~ Adiós, nunca es para siempre ~
by V

Descargos: Parte 1

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Parte 5

 

Por las mañanas, a eso de las 10 Helena siempre iba al café que estaba a un par de cuadras de la galería, se sentaba a tomar un café mientras leía el periódico y en ocasiones compartía la mesa con Leah, una escritora que hacía lo mismo que ella a esa hora, en esta Leah  solo paso por un momento, tenía cita con su editor.

 

—Estoy toda nerviosa Helena, estoy segura de que me dirá que tengo que rescribir todo de nuevo—le dijo la pequeña rubia.

 

—Oh, vamos Lee, no es verdad, por Dios, yo leí el borrador, ¡es excelente! —elogio.

 

— ¿Lo crees? —la miró esperanzada.

 

—Jajaja, eres increíble Lee, he leído todos tus libros. Por supuesto que lo creo.

 

—Jeje, siempre me siento así cuando tengo cita con mi editor.

 

—Vamos, sonríe, todo estará bien. —le tomó la mano y la apretó.

 

—Ok—se puso de pie y respiró profundo—me tengo que ir preciosa, nos vemos mañana.

 

—Hasta mañana—Helena se puso de pie y le dio un suave beso en los labios.

 

Leah , le sonrió y se fue.

 

Dinah llego un par de minutos antes de lo acordado, alcanzó a ver de lejos el intercambio entre Helena y la mujer rubia, aprovecho ese tiempo para observarla, se veía tan cambiada, más relajada, incluso parecía una persona totalmente diferente. Se dejo el cabello un poco más largo, seguía en ese estilo despeinado, y su cuerpo, lucía más fuerte que nunca, atlético y bronceado. Dios, si Bárbara la viera pensó antes de acercarse.

 

— ¿Es tu novia? —preguntó una voz atrás de ella.

 

—No—se volvió lentamente, había sentido su esencia hacia 5 minutos, escuchado como se acercaba—pero podría serlo. Hola Dinah—. Sus ojos brillaban y una enorme sonrisa iluminaba su rostro.

 

Dinah dejo escapar una especie de sollozó y se le echo encima a Helena, abrazándola fuertemente.

 

—Oh, Dios Helena, ¡te he extrañado tanto! —exclamó Dinah entre risas y lágrimas.

 

—Y yo te he extrañado a ti Kid. —le devolvió el abrazo. —no estas leyendo mis pensamientos ¿verdad? —preguntó con cierta reserva.

 

—Dios, no Hel, como crees, ya puedo controlar totalmente lo que percibo. —Dijo ofendida y se separó—me insulta que siquiera lo pienses.

 

—Lo siento Kid—se mostró contrita.

 

—No te preocupes, cuando te fuiste aún estaba controlándolo, ¡parecía una antena receptora! —se rió de si misma.

 

—Es verdad. Bien, vamos, no quiero conversar aquí. —se tornó seria.

 

— ¿A donde vamos? —preguntó Dinah.

 

—A mi departamento, queda cerca de aquí.

 

—OH, genial. —Se echo a andar junto a ella.

 

 

Caminaron en silencio el trayecto al departamento de Helena, Dinah se paró en seco cuando vio que estaban frente a la galería y miró interrogante a la joven.

 

—Vivo arriba, ya vez algunas cosas no cambian. Solía trabajar aquí antes de...

 

— ¿Lo de ser pintora? —comprendió.

 

—Sip —Helena la miró seria, dejo escapar el aire que no sabía estaba conteniendo—solo tengo una condición antes de que subamos.

 

—Dime —Dinah la miró nerviosa.

 

—Ni una sola palabra de Bárbara, no quiero oír nada de ella. Absolutamente nada Dinah — su voz era mortalmente seria y así lo decía su lenguaje corporal, estaba tensa.

 

—Pe...—quiso protestar Dinah pero Helena la paró en seco.

 

—De lo contrario Dinah, puedes irte por donde viniste y olvidarte que me viste siquiera.

 

Dinah la miró a los ojos, lo decía en serio. Helena no quería saber nada de ella, Dios, la razón principal para buscarla y esta no quería oírla.

 

—Entiendo —aceptó decepcionada, pero tenía que aceptarlo, era preferible eso a nada. —No hablaré de ella.

 

—Gracias, entiéndeme, esta Helena que vez ahora D, no es la que se fue de New Gotham hace dos años. Soy otra y ella no pertenece a esta vida.

 

—Esta bien Helena, comprendo. —le sonrió comprensiva, lo cierto es que no entendía nada. ¡Demonios! Esto será más difícil de lo que pensé, ¿por que tienes que ser tan endemoniadamente terca Hel? pensó Dinah preocupada, mientras la seguía. Oh, bueno...

 

Subieron al tercer piso, donde se albergaba el departamento de Helena. La primera impresión de Dinah al entrar fue quedarse sorprendida, totalmente desconcertada. El departamento estaba exquisitamente decorado, en un estilo minimalista japonés, pero no al extremo, era de líneas elegantes y sobrias, sin embargo no se sentía frió, todo lo contrario tenía un aire bien vivido, cálido, la luz entraba por los dos ventanales a cada costado del departamento, era grande, ocupaba toda la planta, había orquídeas japonesas y tres bonsáis estratégicamente situados, las paredes tenían fotografías en blanco y negro de diferentes partes del mundo, eran simplemente hermosas.  Dinah se volvió hacia Helena con una sonrisa incrédula.

 

— ¿Este es tu departamento? —preguntó asombrada.

 

—Sip, ¿sorprendida? —se rió Helena.

 

—Bueno Hel, no puedes culparme, tu antiguo departamento era un altar espartano, apenas si tenías lo estrictamente necesario para vivir en el. —Le sonrió de medio lado, abrió la boca, pero al recordar el No Bárbara, la volvió a cerrar antes de decir— ¿me das un tour?

 

—Con gusto, como verás esa es la sala, del lado izquierdo al fondo esta la cocina, de este lado están las habitaciones, tengo cuatro, la mía que tiene una excelente vista del atardecer y de SF, por eso lo escogí pese a que no era la habitación principal, ven te muestro.

 

La habitación de Helena, al igual que el resto de la casa estaba decorada en un estilo japonés, en este caso la madera era de maple canadiense, con la cama a ras de piso prácticamente, un biombo en una esquina, frente a la cama estaba un equipo de home theather system completo, y una amplia selección de DVDs, la habitación se veía arreglada pero no estéril, se notaba la presencia de Helena en todos lados.

 

—El baño, lo mande a rehacer totalmente, era algo muy funcional y elegante, pero yo quería algunos lujos, —explicó Helena al abrir la puerta.

 

Dinah se quedo boquiabierta al ver el baño, tenía una ducha con masaje incorporado, a parte de un jacuzzi en la esquina. ¡Era el baño que podías encontrar en un spa!

 

—Siempre la hedonista ¿no es así Hel? —la embromo.

 

—Que puedo decir D, —sonrió, sus ojos brillaban traviesos—soy mitad gato. Sabes como somos.

 

—Jajaja, de hecho.

