo adoraba, colgaba en su habitación y siempre me dijo que ese cuadro representaba la paz que yo había traído a su vida, la felicidad que yo representaba para ella.

 

—Es muy hermoso Helena—fue lo único que se me ocurrió decir.

 

—Si algún día me pasará algo Bárbara, quiero que te lo quedes, quiero que recuerdes que hay algo más allá a pesar de todo este dolor que sentimos ahora.

 

—No digas eso Helena, por favor—le suplique, la sola idea de perder a Helena me laceraba, no podía imaginar que sería de mi si algún día la perdiera.

 

Helena se incorporó y me miró a los ojos, me dedicó una sonrisa que era típica de ella, una mezcla de tristeza, desdén y esperanza al mismo tiempo.

 

—Red, tu y yo sabemos que nada es seguro en esta vida, solo quiero que lo sepas. Este cuadro es mi más preciado recuerdo de mi madre, y quisiera que lo tuvieras tú.

 

Sentía que las lágrimas se asomaban a mis ojos, asentí sin decir palabra, sentía un nudo en la garganta que no me atreví a decir nada.

 

Helena me miró con inmensa tristeza, y me sonrió antes de recostarse de nuevo y siguió contemplando la obra. Sin decir más me retiré de su habitación, no tenía razón de estar ahí, era un momento privado de Helena. 

 

Helena me dejó su cuadro, dentro de mi sabía que ella estaba viva, Helena no era una cobarde, nunca se quitaría la vida, sino lo hizo cuando su madre murió, no lo haría ahora, pero dentro de mi sabía el simbolismo de ese cuadro. Helena se había ido de mi vida, y me dejaba ese cuadro diciéndome exactamente eso. Me pedía que fuera feliz, me pedía que la recordara con una sonrisa y me pedía que encontrará la felicidad que ella nunca pudo hallar.

 

Tenía que hacer lo que sabía, ser Oracle más que nunca, vi de reojo a Dinah llevarse las cajas con las cosas de Helena, me fui directo a Delphi y empecé mi búsqueda, tenía que encontrarla antes de que fuera demasiado tarde, antes de que cualquier posible pista se desvaneciera.

 

Lo primero que hice fue buscar las imágenes de la cámara que yo misma mande a instalar en la premisas de Dark Horse, si Helena había salido por la puerta algo debía haber ahí, un taxi que la estuviera esperando, algo por mínimo que fuera. Lo que encontré me dejó aún más desolada.

 

Helena salió del Dark Horse, llevaba una mochila a la espalda, vestía jeans y una blusa abierta con una camiseta debajo, no parecía en nada a la Helena que conocía, siempre elegante y sexy, esa que veía en las imágenes era una joven como cualquier otra que te pudieras encontrar en la calle, un claro indicio de sus intenciones, nada de lo que Helena llevaba puesto concordaba con ella.

 

La ví dar unos pasos hacia la calle, antes de alzar la vista y mirar directamente a la cámara que ella sabía estaba ahí. Se detuvo por un momento y miró fijamente a la cámara por unos segundos, sus labios se movieron, cerró los ojos y sin mirar atrás echo a caminar calle abajo, perdiéndose de la vista de la cámara. Mis ojos estaban nublados por las lágrimas, volví a regresar la imagen y me concentré en leer los labios de Helena.

 

“Goodbye Red”

 

Oh, —deje escapar un jadeo de animal herido.

 

El dolor era agonizante, Helena se estaba despidiendo de mí, Helena había mirado a la cámara directamente sabiendo perfectamente que yo buscaría esas imágenes, sabiendo que entendería sus palabras. Helena me decía adiós. Y las lágrimas que intentaba contener a toda costa, tratando de impedir que se derramarán en un vano intento de controlar el pánico y la  angustia, creyendo inútilmente que si era fuerte podía negarme a mi misma la verdad, pensando que si me negaba a ceder a la desesperanza y dolor podría hacer que las cosas fueran una mentira, que Helena no se hubiera ido, que fuera todo una broma estúpida y Helena estuviera  a punto de entrar por el balcón pidiéndome disculpas y diciéndome que solo quería demostrarme su valía.

 

Pero era inútil, las lágrimas anegaban mis ojos y resbalaban inmisericordes por mis mejillas, sentía una opresión agobiante en mi pecho, en mi esfuerzo por contener el llanto, por no soltarme a gritar y jadear como animal herido, llamando a gritos a Helena, deseando que ella me escuchara y regresará a mí.

 

La imagen estaba congelada frente a mí, la última imagen de Helena antes de desaparecer de mi vida, diciéndome adiós. No sabía que se podía sentir este dolor tan fino, tan profundo, tan sobrecogedor, realmente creía lo que sabía lo que era el dolor, la perdida cuando me quede paralítica, realmente pense que lo sabía, era un mentira, nada se comparaba...

 

******

Me limpie las lágrimas con rabia, no podía ser débil en ese momento, Bárbara Gordon no podía darse el lujo de ser débil, tenía que ser fuerte, necesitaba más que nunca mi concentración y entereza si quería encontrar a Helena. El si hubiera no existía, encontraría a Helena, tenía que hacerlo, la sola idea de vivir sin ella era aterrorizante, no sabría como hacerlo, no podría.

 

Pase horas frente a Delphi, buscando la más pequeña pista que me condujera a Helena, revise una y otra vez imágenes de aeropuertos, autobuses, trenes, rentas de autos, cualquier cosa que me pudiera indicar el camino que había tomado Helena.

 

Cree programas de búsqueda con los datos y características físicas de ella, tratando de utilizar la tecnología a mi favor, los primeros resultados fueron aterradores.

 

Helena había retirado $30 mil Dlls. del fideicomiso que Bruce dejara a su nombre, en si la cantidad no era mucha considerando los fondos ilimitados de esa cuenta, era la razón de que lo hubiera hecho lo que era escalofriante. Helena odiaba a su padre, no solo eso, lo despreciaba de tal manera que siempre había jurado que no quería nada de él ni de su dinero, ella no necesitaba trabajar jamás en su vida, no solo Selina le había dejado un buen fideicomiso, sino el propio Bruce, sin embargo esta jamás había tomado más que el dinero de su madre y sólo para comprar su ropa y alguna que otra cosa pues sus gustos eran exigentes y caros que con su trabajo como bartender no podría costear, todos sus demás gastos los cubría con lo que ganaba en propinas y el sueldo en el Dark Horse, que alcanzaba para cubrir la renta, servicios y cualquier otro gasto que tuviera de comida, que siendo realistas, casi siempre lo hacía en la torre a menos que saliera y sus salidas a bares y clubes.

 

Tenía que ser objetiva, mi mente racional me exigía que estudiara la evidencia, que desmenuzara lo que tenía frente a mí.

 

Dejo su ropa, su adorado guardarropa de piel y sus botas de vigilante.

Me entregó su comm

Dejó las fotos y su cuadro

Desocupó el apartamento y su trabajo en el Dark Horse

Vestía ropa común y corriente

Retiró dinero del fideicomiso de Bruce.