 

Salieron de la habitación y Helena se detuvo antes de abrir la siguiente puerta, Dinah no lo sabía, pero ella siempre mantenía esa puerta abierta, pero dado la visita de esta, decidió cerrarla antes de darle paso.

 

—Este es mi estudio, aquí tengo mis pinturas, bosquejos y pruebas de fotografía, tengo instalado un pequeño cuarto oscuro ahí, aprovechando que compartía el baño con la otra habitación le instale un pequeño lavabo.

 

Dinah asintió y contuvo el aliento, esa habitación era la Helena que no conocía, en quien se había convertido y no estaba segura de que esperar.

Helena abrió la puerta y le permitió pasar. Había guardado las pinturas de Bárbara en el closet donde tenía todo el stock de pinturas y materiales. No quería que las viera. La única que dejo recargada como al descuido contra una de las paredes fue la que Dinah vio.

 

—Wow, —dijo Dinah con reverencia, las paredes estaban llenas de pinturas terminadas o a medio terminar, había tres caballetes con pinturas a medias, una mesa de lado opuesto tenía material de pintura, a un lado, había instalado una mesa de dibujo, con una lámpara estratégicamente colocada para proporcionar la luz necesaria para dibujar con comodidad. Había un gran ventanal del lado este, la luz era excelente para el estudio, tenía persianas japonesas al igual que el resto del departamento. —Nunca lo hubiera imaginado Hel, tu una artista, Dios, todo es... no tengo palabras para expresarlo, estoy totalmente sorprendida.

 

— ¿Malo o bueno? —la miró algo nerviosa, después de todo era Dinah y lo que ella pensará era importante para Helena, aunque no se lo dijera.

 

— ¿Bromeas? Por Dios Helena, nunca ni en mis mas locos sueños me hubiera podido imaginar que eras una artista con este potencial, ¡es excelente! Más que eso, estoy admirada y orgullosa de ti. —La abrazó—me hace muy feliz saber que tu lo eres.

 

—Gracias, en realidad—se encogió de hombros—siempre tuve esa habilidad y mi madre lo sabía, tome clases de pintura y dibujo con los mejores maestros de París, una de las cosas que hablábamos era que regresaríamos a París cuando terminara la prepa, para que asistiera a La Sorbona a estudiar arte. Su muerte cambió todo, después de que fuera asesinada perdí todo interés, deje atrás todos mis sueños y planes. —dijo con un dejo de tristeza.

 

—Lo siento Hel—sincera, ella sabía lo que era perder a tu madre, y en su caso dos veces. Cuando la dejo con los Redmonds y luego cuando murió en la explosión frente a sus ojos a causa de Al Hawke, justo cuando la había encontrado de nuevo. A ella también le habían arrebatado una vida a lado de su madre.

 

—Lo sé, pero bueno, después de que tome la decisión de dejar New Gotham tuve mucho tiempo para pensar—empezó a decir mientras salían de la habitación rumbo a la tercera y última que le mostraría, la otra era un pequeño cuarto de invitados que nunca tenía por cierto—, en el camino, tenía que empezar una nueva vida y una vez que llegue aquí y encontré el trabajo como asistente de Kate en la galería fue como si estuviera destinado a ser. Ella me dio el trabajo inmediatamente, y yo decidí entrar a una Escuela de artes, y obtener mi Degree en Arte.

 

—Tienes un Degree en Arte! —estupefacta, Helena siempre se había mostrado reacia a seguir la universidad, después del High School se convirtió en una bartender y en los años que tuvo de conocerla y lo que le dijo Bárbara, esta nunca tuvo intenciones de estudiar nada.

 

—Lo creas o no, en realidad tome un par de años en NGU, sólo que no se lo dije a nadie, era muy mío D. Era una parte de mi madre que no quería compartir con nadie—era obvio que por nadie dejaba en claro Bárbara, no tenía que decirlo para que fuera evidente—. Así que sólo fue cosa de terminar aquí y eso hice.

 

—Wow, estoy sorprendida, realmente eres otra persona ¿cierto?

 

—Sabes, D, creo que soy la persona que hubiera sido años atrás si mi madre no hubiera muerto. Soy la Helena Kyle que murió con su madre, podrías decir que soy yo misma renacida.

 

—Sin palabras Hel, —le sonrió comprensiva, realmente lo que estaba viendo hasta el momento la tenía totalmente sorprendida, frente a sí tenía una Helena totalmente desconocida y no sabía si eso era bueno o malo, de repente no estaba segura si reencontrarla sería lo mejor para Helena.

 

—Y este es mi gimnasio, —abrió la puerta—como verás no todo esta olvidado, tengo demasiada energía en mi interior y años de entrenamiento como para olvidarlo, así que me instale uno para mi disfrute personal.

 

—Impresionante.

 

—Te diría si quieres entrenar un poco, pero la verdad es que estoy totalmente fuera de forma, solo me limito a mantenerme en forma física, ya no de combate, eso quedo atrás. Huntress, es cosa del pasado—. Dijo con finalidad.

 

—Yo no estaría tan segura de eso, —cuando Helena la miró suspicaz se apresuró a aclarar—me refiero a que no creo que estés fuera de forma, es decir, eso es como una bicicleta, solo tienes que subirte de nuevo para saber lo que hacer.

 

—Es posible, ¿quieres tratar? —la retó, la verdad es que Helena se moría por saber cuanto había madurado Dinah, tranquilizar su conciencia y convencerse de que Dinah era capaz de cuidar de si misma, estaba segura que seguía siendo vigilante.

 

—Oh, encantada Hel, ¿tienes algo que pueda usar? — se sobó las manos entusiasmada.

 

—Claro, vamos a m habitación y te presto algo. Sólo que solo vamos a entrenar, nada de súper poderes ¿ok?, solo pelea libre. Comprende que hace 2 años que no hago nada de eso.

 

—Por supuesto Hel, ¿sabes que ya desarrolle el Canary Cry de mi madre?

 

En serio, Dios, es grandioso, y pensar que creías que no lo tenías en ti—la felicito.

 

—Y que lo digas, pero un día estaba con cinco tipos rodeándome y cuando estaba tomando aire para ver que hacer, sentí esa especie de energía en mi garganta y sin saber como salió, creo que la más sorprendida fui yo, jajjaja, los tipos cayeron como saco de papas, justo cuando Lotus llegaba a darme la mano.

 

— ¿Lotus? —la miró interrogante.

 

—Oh, es la nueva miembro del equipo, hace un año que se unió a nosotras. Se llama Aiko Haragashi, una triste historia la suya, pareciera que es el destino de todos los Súper héroes; toda su familia y ella fueron secuestrados para obligar a su padre a asesinar a las cabecillas de la mafia en New Gotham cuando la mafia china quería hacerse de la ciudad. Mataron a su padre cuando el se negó a seguir asesinando, y quería obligarla a ella a tomar su lugar. Su padre era un maestro Ninja, de la antigua escuela de los Dragones de Plata y ella era su alumna. Cuando mataron a su padre, el le dijo antes de morir que su familia estaba muerta, que no cediera a sus demandas, que si tenía que morir lo hiciera con honor y no se convirtiera en lo que el. La rescatamos justo a tiempo.

 

— ¿Rescatamos?

 

—Nigthwing, estaba en New Gotham entonces, Bárbara lo llamó como respaldo cuando empezaron a pasar todas esas muertes extrañas, era demasiado para mi. Lo siento por mencionarla pero...—se sonrojó al darse cuenta que la menciono.

 

—No te preocupes, entiendo, un mal necesario—se encogió de hombros indiferente.

 

—Si, luego de escuchar su historia y de darle opciones y todo ella le pidió a Bárbara unirse a nosotros en la lucha contra el crimen, para honrar a su familia y a su padre. Además como ella dice, soy una ninja entrenada, ¡no se hacer otra cosa!

 

—De hecho. ¿Hace algo más? —la miro intrigada,

 

—Oh, si. Asiste al High School, tiene solo 17 años.

 

—Vaya, parece requisito de How to become a Súper Héroe, 101. —dijo con cierta ironía.

 

—No creo que sea propósito—comentó

 

—No, supongo que no—respondió taciturna.

 

Dinah se cambió para una sesión de entrenamiento y pronto las dos estuvieron enzarzadas en una buena pelea. Los movimientos de Helena eran tan buenos como siempre, veloz y ágil, estaba realmente sorprendida de lo mucho que la rubia había progresado en su estilo de pelea. Patadas con doble giro, saltos mortales y veloces puñetazos, era una danza mortal para cualquiera no entrenado, pero para ellas era como su segunda naturaleza.

 

Un doble giro con patada sorprendió a Helena, que la mando volando antes de caer sobre sus pies.

 

—Buen golpe Dinah—la elogio cuando se puso de pie, sobándose el pecho.

 

—Gracias. —sonrió deleitada, que Helena la elogiara por su estilo era una gran recompensa. Recordaba esos primeros meses en que ella la vencía una y otra vez o cuando se negaba a llevarla a los patrullajes por temor a que saliera lastimada.

 

Luego de media hora más, Helena logró vencer a Dinah, con esta en el suelo y ella lista a dar el golpe de gracia, se detuvo. Las dos respiraban agitadas después de tanto esfuerzo.

 

—Estoy gratamente sorprendida D, me alegra saber que ya eres tan buena peleando—la miró con su patentada sonrisa.

 

—Gracias, sin tus primeras enseñanzas nunca lo hubiera logrado. Nigthwing es bueno, pero no tiene tu agilidad y destreza, después de todo tienes la gracia de un gato. —le guiño el ojo.

 

—Jajaja, gracias. ¿Tienes hambre? Podemos pedir algo o si lo prefieres mientras te bañas puedo preparar algo—ofreció mientras se limpiaba el sudor con una toalla.

 

— ¿Sabes cocinar? —perpleja, la Helena que ella recordaba no sabía mas que calentar cosas en el microondas, y comer pop tarts.

 

—Jajaja, era eso o sobrevivir a base de comida para llevar, la verdad es que sin Alfred para cocinar por mi, era lo lógico. Kate me enseño a cocinar.

 

—Por lo que me dices, Kate te tomo bajo su ala ¿no es así? —intrigada, queriendo saber más de esta desconocida Helena que la tenía por demás asombrada con su cambio.

 

—Si, digamos que soy la hija o nieta como quieras verlo que nunca tuvo. Su marido y ella tuvieron un hijo, pero murió lamentablemente en un accidente automovilístico cuando tenía solo 20, y luego Mark, su marido murió hace 4 años de cáncer. Nos adoptamos mutuamente.

 

—Me alegra saber que tienes a alguien que cuide de ti Helena. —sonrió—bueno, me voy a bañar y tu puedes sorprenderme —le guiño el ojo y salió corriendo cuando Helena hizo a agarrarla.

 

Riendo Helena se fue a la cocina para ver que podía preparar rápidamente.

 

Mientras Helena se bañaba, Dinah estudio con más atención las fotos que estaban sobre una repisa, eran fotos de Helena en diferentes partes del mundo, en todas salía con alguien diferente o sola. Así la encontró Helena cuando salió.

 

—Una de las cosas que hago ahora es viajar, —no entró en detalles de cómo lo hacía—suelo irme por un mes y regresar por dos mas o menos, el tiempo que ocupo viajando es para ganar inspiración por así decirlo y cuando regreso me pongo a pintar, entre otras cosas.

 

—Ya veo, espero poder hacer eso cuando termine la universidad, tomar un par de meses al menos, libres de preocupaciones y viajar por el mundo, quiero ir a Europa—suspiro.

 

—Hermosa, no te recomiendo el verano para ir porque es cuando más turistas hay, pero en septiembre y octubre es excelente no hace frió realmente todavía y hay menos flujo de turistas—le aconsejo conocedora.

 

—Suena grandioso, le diré a Gabby, quiero ir con ella —sonrió.

 

—A todo esto, ¿como vas con ella? —preguntó Hel interesada.

 

— ¡Excelente! — su cara se iluminó al hablar de ella —una de las razones por las que acepte acompañarla en este seminario fue para pasar tiempo de calidad con ella. Como sabes, la vida de vigilante es bastante demandante e impredecible, aunado a eso las clases pues tenemos poco tiempo para estar juntas.

 

—Me alegra, cuéntame de tu vida en la universidad.

 

Durante el siguiente par de horas, Dinah le contó de todo lo que hacía, las clases sus compañeros, como trataba de equilibrar su vida normal con la de vigilante, en dos ocasiones menciono a Bárbara y se disculpo profusamente hasta que Helena le dijo que no se preocupara.

 

—Dinah, entiendo que la menciones. Por Dios, vives con ella, son un equipo, lo que te pido es que no me hables de ella, entiendo si tienes que mencionarla si es concerniente a ti, pero no quiero saber de ella como persona. Es todo.

 

—Ok—dijo Dinah un poco decepcionada, Helena simplemente no solo no reaccionaba en lo absoluto al oírla mencionar el nombre de Bárbara, no entendía que pasaba, fue el retrato de Bárbara en esa exposición la que la tenía ahí después de todo. —Te puedo hacer una pregunta.

 

—Puedes hacerla, no te garantizo contestarla. —Helena la miró con cierta reserva.

 

—Si no quieres saber nada de ella porque pintaste ese retrato. —la miro fijamente, retándola a mentirle.

 

Helena sonrió de medio lado, sacudió la cabeza y respondió—Es mi manera de decirle adiós D, durante mucho tiempo no pude pensar en ella sin sentir que moría lentamente, pero con el tiempo logre olvidarla, ese cuadro es como recuerdo a la Bárbara que fue mi amiga cuando la conocí siendo una niña. Ese es el recuerdo que tengo de ella. Lo demás es historia. Es lo mejor, mi herida esta cerrada D, ¿crees que quiero hacer que sangre de nuevo? Es preferible recordar a esa mujer y no a la que me destrozo literalmente.