 

Me quité los lentes y me sobé el arco de la nariz, tenía un dolor de cabeza impresionante, las sienes me punzaban y sentía que mis ojos se iban a caer, cada dato, cada evidencia hacía que mi corazón se encogiera cada vez más. Cada acción tomada por Helena era un adiós cada vez más definitivo, era un deshacerse de todo lo que la hacía ella misma, Helena, Huntress, pero era ella la que me miró a los ojos desde una cámara y me dijo ¿adiós?

 

Nuestras últimas palabras hacían eco en mi cabeza, le había dicho que no podía ser Huntress si no era capaz de ser responsable, había menospreciado y puesto en duda su habilidad y destreza para ser vigilante de New Gotham, y las acciones de Helena con su partida eran obviamente eso, no me crees capaz de serlo, no confías en mi. No tengo razón de ser, no tengo razón de estar aquí.

 

Oh, Dios, que he hecho me grito mi mente, había puesto en duda todo lo que era Helena, la esencia misma de su ser, si algo sabía era que Helena confiaba en mi ciegamente, confiaba en que yo confiaba en ella. Al poner en duda su compromiso como vigilante, dudaba de ella misma y al hacerlo Helena debió sentir que no tenía valor.

 

Y aunque mi mente se empeñaba en racionalizar y desmenuzar cada detalle aún así no podía entender porque Helena se había ido, lo que sabía de ella, no concordaba con sus acciones, Helena tenia un temperamento volátil, era fiera y apasionada, una pelea como la que tuvimos no era algo nuevo, peleábamos todo el tiempo, como perros y gatos, nuestras peleas eran legendarias, no era extraño que esta se fuera bufando de la torre furiosa y verla volver un par de días después como si nada y vuelta a empezar.

 

Helena se había ido y ¡no entendía porque!

 

Pase horas frente a Delphi, buscándola, desesperada, cada hora que pasaba mi corazón se hundía, sentía que la perdía y eso me aterrorizaba, no sabía vivir sin su presencia, tenía que encontrarla me repetía una y otra vez.

 

Esa noche la pase buscándola, en algún momento debió amanecer, escuche a Alfred en la cocina, pero no me di cuenta que estaba ahí, mi mente estaba en una cosa únicamente, Helena.

 

Alfred me habló y me dijo que Wade me hablaba, se que le conteste, se que debí haberle dicho algo, pero no lo recuerdo, mi memoria eidética no estaba registrando nada fuera de mi necesidad de encontrar a Helena. Dinah en algún momento se acercó y me pregunto si había encontrado algo, le dije que no, me dijo algo más pero no recuerdo que, solo se que no la volví a ver por el resto del día, debió ir con Gaby.

 

Alfred me puso algo de comer, pero apenas si lo toque, no tenía apetito, me sentía totalmente fuera de mí, como si no fuera yo, solo una caracola vacía, se que las cosas pasaban a mi alrededor, voces, se que contestaba, pero por Dios que no recuerdo que dije.

Mis necesidades fisiológicas me hicieron retirarme de Delphi, pero solo fueron por unos minutos, me negué a ver a Wade, nada me importaba, sólo Helena.

 

Ese fin de semana fue totalmente un caos para mi, esta todo borroso, no recuerdo que paso, no recuerdo que dije, no recuerdo que hice, lo único real era que Helena se había ido, no encontraba rastro de ella y sentía que me estaba volviendo loca de angustia y desazón.

 

Me obligue a ir a la escuela, a seguir con mi rutina diaria, pero mi mente no estaba en ello, una parte de mi, esa parte entrenada para ser Bárbara Gordon bajo cualquier circunstancia fue la que actuó su papel esa semana, fría, independiente, profesional, la maestra de Literatura inglesa, la novia de Wade, la compañera de trabajo, si, fui todo lo que se esperaba de mí, pero sabía que no era yo. Nunca, ni siquiera cuando me tuve que enfrentar al hecho de que estaba paralítica me había sentido tan desconectada del mundo.

 Y me estaba asustando, era como si de repente hubiera dejado de existir, se que el resto del mundo seguía girando, pero yo solo podía visualizar a Helena diciéndome adiós. Creía escuchar su voz y la buscaba desesperada con la mirada, creía verla a lo lejos, pero solo era alguien más. ¡Me estaba volviendo loca!

 

No podía dejar de pensar en Helena, imágenes y memorias de nuestro tiempo juntas invadían mi mente a cada instante, sentía que me ahogaba en los recuerdos, cada sonrisa, cada gesto, cada lágrima, cada grito, cada enojo, todo me recordaba que Helena no estaba y mi corazón se endurecía cada vez más al exterior, nada me importaba.

 

Wade había sido su usual persona, encantador, dulce, atento, pero a mi simplemente me parecía algo molesto, no lo amaba, en realidad nunca lo hice, solo era algo dulce y conveniente, algo fuera de mi rutina, algo normal. Se que no debí aceptar su propuesta de matrimonio, sin embargo el último año había sido tan escabroso como Oracle que estaba deseando algo normal en mi vida fuera de la vida de vigilante que creí que podría serlo con el, sin embargo conforme pasaba el tiempo no estaba tan segura de eso y ahora simplemente no tenía ganas y ni deseos de continuar, sin Helena todo sería más difícil y complicado Dinah todavía era muy joven para hacerlo sola y aún no hablaba con Dick.

 

Sin Helena nada tenía sentido, era como si de repente estuviera en medio de la nada, me sentía vacía, sin fuerza para luchar, sin motivos para seguir adelante, sentía que estaba muriendo lentamente y no alcanzaba a comprender por que.

 

Durante la semana en mis largas noches de vigilia buscando alguna pista del paradero de Helena tomé la decisión de cancelar la boda y romper mi compromiso con Wade, no me sentía con ánimos ni con la disposición para seguir con la charada, no amaba a Wade, al menos no como el merecía ser amado, era un buen hombre y merecía algo mejor que lo que yo podía o mejor dicho estaba dispuesta a darle; en cierta forma era egoísta, había aceptado su cortejo buscando algo de normalidad y ahora lo lastimaría sin merecerlo. Me sentía tan mal por hacerlo, pero era mejor ahora y no cuando fuera demasiado tarde, el no podía formar parte de mi vida, demasiado complicada y mi segunda vida era algo que no creía que el aceptara, no era algo fácil de entender y Wade era un hombre demasiado ordinario y simple en su visión de la vida como para comprenderlo.

 

Después de la escuela, pasadas las 5, Wade me llevó a cenar como era costumbre cada viernes al restaurante de siempre, si algo tenía era predecible y con ciertas tendencias rutinarias, algo que en su momento me parecía agradable, dado lo impredecible que era mi vida, esa rutina que encontré en Wade era confortable, pero eso había dejado de serlo.

 

Una vez sentados frente a la mesa de siempre, por supuesto, Wade ordenó el vino de la casa y el mesero tomó nuestra orden. En cuanto estuvimos solos Wade empezó a contarme de los planes para la boda que su madre le había comentado en la semana, yo había estado distraída y sin tiempo para atender nada, sin embargo, antes de que el siguiera, lo detuve, lo miré a los ojos con tristeza, el debió notar algo porque su lenguaje corporal se tenso.