 

Dinah, cerró los ojos por un segundo, tratando de encontrar las palabras para decirle a Helena que Bárbara estaba muriendo lentamente por su ausencia, que su partida le había abierto los ojos, que ya no era necesario que ella estuviera exiliada al otro lado del país, pero como le dices eso a alguien que todo el día te ha dejado en claro con acciones y palabras que su antigua vida es eso, historia antigua, que todo ha quedado en el pasado, que su vida ahora es lo que siempre quiso ser. ¿Cómo?

 

Se puso de pie lentamente, luego de ver la hora, Gabby no tardaba en salir de su seminario y habían quedado de verse en Castro.

 

—Me tengo que ir, Gabby me espera en Castro en media hora.

 

—Te llevó, ¿algún lugar en específico? —se puso de pie, recogiendo los vasos en la mesa de centro.

 

—Mmm, no precisamente, tengo que hablarle para preguntarle.

 

—No esta lejos de aquí, llegaras antes que ella asumo, ¿sabe que estoy aquí?

 

—Si, no dirá nada no te preocupes. —se apresuró a aclarar cuando vio la reserva en los ojos de Helena—Tuve que decirle, cuando regreso al hotel ayer estaba echa un mar de lágrimas, entre la impresión de ver esa pintura, saber que tu estabas aquí en algún lado, preguntándome si te vería. Es muy sensible a mis estados de animo, se dio cuenta inmediatamente que algo pasaba.

 

—No hay problema, —se encogió de hombros como si nada—si tú confías en ella por mí esta bien, además es bueno que haya confianza entre ustedes, no guarden secretos una de la otra, solo destruirá su relación y cuando se pierde la confianza D, no hay absolutamente nada que puedas hacer para recuperarla. —agrego—Al menos no completamente, siempre quedará una duda.

 

—Lo sé, casi la pierdo por negarme a decirle de mi doble vida, creía que la engañaba con otra—confesó.

 

—Al menos en su caso, tenía años de conocerte, sabías como reaccionaría, sabías que podías confiar en ella, era solo que no querías ponerla en peligro de alguna manera, pero siento que el no saber es más peligroso ¿no crees?

 

—Definitivamente. —la miro indecisa, ¿la volvería a ver? ¿Intercambiaban teléfonos? ¿Qué?, afortunadamente Helena habló primero.

 

— ¿Mañana te vas? —preguntó.

 

—Si, a media tarde.

 

— ¿Qué te parece si las invito a comer a ti y a Gabby y de ahí las llevo al aeropuerto?

 

— ¡Genial! —sonrió deleitada de saber que vería a Helena al día siguiente, le daría tiempo de fraguar un plan para hablarle de Bárbara.

 

Helena jaló su chaqueta del perchero, sus llaves que estaban sobre una mesita en el recibidor. Otra sorpresa para Dinah fue ver la Jeep Liberty de Helena, con un rack para bicicletas.

 

—Suelo practicar montañismo y escalada de en roca. —aclaró Helena cuando la vio mirar el rack sorprendida.

 

—Oh, con razón tienes esos músculos tan definidos y estas en tan buena forma.

 

—Jajjaja, que no te oiga Gabby, siempre creyó que estabas enamorada de mí.

 

—EWW Hel, ¡eso es incestuoso! —puso cara de horror.

 

—Pero no puedes negar que soy sexy y muy atractiva ¿no? —le guiño el ojo con ese gesto tan distintivo de Helena, coquetear era una segunda naturaleza para Helena, era tan natural como respirar. Exudaba sensualidad y una sexualidad primitiva que capturaba a quien la viera. Sin importar el género.

 

Helena la dejo en un popular café les, recordándole que pasaría por ella a las 12 para ir a comer al día siguiente. Después, en lugar de regresar a casa, se fue directamente al Golden Gate Park a su lugar favorito de observación; gustaba de sentarse en ese escondido lugar a pensar y en ese momento necesitaba reflexionar. Ver a Dinah no fue tan difícil como creyó sin embargo no podía negar que el dolor estaba presente, se había obligado a no pensar en Bárbara pero era inevitable.

 

Una vez que estacionó su Liberty se fue caminando lentamente hacía su lugar secreto, se sentía en paz viviendo en SF, si bien había decidido hacía mucho tiempo que quizá viviría sola por mucho tiempo, había veces como en ese momento en que no podía evitar sentirse sola, el ver a Dinah le recordó lo que era vivir con alguien, el tener alguien a quien contarle sus cosas, con quien divertirse y pasarla bien en total confianza.

Desde que vivía en SF aunque se hizo de varias amigas y amigos, en realidad eran mas conocidos que amigos realmente, solo Leah O’Shea era algo más cercano a ello. Sin contar con Kate, pero aún así ella sabía que faltaba algo, también sabía perfectamente que faltaba, pero ¿como entregas algo que no es tuyo? Desde que era una niña estaba enamorada de Bárbara, ¿como olvidas un amor así?, ¿Como aprendes a vivir día a día con ese sentimiento sin volverte loca? Muchas veces creyó que realmente iba a perder la razón, de celos, de agonía, de deseo, de pasión secreta.

 

Fue esa la razón por la cual fue herida varias veces esas últimas semanas, cuando su mente no dejaba de pensar en Bárbara y su inminente matrimonio con Wade, el escuchar la tersa voz de Oracle en su oído noche tras noche, deseando ponerse a sus pies y suplicarle que la amara a ella. Deseando gritar desde lo más alto de la torre que estaba muriendo de amor por ella y que haría lo que le pidiera con tal de que se fijara en ella. Que daría su vida por ella, solo por ella, que era su razón de existir.

 

Dejar de amar a Bárbara sería como dejar de vivir, por eso huyó, para tratar de curar sus heridas, para dejar de sangrar cada día al ver la sonriente cara de Bárbara, dolía demasiado, y ella no quería ser la causa del dolor de la pelirroja, si se hubiera quedado, Dios, de solo pensarlo, verla rodar hacia el altar donde la estaría esperando un sonriente y asquerosamente aburrido Wade, hubiera hecho una locura, no hubiera podido soportarlo. Su temperamento hubiera podido más que su razón, el amor por Bárbara la hubiera cegado y no... No. Ella no es para mí. Nunca lo será.

 

Es mejor así pensó mientras veía al sol ocultarse lentamente en el horizonte, ella es feliz ahora, y yo, yo he encontrado algo que creí nunca tendría, una vida que mi madre soñó para mi y que yo creía que nunca podría tener.

 

Adiós Bárbara—murmuró cuando el sol terminó por ocultarse, cerró los ojos cuando sintió que una lágrima le escurría, cuando abrió los ojos, el rostro sonriente de Bárbara se asomo frente a ella —maldita sea, te amo. —y las lágrimas arrasaron sus ojos, se abrazo y se dejo caer en el piso de rodillas. No supo cuanto tiempo paso, mientras lloraba desconsoladamente, en sollozos que sacudían su cuerpo dolorosamente, el dolor era demasiado para una sola alma, una mujer que había perdido todo lo que amaba, su madre, Bárbara.

 

 Lloraba por un padre que nunca supo ni quiso serlo. Lo odiaba por huir, lo odiaba por dejarla sola cuando más necesitaba de su amor, y lo odiaba por ser como el, porque entendía lo que el perder a un amor, tu único y verdadero amor te podía hacer. La desesperanza era demasiada, te ahogaba y no te daba lugar para más, cuando la desesperación y el vació de esa perdida eran demasiado intensos eres incapaz de ver más allá, de pensar en los demás. Cómo hacerlo si tu mismo eres una sombra, un concha vacía.