 

—Tenemos que hablar Wade—, dije con voz seria, no quería lastimarlo y sabía que lo que iba a decirle a continuación lo haría sin remedio.

 

— ¿Pasa algo querida? —Pregunto preocupado—te veo algo pálida y agotada, ¿te sientes bien? —me tomo la mano y la apretó suavemente haciéndome sentir más culpable de lo que ya me sentía.

 

—Wade, quiero que sepas que nunca fue mi intención lastimarte, yo —no sabía como decirlo, de repente las palabras se me atascaron en la garganta, Dios, Gordon, dilo ya—, desde que te conozco siempre te he considerado un gran amigo y bueno...

 

—Que pasa Babs? —me miró desconcertado—no entiendo a donde quieres llegar —me interrumpió.

 

—Wade, se que tenemos 6 meses saliendo, 3 comprometidos, se que estamos a solo un par de meses de la boda pero no puedo hacerlo.

 

—No puedes hacer ¿que? —me miró con cierto pánico.

 

—Casarme, Wade, no puedo casarme contigo.

 

—Pero... pero... ¿por que? Hace solo una semana estábamos hablando con mis padres sobre los preparativos, ¿que pasa? —totalmente desconcertado, me miraba con esa carita de perrito apaleado que en su momento me pareció tierna, en esto momentos me parecía por demás fastidiosa.

 

—Wade, he pensado mucho, creía que lo que sentía por ti era suficiente para seguir adelante con esto, pero sólo te quiero como a un amigo, y tú mereces mucho más que eso.

 

—Pero Bárbara, solo necesitas tiempo, nos llevamos bien, tenemos los mismos gustos, aficiones, somos personas tranquilas y trabajadoras, ¿que más necesitamos? Se que soy un tipo predecible y tranquilo, ¿pero acaso quieres más?

 

—Wade, no eres tú, soy yo. —Por Dios, no podía ser esto más cliché, “no eres tu, soy yo Maldición, parezco personaje de telenovela barata— No siento que esto este funcionado, se que nos llevamos bien, que somos amigos, pero precisamente ahí esta el problema, un matrimonio debe ser más que eso ¿entiendes?

 

—Pero yo te amo lo suficiente por los dos Bárbara, te quiero conmigo y a mi no me importa que estés en una silla de ruedas por el resto de tu vida, ya hablamos con un médico y puedes concebir, nuestra vida sexual es satisfactoria.

 

Para ti pensé dentro de mi, Dios, que estaba pensando cuando acepte casarme con el, me decía dentro de mí, si, era cierto, se que en el exterior soy una persona fría y cerebral, pero eso es lo único que podía ser tras la fachada de mi silla de ruedas, nadie parecía recordar quien era yo antes del accidente, el no sabía quien era yo antes de eso, no sabía que fui Batgirl, no sabe como siento, no sabe como me siento. Si nuestro amor fuera real, si su amor por mi fuera realmente real debería conocerme me digo, acaso no se ha dado cuenta de que estoy agotada, que tengo ojeras, ¿que no duermo? Que estoy más delgada, ¿que mis ojos están muertos? No sabe que estoy muriendo por dentro desde que Helena se fue, Dios, ni siquiera sabe que ella se ha ido. No se lo he dicho pero el debería saber que algo esta mal. Pero no lo sabe, ni tampoco se ha preocupado por saberlo.

 

—Lo siento Wade, es lo mejor para los dos, lo he pensado mucho estos últimos días, lo que tenemos es una bonita amistad, pero eso no es suficiente cimiento para un buen matrimonio.

 

—Pero ya están avanzados los preparativos, las invitaciones están por enviarse, Bárbara, que le voy a decir a mis padres.

 

—No te preocupes por eso Wade—le digo incrédula al escuchar que lo único que en realidad le preocupa sea la opinión de sus padres y las apariencias, Dios, en serio que fui una estúpida al creer que el podía tener cabida en mi vida—. Tu madre seguramente estará extasiada de que no te cases conmigo, siempre me ha considerado inadecuada para ti.

 

Noto como te tensas ante mis palabras, eres un niño de mami, para ser tan brillante Gordon, realmente a veces eres una completa idiota me digo, ¿como pude pensar por un segundo que podía casarme con el? ¿Cómo?

 

Durante más de media hora insistes en convencerme de que no rompa contigo, que podemos solucionar las cosas, y mientras lo haces no dejas de comer y exponerme cosas y no deja de sonarme cada vez más y más como si tu me estuvieras haciendo el favor de casarte conmigo. Empiezas a tratarme como si el ser paralítica de la cintura para abajo signifique que mi cerebro dejo de funcionar también. Se que fui una idiota al querer casarme contigo, pero claro eso no te lo puedo decir, bastante daño ya te he hecho.

 

Por fin, harta de escucharte, ¿acaso no te das cuenta que no me interesa?, ¿Acaso no sabes que hace tiempo que deje de escucharte? Me quede aquí viéndote comer por educación, pero no me interesan tus palabras. Me quitó el anillo y lo dejo en la mesa, te repito que no y que hemos terminado y que si tus padres quieren cobrarme algo por los preparativos de la boda que me manden la cuenta, se que tu madre estaría encantada de hacerme pagar por perder su precioso tiempo, después de todo siempre estuvo en contra de que te casarás conmigo, tenía razón. Fue entonces cuando recordé, que había alguien más que no quería que me casara contigo, Helena. 

 

Oh, Dios Helena, mis ojos se llenan de lágrimas que contengo con voluntad de hierro, te pido perdón y te dejó sentado en la mesa, me ves irme sin pararte de la mesa, como si al hacerlo los demás patrones se dieran cuenta que estoy rompiendo contigo, se que mantuvimos nuestras voces a nivel bajo para que nadie escuchará, pero aún así seguramente sientes pánico de que alguien se diera cuenta, lo siento Wade, discúlpame por no darme cuenta antes de que estaba cometiendo el error más grande de mi vida al aceptar casarme contigo.

 

 Afortunadamente venimos en autos separados dado que mi Humvee esta diseñada para mí, y te había dicho ya que no pasaríamos la noche juntos por cosas del trabajo. El negocio que tengo con Helena de repostería on line, si supieras la verdad.

 

En cuanto llegó a la torre y veo a Dinah viendo la televisión le informo que he roto mi compromiso con Wade, no puede creerlo, me mira como si me hubiera vuelto loca, me dice que yo lo amo, que como puedo hacer eso, y otras cosas, simplemente le cortó en seco, así son las cosas y punto. Le digo que no me puedo dar el lujo de más distracciones, y me mira incrédula, como si estuviera degradando a Helena a algo molesto, si supiera que Helena era mi brújula, y que sin ella estoy perdida. He descuidado la vigilancia de New Gotham concentrando mis energías en encontrarla, pero ya no puedo hacerlo más, soy Oracle y tengo que actuar como tal.

 

La noche anterior había hablado con Dick, para pedirle que me apoyara con su entrenamiento, estará en New Gotham el lunes le anuncio y me voy hacia Delphi, quitándole la cubierta, sabía que Dinah se la puso porque creía que Wade regresaría conmigo a la torre, ya no será así y ya no hay necesidad de ocultar quienes somos.

 

Dick arribó el lunes como había prometido, lo primero que hizo fue interrogarme sobre el paradero de Helena, el jueves cuando hablé con el no le di detalle alguno, solo le pedí que si podía venir a New Gotham unos meses a seguir entrenando a Dinah, cuando me preguntó por Helena sentí un gran nudo en la garganta, las palabras se me atascaron y mis ojos se anegaron de lágrimas que me negaba a dejar salir, no quería llorar, llorar era como aceptar que la había perdido y me negaba a dejarme vencer por la zozobra de no saber donde estaba. Sin embargo, el lunes Dick no me dio cuartel, quería saber que había pasado.

 

Aunque Dick y Helena tenían una relación apenas civilizada, se toleraban por mí, Helena siempre se había mostrado recelosa de mi relación con Dick, incluso desde que era una niña y lo había visto un par de veces irme a recoger a las clases de gimnasia, noté el desagrado que sentía hacia el. Con el paso de los años y su presencia en mi vida luego del ataque que me dejará paralítica, Helena se mostró aún más pendenciera con el, siempre tratando de provocarlo y sacarlo de sus casillas, no entendía porque lo resentía tanto,  a veces me preguntaba si acaso resentía el hecho de que Dick era el hijo adoptivo de Bruce y que este le había dado la atención que a ella no le concedió, pero eso no era culpa de Dick y lo irónico es que la vida de ambos era paralela en realidad, ambos había perdido a sus padres por culpa de enemigos de Batman, si bien los Grayson no tenían ninguna conexión con el en su momento, habían sido estos quienes los masacraron y fue debido a ese incidente que Bruce tomo bajo su tutela al joven Dick.

 

Así que no fue sorpresa para mí que Dick quisiera saber que había pasado entre nosotras para que Helena se fuera, me llamó la atención que asociara inmediatamente la desaparición de ella conmigo, como si no pudiera haber ninguna otra causa más que una pelea entre las dos.

 

— ¿Por qué asumes inmediatamente que yo soy la razón de que se haya ido? —pregunte con enojo apenas controlado, mirándolo a los ojos furiosa.

 

Dick tuvo la decencia de sonrojarse cuando le increpe su suposición, pero no por ello desistió de su idea.

 

—Discúlpame Bárbara, pero Helena siempre ha sido muy sobre protectora de ti, era tu sombra desde que era una niña, el que peleen no es novedad, Helena es una mujer muy independiente y llena de rabia, pero contigo es diferente, tu eres su punto vulnerable, si alguien quiere sacarla de sus casillas solo tiene que apuntarte a ti. Así que te pregunto una vez más, que pasó entre ustedes que la hizo abandonart... abandonar New Gotham.

 

Me di cuenta cuando corrigió, iba a decir abandonarte, pero lo corrigió, ¿que pasaba? Dinah había asumido lo mismo, Alfred también me había dejado entre ver lo pasmado que estaba ante la partida de Helena “ ¿Se fue?, ¡Pero si protegerte ha sido siempre su prioridad!” que pensaban que había entre Helena y yo ¿que les hacía asumir que la posibilidad de que esta dejara la ciudad fuera tan remota que no pudieran creerlo cuando sucedió? Dick debió notar mi desconcierto porque sonrió irónico e incrédulo al mismo tiempo.

 

—Dime, por que pelearon esta vez.

 

—Por su falta de concentración, en las últimas semanas sufrió tres heridas diferentes que pudieron haber sido evitadas si no hubiera perdido la concentración, no se que le pasaba pero últimamente su mente no estaba en lo que debía hacer. Bastante peligroso es nuestro trabajo como para además agregarle desconcentración, es una apuesta segura para hacer que te maten Dick —explique con mi mejor voz de maestra.

 

—Ya veo, pero no es la primera vez que Helena se muestra distraída ¿cierto? Recuerdo que cuando era más joven tendía a ser muy juguetona, demasiado segura de si misma y de sus habilidades como para prestar atención a esas nimiedades como ella les decía. Si no mal recuerdo parecía que buscaba a propósito peleas o confrontaciones por el simple hecho de sacar su furia, algo que te volvía loca, pero con el paso del tiempo maduro y dejo de ser tan daredevil.

 

—No solo era su falta de concentración, su distracciones, en esos últimas semanas coincidiendo con sus heridas, la note ausente, demasiado ensimismada en si misma, dejó de venir a la torre, y si lo hacía se encerraba en su habitación, o en la televisión sin decir una palabra, después dejo de venir para el briefing, me lo daba por el comm, o cortaba la comunicación simplemente. Pero el punto principal es que estaba siendo herida por su falta de concentración y su actitud de esas últimas semanas era un indicio de que algo estaba molestándola, como si ya no quisiera hacer lo que hacía, No se. —me mece los cabellos y me quite los lentes para frotarme en medio de los ojos, me estaba doliendo la cabeza, en realidad desde que ella se fuera mi dolor de cabeza era casi permanente.

 

—No me has contestado Babs, que le dijiste.

 

Bufé furiosa y lo mire—Le dije que si no estaba a la altura del trabajo de vigilante y las responsabilidades que estas conllevaba prefería que no lo hiciera.

 

—En pocas palabras, la degradaste y pusiste en tela de juicio su capacidad como vigilante—. Dijo Dick con un tono que dejaba en claro su incredulidad, se que me conocía lo suficiente como para saber la intención tras mis palabras, pero también conocía un poco a Helena como para saber lo que mi desconfianza en Helena le haría a su autoestima. Ella era una persona muy segura de si misma, arrogante y confiada de sus habilidades de meta a menos que yo lo pusiera en duda, entonces Helena se convertía en una niña ansiosa deseosa de aprobación.

 

—Mi intención era hacerla notar que estaba cometiendo un error que podía costarle la vida, nunca imagine que se iría de la ciudad.

 

— ¿Estas segura de que se fue? —me preguntó pensativo.

 

—Por supuesto que estoy segura, no hay nada que no pase en New Gotham que no lo sepa, además vacío no solo su departamento arriba del Dark Horse, sino que tomo dinero del fideicomiso de Bruce—dije como si la sola mención de su padre fuera razón suficiente como para explicar la magnitud de lo acontecido.

 

—Sip, definitivamente se fue. Helena jamás osaría tocar el dinero de Bruce si no fuera a usarlo por una única y última vez.

 

—Lo se—respondí en un murmullo apenas audible, baje la vista mirando mis manos. De repente me sentí sin fuerzas, vacía.

 

—Helena regresará—dijo Dick con voz confiada—una vez que se calme lo hará. Seguramente se fue para demostrarte que la necesitas.