 

Cuando por fin se recuperó de su colapso emocional se levantó lentamente, se limpió la cara y echó a andar de regresó su Liberty, se sentía exhausta, vacía, pero irónicamente mejor, el aceptar de una vez por todas que había perdido a Bárbara había sido catártico. Quizá ahora podía empezar a vivir su vida realmente, quizá Leah estaría dispuesta a ayudarla, de alguna manera tenía que empezar y ella era una buena amiga, interesada, también. Posiblemente no para algo serio, pero algo era algo. Por fin había un rayo de esperanza al final del camino.

 

— ¿Seré lo suficientemente valiente para tomarlo? —se preguntó, dolía demasiado amar, y no estaba segura de poder hacerlo. Podría haber llegado a la conclusión de que amar a Bárbara era inútil, ¿pero podría olvidarla realmente?

 

Bueno, no tiene caso que piense en los si hubiera, no existen. —se recordó a sí misma.

 

Al día siguiente a las doce en punto estaba frente al Lobby del hotel, esperando por Gabby y Dinah. Cuando Gabby la vio se quedo boquiabierta, Wow, pensó para sí, si que los años le han sentado de maravilla.

 

—Wow Helena, ¡estas guapísima! —le dijo al verla.

 

—Jajja, Gracias Gabby, tu también estas muy bien. —flirteo Helena, admirándola de arriba abajo, haciéndola sonrojar.

 

—Ejem, ¡la novia presente! —dijo la voz de Dinah, con falso enfado.

 

—Este, wow Dinah, ¡no puedes negar que Helena esta guapísima! —se volvió toda sonrojada hacia su novia.

 

—Es mi hermana Gab, no lo pienso. —la miró enojada

 

—Jajajja, ¿vamos chicas, sus maletas? —preguntó Helena disipando la tensión.

 

—Oh, si—dijo Dinah.

 

Pronto iban a bordo de la Liberty rumbo al restaurante que había elegido Helena, estaba relativamente cerca del aeropuerto para evitar retrasos innecesarios.

 

El almuerzo fue todo un éxito, Gabby se encargó de llevar la conversación, contando cosas divertidas de Dinah y su vida en la universidad, Dinah corroboró con las suyas y Helena puso su granito de arena contando de sus viajes, sin embargo cuando llegó la hora de despedirse, Dinah se entristeció mucho, Gabby se fue a registrar el equipaje, dejando a Dinah y Helena para que se despidieran en privado.

 

—Prométeme que no te desaparecerás de nuevo, no seas una extraña Hel, por favor. Te he extrañado mucho y te necesito en mi vida. —le dijo entre lágrimas.

 

—No lo haré, te lo prometo, sabes donde vivo, puedes venir a visitarme cuando quieras, además —sacó una tarjeta de su bolsillo —esta es mi tarjeta, ahí están mis números de teléfono, mi e-mail, y dirección. Es posible que si me hablas no te conteste, pero en ese caso deja mensaje o escríbeme, sabes que salgo de viaje constantemente, y en ocasiones a donde voy no hay señal. ¿Ok?

 

—Si, lo haré. Tan pronto llegue a casa te escribiré para que tengas mi correo, avísame si sales de viaje por favor. Así al menos sabré porque no contestas ¿ok?

 

—Lo haré—prometió Helena, ella también estaba al borde de las lágrimas, pero hizo un esfuerzo por mostrar tranquilidad.

 

Luego de más abrazos y promesas, Dinah tuvo que irse al abordaje, con las nuevas medidas de seguridad era todo un embrollo. Helena la vio irse con tristeza, después de todo era su hermana, o así la consideraba ella, hay dos clases de familia, con la que naces y la que tú haces. Dinah era parte de esa familia. De hecho, era la única que le quedaba.

 

Con una sonrisa triste echó a andar hacia el estacionamiento de corto plazo, tenía una cita para cenar esa noche y quería estar lista a tiempo. Leah estuvo encantada de aceptar ir a cenar con Helena esa misma noche, tenía mucho que contarle.

 

Cuando Dinah estuvo en la sala de espera para abordar, corrió a comprar un par de estampillas y metió una carta en un buzón cercano, luego de apuntar la dirección que Helena le diera. Ahora solo restaba esperar, no podía hacer nada más. Cuando iba rumbo a New Gotham no podía dejar de pensar en la mujer que seguramente la estaría esperando en el aeropuerto, ignorante de la verdad que Dinah llevaba sobre sus hombros.

 

—Por favor, Hel, Por favor, abre la carta y léela. —Suplico en silencio—ella te necesita y yo se que tu la necesitas a ella. Se que aún la amas, lo se.

 

Un día después de su arribo a New Gotham, Dinah recibió un e mail de Helena avisándole que se iba a las montañas por un rato, Lee la había invitado a su cabaña en Colorado. Maldición, no podías haber escogido peor momento Helena, maldijo por lo bajo Dinah cuando lo leyó, la carta que le enviará no tardaría mas de tres días en ser entregada. ¡Diablos!

 

Dos días después, el cartero entrego una carta, esta yacía en el buzón del departamento de Helena, esperando ser abierta.

 

 

Parte 6

 

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NEW GOTHAM

2 Meses después

 

Por ser sábado Dinah estaba en casa, Gabby tenía entrenamiento, con el equipo de softball y no la vería hasta la tarde, mientras ella y Aiko coordinaban lo que harían para celebrar el cumpleaños 33 de Bárbara, ya hacía frío, por ser otoño y un lugar acogedor y tranquilo era lo indicado. Mientras Aiko hacía las reservaciones y contactaba a Dick, Dinah se escapó a su habitación, el día anterior había llegado un paquete a su nombre desde San Francisco, creía saber que era, el tamaño y el ancho se lo decían. Sin embargo la carta que acompañaba el paquete era más que aclaratorio.

 

Dinah,

 

Debo decir que no estoy sorprendida de tu carta, me sorprende en cambio que fueras capaz de esperar tanto para hablarme de Bárbara, creí que no podrías hacerlo. Discúlpame por obligarte a guardar mi secreto tanto tiempo.

 

No se que pensar, no se que sentir Dinah, pero si tus palabras son verdaderas debo confesar que siento cierto alivio al pensar que Bárbara no me odia por haberme ido de la manera en que lo hice.

 

Tienes razón, debemos hablar, pero no se cuando me sentiré capaz de hacerlo, sin embargo te envió el cuadro de Bárbara, entrégaselo en su cumpleaños, si los FedEx cumplen con lo acordado debe llegar un día antes de la fecha, dile...no sé, dile que estoy bien, que me has visto, que tengo una vida en San Francisco y que soy feliz. Que no se preocupe por mí.

 

Cuídate Dinah y gracias por ser tan buena hermana.

 

Te quiere

 

H.