 

Cuando Dick dijo eso, recordé las últimas palabras de Helena antes de salir disparada de mi habitación. “Me voy de aquí, no me necesitas y ¡yo no  necesito de ti Bárbara!, no estoy tan segura de eso Dick, pensé para mis adentros, las acciones de Helena hasta el momento solo habían demostrado una cosa, estaba decidida a desaparecer, no se llevó consigo nada que la pudiera relacionar con Huntress, no tomó ninguno de las vías áreas o terrestres disponibles en la ciudad, todo parecía indicar que fuera la forma en que ella optó por irse, era una en que Helena se aseguró de no dejar rastro alguno. Si hubiera querido hacer que Bárbara la buscara para pedirle que regresará hubiera dejado todo tipo de pistas que condujeran a su paradero, por el contrario, Helena había tomado todo tipo de precauciones para que eso no sucediera.

 

—Sólo han pasado dos semanas, quizá en realidad estaba demasiado estresada, suele suceder Bárbara, tiene 25, es completamente comprensible que este pasando por una crisis de identidad y necesite replantearse algunas cosas. Volverá, ya verás. —dijo Dick optimista. Había algo en la expresión de sus ojos que me hacía sentir incómoda, como si el supiera algo que yo no y por Dios que me estaba fastidiando sobremanera, Dinah también a veces la sorprendía con esa mirada, Alfred, esa mirada que te indica que saben algo, algo que yo misma debería saber pero que era demasiado ciega como para notarlo.

 

—Espero que sea el caso Dick, Dinah la extraña, se fue sin despedirse de ella siquiera.

 

—Se que regresará—insistió Dick y yo quería creerle, necesitaba creerle por mi propia cordura.

 

Dick se encargó del entrenamiento físico y de campo de Dinah con el cuidado y concentración requeridos para moldear a la joven, sin embargo varias veces me di cuenta que Dinah no podía evitar hacer comparaciones entre su forma de proceder y la de Helena, Dick era más precavido, más estudioso de la escena antes de actuar, cuando Helena era más agresiva, impaciente, fiera. La diferencia entre ambos era muy simple, Helena era metahumana, mientras que Dick no, las habilidades y fuerza de Dick era producto de arduo entrenamiento y estudio de la mente criminal, su propio trabajo como detective en Bludhaven lo demostraba, era un buen mentor, no podía negarse, podía ver la aprobación de Dinah, sin embargo el no era Helena, no, no lo era ni nunca lo sería.

 

Una tarde, en que mis nervios estaban crispados y me sentía a punto de explotar le pedí a Dick que me acompañara al gimnasio a entrenar, si bien mi movilidad física estaba restringida por la silla, había tenido que aprender a defenderme estando en ella, mi tronco era muy fuerte, no solo lo ocupaba para mover todo mi cuerpo, sino también mi silla y me ocupaba de mantenerme en forma, la maquina de ejercicios de piernas estaba diseñada para que pudiera hacer que mis piernas subieran y bajaran electrónicamente pero de igual manera empleaban peso para subir y bajar, dependiendo de la resistencia que le aplicara, no solo hacía mi terapia física para mantener el tono muscular, sino que entrenaba diariamente una hora con diferentes pesos para hacer que mis piernas se mantuvieran a  tono con el resto de mi cuerpo, estaba decidida a caminar de alguna manera en un futuro y para lograr eso necesitaba que mis piernas estuvieran en condiciones de sostener mi cuerpo sin problemas, luego de tantos años postrada en la silla.

 

—No quiero que te restrinjas Dick, estas aquí para ayudarme a entrenar, no para mimarme entendido— le dije con mirada glacial.

 

—Lo que tu digas Babs—, me respondió con mirada divertida mientras balanceaba el escrima stick entre las manos.

 

Se que estaba ardiendo de rabia, de dolor, de ira, de tristeza, todo mi ser clamaba por algo que ya no tenía, algo que no sabía que necesitaba hasta que lo perdió, noches en vela pensando en Helena, la memoria eidética puede ser una maldición, recordaba cada sonrisa, cada mirada, cada inflexión de voz de Helena, su risa, incluso su llanto, todo me recordaba que ya no estaba aquí y me estaba destrozando su ausencia, odiaba sentirme fuera de control, odiaba esta sensación de limbo en la que me había sumido desde la desaparición de Helena, nada parecía importante ya, me sentía una autómata haciendo mi rutina diaria de vida, pero dentro de mi sabía que solo estaba sobreviviendo la pena de su partida y no viviendo, mi corazón estaba sumido en la agonía de su silencio. Había albergado la esperanza de que quizá luego de un tiempo ella escribiría o nos llamaría o algo para hacernos saber que estaba bien, pero había pasado casi dos meses y medio y seguíamos sin saber nada de ella.

 

Era ese dolor lo que impulsaba mi ataque, furioso, lleno de rabia y dolor, ataque a Dick con toda la destreza que tenía de años de manejar los scrimasticks, con golpes viciosos y fuertes, su silla de ruedas estaba equipada con un mecanismo que le permitía moverse en círculos con el comando de sus propios movimientos del tronco, que de esa manera le permitan usar ambas manos para defenderse y atacar. Era un nuevo mecanismo que yo misma había desarrollado para hacerme más eficiente en caso de necesitar atacar o protegerme y ahora era muy buen momento para sacarle ventaja.

 

Luego de quince minutos, note que Dick me miraba de manera interrogante, como si se estuviera haciendo preguntas que no estaba seguro de querer saber la respuesta.

 

— ¿Sabes Babs? No entiendo porque la partida de Helena te mortifica tanto, digo, ok, es tu mejor amiga, la conoces desde que era una niña, pero ¿no te parece que era hora de que creciera? ¿Quizá por eso se fue no? Si se quedaba siempre estaría bajo tu sombra.

 

—Tu no sabes nada—espete con furia mientras le asestaba un golpe a las piernas que el alcanzo a esquivar con un salto a la par que me daba un golpe desde el aire que apenas si logré interceptar.

 

—Oh, vamos Bárbara, actúes como si se hubiera ido el amor de tu vida, y no solo una niña malcriada que sólo te hacía perder los estribos con su arrogancia e irresponsabilidad. —Dick sabía que estaba jugando un juego peligroso, pero sentía que la única manera de hacer reaccionar a la pelirroja de la depresión en la que estaba sumida era hacerla enfrentar sus propios demonios, el podía ser un hombre, pero no era estúpido, no le había llevado mucho tiempo darse cuenta de las cosas.

 

Siempre se pregunto que habría entre esas dos, la comunión que existía entre ambas era demasiado profunda como para ser solo amor fraternal como el que él y Bárbara compartían, si bien habían tenido su affaire cuando jóvenes eso no fue lo suficiente como para decir que eran el uno para el otro. Demasiado iguales y demasiado independientes entonces como para sentar cabeza. La verdad era que su relación había sido más consecuencia de hormonas desbocadas y adrenalina que el hacer patrullajes conllevaba.

 

—No sabes de lo que estas hablando Dick, —repitió Bárbara con los dientes apretados, sentía que todo su ser estaba a punto de estallar no sabía si en llanto o en carcajadas ante las absurdas palabras de Dick.