 

 

Dinah estaba nerviosa, no sabía cuando sería el momento indicado para darle el regalo de Helena, sin embargo luego de mucho pensarlo decidió que lo mejor era esperar a la noche, cuando regresarán de la cena en su honor, había muchas cosas que decir y explicar, y hacerlo antes de la cena lo arruinaría.

 

Cuando en la mañana Aiko y ella le habían llevado el desayuno a la cama, vio que a Bárbara se le llenaban los ojos de lágrimas cuando Aiko menciono que tenían una sorpresa para su cumpleaños, Dinah estaba segura que Bárbara recordó otra sorpresa, una que le dio Helena el año antes de su compromiso con Wade Brixton, esta había puesto todo su empeño es celebrarle en grande su cumpleaños, número 30, pues no se cumplen 30 años todos los días, había dicho Helena.

 

Pronto Bárbara, pensó Dinah cuando la abrazo, era inevitable para la touchtelepat, no percibir la tristeza de la pelirroja cuando lo hizo, pero sabía que pronto, si no toda, al menos una parte de esa tristeza se desvanecería cuando le dijera la verdad. Bueno, no toda la verdad, Helena era la única que podía decirle la verdadera razón de su partida. Ella solo era un puente.

 

La cena fue todo un éxito, Bárbara, celebró con Dick, Dinah, Aiko, Gabby y Alfred su cumpleaños, cuando regresaron, Dick se ofreció a hacer el patrullaje junto con Aiko, ya que Dinah decía tener trabajos que hacer, Gabby y Alfred se despidieron al salir del restaurante, sólo Gabby sabía la razón por la que Dinah no saldría a patrullar esa noche.

 

Mientras Bárbara se acomodaba al frente de Delphi, Dinah fue a su habitación a traer el cuadro, tomó varias bocanadas de aire para tranquilizarse y con su paquete bajo el brazo se acercó a Bárbara, quien la vio de reojo, traía una especie de paquete en las manos, era largo y grande, parecía una pintura o algo, estaba aún envuelta en su cubierta protectora, la miró interrogante.

 

— ¿Que es eso Dinah? —le preguntó curiosa, intentando inyectar un poco de alegría a su voz, pero sabía que era inútil, Dinah podía ver las lágrimas claramente.

 

—Un regalo tardío de cumpleaños.

 

—Oh, gracias. —dijo sorprendida, creía que Dinah ya le había entregado su regalo.

 

—Espero te guste—dijo Dinah con un temblor en la voz que no alcanzo a comprender.

 

—Cualquier cosa que tú me des Dinah me encantará, lo que importa es la intención. —la miró afectuosa.

 

Dinah le entrego el paquete y espero nerviosa a que lo abriera, con cuidado le quitó las protecciones. El jadeo de sorpresa casi la hizo caer para atrás, la pintura cayó de sus manos. Dinah se apresuró a sostenerla. Su mente era un caos, no alcanzaba a comprender del todo lo que tenía frente a sus ojos.

 

—Este regalo no es mío, te lo envía alguien mas—, hizo una pausa—se donde esta Helena, Bárbara. —dijo suavemente casi temerosa, sus piernas se doblaron cayendo sin fuerzas sobre la silla.

 

—Helena—susurró entre sollozos.

 

Dinah la sostuvo hasta que Bárbara se puso de pie y miró al cuadro y a Dinah interrogante.

 

— ¿Todo este tiempo has sabido donde estaba? —pregunto acusadora e incrédula. Mirándola dolida por su engaño.

 

—No, no—se apresuró a desengañarla—fue todo fortuito Bárbara, debes creerme, no tenía idea de donde estaba, me quede tan sorprendida como tu cuando vi ese cuadro por primera vez.

 

— ¿Viste? —se quedo estupefacta—no entiendo—se sentó, sus piernas no la sostenían ya, la sorpresa era demasiada, las emociones que corrían en su interior la estaban avasallando.  Sus ojos iban de la pintura de ella y Dinah, sin alcanzan a comprender lo que le decía Dinah.

 

—Mmm, es complicado, esta en San Francisco y me enteré por pura casualidad.

 

—San Francisco—casi gritó Bárbara sin poder creerlo—hace dos meses que estuviste allá, sabes desde entonces donde esta Helena y ¡no me lo dijiste! ¡Cómo pudiste Dinah! Cómo pudiste guardarte esa información, ¡acaso no sabes cuan preocupada he estado! —cuanto la necesito, la extraño— añadió para si.

 

Dinah se veía bastante incómoda, tenía esa mirada de borrego rumbo al matadero.

 

—Te dije que es complicado Bárbara, Helena se mostró reacia incluso a hablar conmigo, ella tiene una vida hecha en San Francisco.

 

— ¿Que hace?, ¿Cómo esta? —se guardó las preguntas que bombardeaban su mente, presentía que había algo más que la negativa de Helena.

 

—Bueno, en la mañana dos días antes de regresar, leí el periódico y vi que tenían una reseña de un artista desconocido que estaba ganando reconocimiento de manera vertiginosa, lo que más llamaba la atención, a parte de su gran talento, es su negativa a revelar su identidad, a dar entrevistas y a presentarse en sus exposiciones.

 

— ¿Artista?

 

—Helena es pintora, y una muy buena.

 

Bárbara se quedó sin palabras, ¿Helena Pintora?, miró a Dinah instándola a seguir,

 

—Cómo te decía, me llamó la atención y como iba a andar por la zona, entre a esa galería, desde el primer momento en que vi las pinturas sentí una especie de familiaridad con las mismas, tenían un aire conocido, uno que no alcanzaba a identificar, conforme fui avanzando en la exposición esa sensación se hacía cada vez más fuerte, se sentía como New Gotham, pero cuando llegue al sitio de honor de la exposición, había tres pinturas, dos con una mujer de espaldas y esa—señaló la que ahora estaba frente a ellas. —Como comprenderás me quede estupefacta al reconocerte. Por un momento no supe que sentir o como reaccionar, cuando salí de mi asombró me acerque un poco más y la estudie la pintura, en la esquina—indico Dinah y Bárbara la siguió con la mirada—esta la firma de autor. —Bárbara reconoció el HK, con los trazos típicos de Helena y jadeo al reconocerlo—.

 

—Es ella.

 

—Si, te imaginarás mi shock al descubrirlo, me puse a revisar cada pintura y en todas estaba esa firma, debí estar más de una hora admirando en la galería y más de 20 mirando la tuya cuando la dueña de la galería se acercó, me dijo “Impresionante” y estuve de acuerdo, cuando inquirí sobre la pintura me dejo en claro que no estaba en venta, que era parte de la colección privada de la artista. Le suplique que necesitaba ver a Helena, pero ella se negó en rotundo, me dijo que no podía darme sus señas, que ella era una persona muy privada. No se mostró sorprendida de que supiera quien era, ni siquiera que quería verla, si se veía contrariada de que yo hubiera visto y reconocido la pintura.

 

—Creo que necesito un trago—Bárbara se puso de pie y se dirigió a la cocina, donde tenían guardadas las botellas de vino, se sirvió una copa de whisky, y le preguntó a Dinah si quería, esta aceptó y con dos copas y la botella regresaron a Delphi, después de todo Lotus y Nigthwing seguían afuera patrullando.

 

Una vez acomodadas, Dinah retomó su historia.

 

—No importo cuanto le rogué a Kate Spencer, la que luego supe era la dueña de la galería y una buena amiga de Helena y antigua jefa, ella me dijo terminante que no podía ayudarme, decepcionada y triste decidí irme no sin antes entregarle mis datos de donde me hospedada y cuanto tiempo estaría, pidiéndole que se los pasara a Helena. Regrese al hotel a esperar a Gabby en completo estado de shock, Helena estaba en SF, era una artista que estaba ganando reputación y no sabía si esta accedería a verme o si quiera hablarme por teléfono. Cuando Gabby llegó me encontró hecha una bola en el sofá de la habitación llorando, se asusto muchísimo cuando me vio, pensó que me había pasado algo, sin embargó aunque no quise decirle nada específico le dije que estaba bien, que había visto un fantasma del pasado y que no sabía que pasaría.

 

Bárbara le dio un trago a su copa escuchando atenta todo lo que Dinah le decía, su mente aún no podía creer que de alguna manera Helena estaba de regreso en sus vidas, cuando menos ya sabían donde estaba, la pregunta era, ¿la vería de nuevo?

 

—Estaba tan llena de adrenalina por saber el paradero de Helena que no podía conciliar el sueño, Gabby se fue a la cama a eso de las 10, pues debía estar a las 9 en USF, pero yo no me podía estar quieta, así que me fui a la sala a ver la televisión, estaba pasando canales cuando sonó el teléfono, corrí a contestarlo, dentro de mi deseando que fuera Helena, pero podías ser tu después de todo. Cuando conteste sin aliento y casi temerosa, al escuchar la voz de Helena, casi me desmayó de la impresión, ella debió sentir que algo andaba raro porque me pregunto preocupada si estaba bien, con lágrimas y risas le conteste que si, que ahora todo estaba bien. Oh, Babs, cuando escuché su risa lloré aún más, Helena, nuestra Helena estaba al otro lado del teléfono.

 

—Hey D, —la voz de Helena entre alegre y reservada la saludó — ¿como has estado?

 

—Oh, por Dios Helena, te he extrañado tanto, ¿como estas? , ¿Dónde estas?, ¿puedo verte?, necesito verte, Hel, por favor. —Dijo en rápida sucesión—Estaré aquí un par de días más pero si tu no estas aquí puedo esperar, quiero verte Hel.

 

—Calma D, si, estoy en San Francisco, y si, podemos vernos—dejó escapar un pequeño suspiro— ¿con quien estas?

 

—Gabby, vino a un seminario y yo la acompañe como una especie de vacación.

 

—Bien, hay un Café a dos cuadras de la galería, se llama La Rose, te veo ahí a las 10, ¿te parece?

 

—Claro que si, ahí estaré Hel, no sabes que feliz me hace saber que estas bien y que podré verte.

 

—Nos vemos mañana—se despidió Helena—Dinah, mmm, por favor. —No dijo más pero quedaba claro lo que pedía.

 

—No te preocupes Hel, solo quiero verte.

 

—Gracias, nos vemos mañana entonces, descansa. Buenas noches.

 

—Buenas noches Hel, y gracias. —las lágrimas volvieron a invadir sus ojos. Cuando el clic señalando el corte de la comunicación, Dinah se quedó con el teléfono por un momento más aun en shock, acababa de hablar con su Hel, su hermana, a quien hacia dos años que no veía, quien había desaparecido un día sin más. Oh, Dios, Hel.

 

Bárbara cerró los ojos, podía imaginar la emoción de Dinah al escuchar a Helena, pero no se comparaba en lo más mínimo a lo que ella estaba sintiendo en ese momento, era como si todo su ser vibrara de alegría y miedo al mismo tiempo. El viaje de Dinah a SF había sido hacía dos meses, ¿por que Helena espero todo este tiempo?, ¿Por que apenas Dinah le estaba diciendo esto?

 

—Después de quedar con ella, me fui a dormir, más tranquila, la idea de ver a Helena me tranquilizaba, había imaginado los peores escenarios, o que ella se negaría a verme en rotundo, el saber que no era así si bien me emocionaba al mismo tiempo me dio una sensación de paz.

 

—Hay algo que me desconcierta Dinah, por qué no me hablaste de inmediato para hacerme saber que habías encontrado a Helena, aunque fuera por pura casualidad, no cambia el hecho de que no sólo no me lo dijiste, sino que esperaste dos meses para hacerlo. —la miró fijamente a los ojos retándola a mentirle.

 

Dinah se sonrojo, y de repente su copa se veía muy interesante, Dinah se pasó un mechón de cabello tras la oreja, algo que hacía cuando estaba nerviosa.

 

— ¿Dinah?... —insistió Bárbara.

 

La joven dejo escapar audiblemente el aire antes de mirar a Bárbara furtivamente y bajar la mirada de nuevo, fijándola esta vez en el cuadro.

 

—Cuan... Cuando Helena se fue tu y ella habían peleado, nunca supe que paso, solo que ella se fue luego de discutir contigo, lo siguiente que supe fue que se fue de New Gotham sin dejar rastro, una simple nota y dos cajas fue lo único que nos quedo de ella Babs, sabía que tu hubieras querido saber de inmediato en el momento en que me tope con ella, pero al mismo tiempo sentía que debía respetar a Helena. Debes estar de acuerdo que Helena se fue y deliberadamente cubrió cualquier pista posible, para que específicamente tú no pudieras encontrarla. Ella sabía que sí dejaba un rastro quizá la hubieras encontrado, y era obvio que no quería eso. Fuere lo que fuere Bárbara, Hel dejó New Gotham luego de pelear contigo, hice lo que creí que era lo correcto, dadas las circunstancias.

 

Bárbara cerró los ojos cuando escuchó las palabras de Dinah, sintiendo como si hubiera recibido un golpe en pleno plexo solar, era cierto, Helena se fue furiosa contra ella, el dolor de esta verdad era demasiado, se obligó a respirar profundamente para intentar controlar la oleada de lágrimas que se agolparon en sus ojos, apretó los puños, intentando tranquilizarse. Dios, como duele.

 

—Continúa por favor. —dijo con torturada voz, Helena no quería saber nada de ella.

 

Dinah asintió y luego de tomar aire, continúo —. Al día siguiente tan pronto entre en el café la localice, era fácil, estaba riéndose con alguien, y cuando ella se paro para despedirse de la mujer, le dio un beso y una vez que se la mujer rubia se fue, le pregunte, si era su novia.  Helena se rió y dijo que podría serlo.

 

 A Dinah no le paso desapercibido como Bárbara se hecho para atrás como si la hubieran golpeado y palidecía cuando escucho eso, Dinah se sintió mal por decirlo, pero tenía que ser honesta en lo posible, no sabía si Helena y Leah eran pareja, pero todo parecía indicar que sí, Helena había pasado los últimos dos meses con ella en su cabaña en Colorado. Quizá ya era demasiado tarde para Bárbara, quizá no, pero al menos debía decirle los hechos.