 

— ¿Que no? Por Dios Bárbara, te creía inteligente, pero es obvio que te has escondido tanto en ti misma, que no eres capaz de darte cuenta de las cosas. Has sido una simple sombra de ti misma desde que ella se fue. Que te importa si lo hace, algún día regresará si quiere. Tú tienes tu propia vida, tu vida no es ella.

 

— ¡Cállate! —gritó Bárbara y le asestó un golpe con tal fuerza que lo tomó por sorpresa y lo envío de bruces al suelo.

 

—Si no se lo que digo Bárbara—se medio río Dick desde el suelo—dime ¿por que te estas muriendo por su ausencia?

 

Y con estas palabras se levanto y dejó a Bárbara jadeante por el esfuerzo sin mirar atrás. Sabía que necesitaba estar sola, ahora solo era cuestión de esperar su reacción, el esperaba que fuera para bien y no para mal. Esperaba que en lugar de seguir hundiéndose en la depresión abismal en la que estaba sumida, decidiera salir de su concha y se viera a si misma como lo que era. Una mujer sufriendo por su amor perdido. Sólo necesito hacer cuentas para saber que la razón por la que Helena actuó tan extraño las últimas semanas fue por la inminente boda de Bárbara con Wade, y que si decidió irse fue porque sentía que era la única manera que tenía para sobrevivir. Si, quizá el era un hombre, pero conocía perfectamente los síntomas de un amor no correspondido.

 

Sólo esperaba que Bárbara abriera los ojos antes de que fuera demasiado tarde, si Helena algún día regresaba lo mejor para ambas es que la pelirroja supiera ya para entonces la verdad de sus sentimientos hacía Helena. Y quizá y solo quizá habría una oportunidad para ellas. Convencido de que no importaba cuanta distancia o tiempo las separara, Helena estaba enamorada de Bárbara y lo estaría toda la vida, pero esa verdad no era suya para decir. Era evidente para todos los que las conocían a un nivel más allá de lo casual la verdad menos para ellas. Si no fuera por que Helena era 8 años menor que Bárbara, y que esta había sido su guardián por dos años nada de esto estaría pasando. Estaba convencido que una de las razones por las que Bárbara había suprimido sus verdaderos sentimientos por Helena por tantos años era por considerarlo una falta de respeto y casi como si se sintiera una abusadora de menores. Lo cual era totalmente estúpido desde un punto de vista lógico. Era entendible cuando Helena tenía 16 o 18 años, pero desde que Helena cumpliera 20 para adelante ya no debería causarle a Bárbara tanto empacho.

 

No se que pasaba por mi mente cuando el se fue, solo sentía que algo dentro de mi se rompió en mil pedazos, esa muralla que erigi durante años para protegerme a mi misma, de mis sentimientos hacia Helena se vino abajo dejándome desolada y con una sensación de perdida insoportable. Sentía a mi cuerpo estremecerse en profundos y desgarradores sollozos, lágrimas por ella, por no tenerla a mi lado, por no poder mirarla a los ojos y pedirle perdón. Decirle que es ella y sólo a ella a quien amo, que no quiero perderla, que ella es mi razón de ser, de existir.

 

Ignoró cuanto tiempo estuve ahí, sólo recuerdo que cuando encontré la fuerza para moverme, me fui a mi habitación con una sensación de vació en mi interior, un vació que solo podría llenarse con su presencia, pero al mismo tiempo con una resolución de vivir por ella, guardaba la pequeña esperanza de que algún día regresara a mí, y entonces nada me detendría para decirle que la amaba, no importaría ya si ella reciprocaba mis sentimientos, sólo sabía que necesitaba decírselo aunque fuera demasiado tarde para mi.

 

Con esta nueva resolución, retome mi vida con cauteloso entusiasmo, después de todo ella no estaba aquí, y solo su presencia me haría feliz de nuevo. Una de las decisiones que tome fue la de dejar la escuela, no es que no me gustará enseñar, me encantaba, pero de momento mi mente no estaba en ello, tenía la intención de si no volver a caminar, cuando menos si de recuperar la sensibilidad de mis piernas y en una de mis conversaciones con Dick, el me puso al tanto de una investigación en nanotecnologia que Wayne Laboratorys estaba realizando en restauración de tejidos dañados. En cuanto terminará el año escolar me uniría a ese equipo para trabajar de lleno en la investigación.

 

No deje de buscar a Helena, tenía la esperanza de que esta siguiera siendo vigilante y que en algún lugar aparecieran noticias de alguien desconocido salvando vidas y luchando contra el crimen, sin embargo en los meses transcurridos hasta el momento no había nada de ello.

 

El crimen en New Gotham, no se detiene por la ausencia de uno de sus más aguerridos vigilantes, una mafia china amenazaba con apoderarse de la ciudad y pronto empezaron a aparecer asesinados de manera peculiar los jefes y lugartenientes de otras bandas en la ciudad. El que aparecieran muertos con el cuello cortado y una nota que decía lo siento en japonés era por demás extraño. Empecé con hacer referencias cruzadas de todo la información que podía sobre esta rara forma de asesinato, todo indicaba que se hacia con una espada o posiblemente Katana, lo que me llamaba la atención era la nota de Lo siento. No parecía algo normal si era un asesino a sueldo.

 

Luego de muchas horas de investigación y varios días de buscar pistas logre dar con el cuartel general de la mafia, enviando a Nigthwing y Black Canary a investigar lo que encontramos en la bodega que usaban de cuartel general fue mas allá de lo que hubiera esperado. El rescate de Aiko fue providencial, pero lo que fue más que eso, fue el hecho de saber su historia y que ella estuviera tan dispuesta a unirse a nosotros en la lucha contra el crimen.

 

Al principio tuve mis dudas, pero con el paso del tiempo Aiko, aka Lottus, fue un gran acierto, Aiko no solo tenía un entrenamiento de samurai, era ágil y muy inteligente, además de tener un gran sentido para trabajar encubierta. Era como un fantasma, no podía evitar compararla con Helena, quien también tenía esa habilidad de aparecer sin que supieras que estaba ahí.

 

Una vez terminado el año escolar me dedique de lleno a la investigación nano tecnológica, afortunadamente para mí, trabajaba hombro con hombro con la Dra. Ashley Brennan, con quien congenie casi desde el principio, y con quien pude confiar después de algunos meses en mis verdaderas intenciones, ella comprendió que si bien yo trabajaba en pos de encontrar soluciones para la regeneración de tejidos para el bien de la humanidad, también tenía mi propia agenda.

 

Le mostré mi trabajo con el conector de señal que me permitía caminar por corto tiempo pero con mucho dolor y juntas empezamos a trabajar en un diseño donde este solo sirviera para enviar impulsos eléctricos a los nanos y que estos a su vez hicieran el trabajo de servir de puente entre los nervios dañados y los sanos. A la par empezamos una investigación para ver si sería posible lograr que los nanos se convirtieran en ese puente permanente entre dichos nervios y por consiguiente lograra volver a caminar sin necesidad del conector. Es decir que los nanos se convirtieran en mis nervios dañados.

 

¿Era peligroso?, Si, yo sabía que lo era, no estábamos autorizados a probar dicha investigación en seres humanos, pero luego de varios experimentos en ratas y conejos, nos dimos cuenta que en realidad los nanos no eran dañinos para la salud ni para los tejidos, de hecho, sino lograban su propósito eran asimilados por el cuerpo sin efectos secundarios. De esa forma tome la decisión de empezar a inyectarme pequeñas cantidades de nanos en mi espina, para ver poco a poco como progresaban y si era posible lograr que ellos se convirtieran en ese puente.

 

Había que crear los nanos con un programa específico, para que al ser inyectados directamente en la espina, su programación los hiciera atacar de lleno el problema, eso fue lo que nos llevó más tiempo, la programación de los nanos, tenía que ser perfecto para lograr el objetivo.

 

Ashley y yo pasábamos horas detrás del generador de nanos estudiando la mejor forma de programarlos con las instrucciones de D.N.A. necesarias para trabajar como conectores de nervios dañados y al mismo tiempo regenerar el daño causado a los nervios, los nanos en si tenían que conectarse entre sí para crear una línea que conectara a los nervios sanos y pasara por alto los dañados y al mismo tiempo lograr trabajar en la regeneración de estos.

 

Eran horas de estudio incansable, de crear programas una y otra vez hasta lograr la codificación perfecta para que los nanos hicieran el trabajo para el cual estaban siendo diseñados. Cuando logramos crear la programación perfecta según los experimentos en el conejo, le dije a  Ashley que era hora de inyectarme una cantidad doble a la inyectada al conejo para ver los resultados, la intención era recobrar una sensación fantasma en mis extremidades inferiores, quizá no sensación per se, pero si algo cercano a ello.

 

La inyección en si era dolorosa y peligrosa, afortunadamente Ashley tenía experiencia en ese procedimiento, y además hacerlo en animales era aún más complicado por lo diminuto de sus espinas, así que hacerlo en la mía pues sería un poco menos complicado.

Esa noche de viernes esperamos a que todos se hubieran ido para proceder, lo primero que hice fue controlar las cámaras de seguridad instaladas en el laboratorio para que no se dieran cuenta del experimento llevado a cabo en mi, era de principal prioridad mantener esto en secreto, Ashley podía perder su trabajo y hasta su licencia si se llegará a saber lo que esta aceptando hacer en mi beneficio.

 

Discutimos mucho sobre los pros y contras de la investigación y el procedimiento que tendríamos que llevar a cabo en mi persona, pero luego de muchas horas de discusión e investigación, Ashley aceptó que los riegos no podían ser más allá de lo que ya sufría, después de todo si los nanos no lograban regenerar mis nervios o convertirse en los conectores, pues no pasaba nada, no eran peligrosos con la programación correcta, una en la que estábamos trabajando de manera incansable para perfeccionar, ni cancerígenos.

 

Así que una vez todo listo, Ashley me inyecto una cantidad específica de nanos en mi espina, justo en la zona donde habían sido dañados mis nervios con el impacto de bala que me paralizo de la cintura para abajo. Luego de un par de horas acostada boca abajo regrese a casa, ahora sólo era cuestión de esperar.

 

La primera semana, no sentí cambio alguno, sin embargo a la segunda semana empecé a notar la sensación fantasma en mis piernas, muy vaga, pero estaba presente. Luego de comentarlo con Ashley y hacer las anotaciones pertinentes, a la tercera semana me inyecte otra cantidad similar para reforzar el trabajo de los nanos pioneros. Después de todo estos tenían un tiempo de vida específico y una vez que este concluía, se disolvían siendo absorbidos por el cuerpo, de esta manera, había que seguir inyectado cada dos o tres semanas más nanos, para seguir con el experimento, los nanos debían trabajar en la regeneración lentamente siempre y cuando fueran reforzados con nanos nuevos.

 

Al mes de mi primera inyección sentí no sólo las sensaciones fantasma, sino que por primera vez en siete años sentí frió en mis piernas, empezaba mi piel a reconocer el cambio de temperatura. Extasiada y totalmente sobrecogida por esta emoción me encerré en mi baño y me puse a llorar de alegría y tristeza, deseaba tanto que Helena estuviera a mi lado para compartir este triunfo.

 

Durante los siguientes seis meses Ashley me inyecto un total de 8 dosis de nanos en mi espina, cada inyección de nanos, tenía un efecto más prolongado, la primera le llevo casi dos semanas reactivar algo de sensación, pero para la 8 era cuestión de un par de días para que los resultados fueran evidentes en mi sistema motor de las extremidades inferiores. Ya podía sentirlas, dolor, frió, calor, incluso la tensión cuando ejercitaba mis piernas. Pero el que pudiera sentir no significaba que pudiera aún caminar del todo, podía pararme y sentir, sin embargo necesitaría más tiempo para lograr coordinar mis piernas totalmente.

 

8 meses después de mi primera inyección logre caminar por primera vez, descubrimos en base a una corazonada mía que si usaba mi cinturón en un nivel bajo, solo para proporcionar estimulo a los nervios sin necesidad de tener que recrear todo el sistema motor de mis piernas, podía caminar sin dolor con el cinturón. Fue entonces cuando decidí confiarle a Dinah y Aiko mis resultados.

 

Cuando salí caminando del elevador frente a ellas estaban totalmente pasmadas, no podían creer que estaban viéndome caminar por mi propio pie y con un uso mínimo del cinturón conector. Dinah al principio se mostró un poco preocupada, pero una vez que les explique el procedimiento y la necesidad de mantener el secreto entendieron.

 

Dinah me miraba con orgullo y un dejo de nostalgia que entendía perfectamente pues hacía eco en mí, ella también estaba pensando en Helena y lo feliz que ella sería si supiera que podía caminar de nuevo y sentir mis piernas una vez más. Varias veces sorprendí a Dinah observándome con una mirada extraña, después de esa noche en que ella fue testigo de mi profundo dolor por la partida y perdida de Helena, lo noté con más frecuencia, era una mirada mezcla de tristeza y asombro y no poca nostalgia y decepción, era como si ella supiera algo que yo no sabía. Cada vez que la sorprendía mirándome así y ella se daba cuenta que la había sorprendido haciéndolo se sonrojaba y escapaba de mis ojos inquisitivos. No podía evitar quitarme esa sensación de que ella sabía algo que yo no y me volvía loca con las interrogantes, ¿que podía saber? ¿Acaso Helena se había comunicado con ella y le había pedido no decírmelo? Un día no pude soportarlo más y la enfrente.

 

—Dinah, ¿te puedo hacer una pregunta?

 

—Claro Bárbara, ¿que ocurre? —me miró a los ojos curiosa, desde que entrará a la universidad nos veíamos poco entre semana más que para los patrullajes e intercambiábamos pocas palabras casuales, todo era trabajo o sus estudios. Más que nunca extrañaba la presencia de Helena, la torre se sentía tan vacía y fría sin su presencia, Helena tenía esa habilidad de apoderarse de una habitación con su sola presencia física, era tan sobrecogedor y cálido a la vez, siempre y cuando no estuviera en su personalidad de Huntress, Helena podía ser una persona muy dulce y tierna detrás de su bravura y arrogancia.

 

—Se que eres una persona muy leal y se que nunca traicionarías mi confianza ni la de nadie de tus seres queridos ¿es cierto?

 

—Sabes que si Bárbara, puedes contar conmigo para lo que sea.

 

—Eso pensé, lo cual me lleva a la siguiente pregunta, he notado que muchas veces me miras con cierta expresión que me hace cuestionarme lo que piensas. Siento, corrígeme si me equivoco, que la razón por la que lo haces es por Helena no es así.

 

—Mmm—Dinah se sonrojo como si no supiera que decir—bueno es que, se que la extrañas, yo también lo hago y pues no sé me pregunto si tu lo sientes igual que yo.

 

Las palabras de Dinah tenían sentido ciertamente, pero algo dentro de mí me decía que había algo más.

 

—Si Helena te hubiera contactado y te pidiera que no me dijeras nada lo harías cierto.

 

Dinah se puso totalmente roja y con una expresión pasmada que por varios segundos abrió y cerró la boca como pez fuera del agua luchando por respirar.

 

—Yo, yo la verdad no sé Bárbara—dijo por fin mirándome a los ojos, con lágrimas en ellos—si piensas que Helena se ha puesto en contacto conmigo te equivocas, pero no sabría que hacer si lo hiciera y me pidiera que lo guardará de tu conocimiento. Bárbara eres como una madre para mí, te quiero mucho, sin ti no se que sería de mi y desde el día que Helena se fue he visto como has sufrido por su ausencia, se que lo que yo siento y lo que yo la extraño no se compara con lo que tu sientes por su partida. Pero sinceramente no se que haría, Helena es como la hermana mayor que nunca tuve, ella es una parte importante de mi vida, la extraño y necesito, pero en serio no se que haría. No sabría que hacer porque aunque me lo pidiera se que tarde o temprano mi conciencia me haría decírtelo porque se que necesitas saber como esta, aunque no supiéramos donde esta, igual querrías saber que ella esta bien. Entonces me sentiría atrapada entre las dos personas que significan tanto para mí y se que Helena lo sabe y se que ella no nos haría eso a ninguna de las dos. Pues sería como obligarme a traicionarte y a traicionar su confianza y eso sería algo que no podría perdonarme.

 

La miré fijamente a los ojos por varios segundos más satisfecha con sus palabras, me decía la verdad, no tenía idea de donde estaba Helena, pero igual pese a que me sentía más tranquila, seguía sintiendo que Dinah sabía algo de ella que yo no, pero al parecer seria inútil intentar convencer a Dinah que confiará en mi, después de todo si sabía algo, seguramente era algo que Helena le había confiado y en ese caso no podía decírmelo sin traicionar la confianza de Helena.

 

—Gracias Dinah, solo quería, no sé aferrarme a algo, pronto se harán dos años de que se fue y... —mis ojos se llenaron de lágrimas, no había habido ningún rastro de ella, nada, ni en las noticias había aparecido nada de un vigilante haciendo justicia en ninguna ciudad del mundo, era como si Helena hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

 

Pronto fue hora de hacer los patrullajes y me olvide de todo por un momento, después de todo el crimen no descansa y alguien tenía que encargarse de eso. Mi corazón nunca dejaba de clamar por Helena, pero de alguna manera había aprendido a sobrevivir con ese vació en mi corazón. No podía ser de otra manera.

 

Poco después de que se cumplieran dos años de la desaparición de Helena, Dinah me preguntó si podía tomarse unos días para ir a San Francisco con Gabby, esta tenía asistir a un simposio de Fotografía, como coincidía con su descanso entre semestres no vi porque no, así que esta se fue con Gabby a SF.

 

Cuando regresó una semana después Dinah estaba de un humor encantador, más allá de su normal efervescencia, me contó con lujo de detalles todo lo que había visto, lo que había comido casi, casi, cada hora de su visita, me hizo reír con sus anécdotas, me alegraba verla tan feliz, no la había visto así de relajada y alegre desde que Helena se había ido. Quizá ese viaje a San Francisco era lo que necesitaba, un cambio de aires, me pregunte si acaso no me haría bien a mi tomar unas vacaciones también.

 

El día de mí cumpleaños Dick, Dinah, Gabby, Aiko, Ashley y su pareja Lizzy me llevaron a cenar a un restaurante francés exclusivo, La Maison Bleu, la pase muy bien, mi único momento triste fue cuando al tener mi pastel frente a mi todos me decían que pidiera un deseo, lo único que pude pensar fue en Helena, deseaba que estuviera ahí conmigo.

 

Cuando regresamos a la torre, Aiko dijo que se iría a hacer las rondas y Dick se ofreció a ir con ella, Dinah se excusó diciendo que tenía mucho trabajo de la uni y yo me aposté frente a Delphi para monitorear la actividad criminal. Sería mi cumpleaños pero en realidad no me sentía con ánimos de celebrar o tomarme el día libre, en este día en especial extrañaba aún más a Helena, el año antes de mi compromiso con Wade, me había llevado a una hermosa cena en nuestro restaurante italiano favorito, y luego a No Man’s land a una fiesta sorpresa con todos nuestros amigos. Al año siguiente, Wade se había encargado de secuestrarme y Helena estuvo de mal humor los días siguientes, me había dado mi regalo como si nada por la mañana y no la volví a ver hasta tres días después. Me sentí mal pues sabía lo mucho que Helena valoraba celebrar mis cumpleaños conmigo, siempre ponía especial interés en ellos y celebrarlos conmigo, con la llegada de Wade eso cambió. Que estúpida fui, me dije con los ojos llenos de lágrimas, desde que Helena se fuera, había llorado más de lo que lloré cuando supe que estaba paralítica.

 

Dinah se acercó a mí, traía una especie de paquete en las manos, era largo y grande, parecía una pintura o algo, estaba aún envuelta en su cubierta protectora, la mire interrogante.

 

— ¿Que es eso Dinah? —le pregunté curiosa, intentando inyectar un poco de alegría a mi voz, pero sabía que era inútil, Dinah podía ver mis lágrimas claramente.

 

—Un regalo tardío de cumpleaños.

 

—Oh, gracias. —dije.

 

—Espero te guste—dijo Dinah con un temblor en la voz que no alcance a comprender.

 

—Cualquier cosa que tú me des Dinah me encantará, lo que importa es la intención—la miré afectuosa.

 

Dinah me entrego el paquete y espero nerviosa a que lo abriera, con cuidado le quite las protecciones y lo devele. El jadeo de sorpresa casi me hizo caer para atrás, la pintura cayó de mis manos. Dinah se apresuró a sostenerme. Pero... pero, me decía mi mente sin alcanzar a entender lo que tenía frente a mi.

 

—Este regalo no es mío, te lo envía alguien mas—, hizo una pausa—se donde esta Helena, Bárbara. —me dijo suavemente casi temerosa, mis piernas se doblaron y caí sin fuerzas sobre la silla.

 

¡HELENA!

 

Continuara Parte 4




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