 

—La abrace feliz, y luego de unos minutos me dijo que fuéramos a su apartamento, para hablar con tranquilidad. Vive arriba de la galería de arte, la embrome por ello, debido a que ya vez que en su anterior trabajo vivió arriba del Dark Horse, y la galería fue su trabajo cuando recién llegó a SF, Kate la contrató casi de inmediato y la tomó bajo su ala al mismo tiempo, se que es una gran amiga de Helena y es como si fuera su abuela postiza. Es muy sobre protectora de ella, ¿sabes que la enseño a cocinar?, y fue ella la que la estuvo presionando hasta que logró que Hel aceptara hacer una exposición de sus obras. Cuando la exposición fue un éxito, Kate se negó a tener a Helena como asistente en la galería y la instó a pintar a tiempo completo. Fue cuando ella empezó a viajar. Este último año Hel ha estado por toda América latina, tiene unas fotos increíbles de sus viajes.

 

Bárbara sonrió ligeramente ante el asombro de Dinah, para ella en cambio no era ajeno que Helena gustara de viajar, era algo que aprendió y un gusto que adquirió de su vida con su madre, con Selina, Helena viajo por toda Europa y Oriente, por Dios, Helena era francesa de nacimiento. Sabía que hasta antes del asesinato de su madre, para ella era normal viajar un par de meses al mes como mínimo, a Selina le encantaba viajar a Europa de vacaciones, especialmente a París.

 

—Y su apartamento Bárbara, no lo creerías si no lo vez, es totalmente opuesto a la Helena que yo conocí, recuerdas que en su departamento arriba del Dark Horse, era un altar a lo espartano. Bueno, su apartamento en San Francisco es totalmente lo opuesto, esta exquisitamente decorado en un estilo minimalista, pero no frió, ¿sabes? —puso cara pensativa como buscando las palabras adecuadas—, se siente cálido y bien vivido. Tiene fotos de sus viajes, revistas de todo el mundo, de arte, tiene un equipo de Home Theather WOW—se entusiasmo al decirlo—, y ¡una computadora!, Puedes creerlo, tu sabes que Helena estaba peleada con ellas, pues tiene una HP Pavilion Elite d5000t ATX series, y eso solo la que tiene en casa, su lap es una MacBook Pro de 17”, cuando la saco para hacerme un disco de su portafolio casi babeo, ¡no podía creerlo! —la voz de Dinah estaba llena de entusiasmo, como si solo estuviera hablando de los juguetes nuevos de Helena sin darse cuenta que cada palabra que decía era como un pequeño cuchillo en el corazón de Bárbara, Helena era feliz, lejos de ella, lejos de New Gotham, fuera de Huntress—y ¿sabes que es lo mejor?, Nunca lo imaginarías Babs, Helena tiene una licenciatura en Arte, ¡Historia del Arte! —exclamó

 

— ¡QUE! —esto si de plano era algo que nunca pensó, no después de que Helena siempre dijera que primero muerta que ir a la universidad, que era algo aburrido, que no iba con ella. La cabeza de Bárbara le daba vueltas, Dinah estaba describiendo a una Helena totalmente desconocida, no podía comparar a la Hel que conocía con la que describía Dinah, ¡era una extraña totalmente!

 

—Si, yo también me quede boquiabierta cuando me lo dijo, pero ese fue un secreto que nunca compartió con nadie Babs—reservada, casi temerosa de decirlo—Helena asistió a la universidad por 3 años en New Gotham, pero nunca le dijo a nadie Bárbara. Lo hizo a escondidas. Era un sueño de su madre, solo ella te lo podría explicar, pero me dio a entender que sin su madre no tenía ánimos para nada, pero una parte de ella lo hacia por estar cerca de ella. Sin embargo la vida de Huntress era demasiado exigente y lo dejo, además su mente ya no estaba en ello.

 

— ¿Hel asistió a la universidad?, ¿Hel con una licenciatura en arte? —demasiado, era demasiado para asimilar.

 

—Si, te imaginas a Helena, ¡es experta en Arte! Como su madre—dijo con su acostumbrado entusiasmo—. Y no sólo eso, aprendió un montón de cosas en sus viajes, no sólo es una buceadora certificada, sino que también es experta escaladora en roca, y no se cuantos deportes outdoors más, ya sabes, esos deportes extremos, rafting, kayaking, bicicleta de montaña. Siempre tuvo un cuerpo atlético, pero WOW, si la vieras ahora, es puro músculo, pero mmm—gesticulo con las manos— sigue siendo muy femenina, antes era delgada y fuerte, debido a su meta genes, pero ahora esta atlética. Entrenamos un rato, creo que lo hizo solo para checar si yo podía cuidar de mi misma. Como le dije de Aiko y eso, supongo que le entro lo sobre protector, no creo que considere a Dick lo suficientemente bueno como mentor, ¿sabes? —la miro—, y tiene un gimnasio súper completo en su casa, y una bicicleta de montaña, ah y su Jeep Liberty, ¡es hermoso! Le puso un rack para su bicicleta y otro para su kayak. Realmente se ha interesado mucho en esas actividades outdoors, si no esta pintando o viajando se la pasa en las montañas y ríos practicando.

 

—Ya veo, y ¿esa pintura? ¿Te dijo porque la pinto? —señalo con un gesto.

 

Dinah pareció algo incómoda, sonrió algo tensa—es difícil de explicar, bueno, ella me dijo, que la pintó porque esa era la Bárbara que recordaba, su amiga, su mentora, su compañera en la lucha contra el crimen. Era todo lo que le quedaba de la vida que alguna vez tuvo.

 

—No entiendo—murmuro Bárbara totalmente desconcertada, ¿por que Helena la pintaría así?, acaso...no la idea sola era espeluznante.

 

—Bárbara, cuando hable con Helena ella estaba convencida de que tu la odiabas, no se por irse, por no hacer las cosas como te gustaban, porque pelearon, no se. Pero ella no quería hablar de ti—confesó.

 

—oh, no... yo...—balbuceó sin saber que decir.

 

—Cuando me despedí ella aceptó mantenerse en contacto conmigo, pero no me dijo si podía hablarte de ella o no. Tampoco me aclaró porque pelearon, simplemente me dijo lo que te comente del cuadro. Le escribí una carta, pero aunque le llegó a los dos días de que regresara a New Gotham, ella había salido al día siguiente de mí partida a Colorado con Leah , y fue cuando volvió hace unos días que la leyó. Me pidió que te dijera que esta bien, que tiene una vida en SF y que no te preocupes por ella. Y que la pintura era tu regalo de cumpleaños. —terminó apresurada. —ah, y este es el disco con su portafolio, seguro lo encuentras interesante.

 

Le extendió un disco de datos que Bárbara tomó y puso a un lado. Dinah la observaba atenta, después de la sorpresa inicial, la pelirroja se había tornado algo seria, escuchó atenta cada palabra dicha por ella, pero a excepción de alguna sorpresa inicial por lo que ahora era la vida de Helena y su palidez cuando menciono a la posible novia de esta, no había mostrado ninguna otra emoción. Se veía pensativa, demasiado tranquila para su gusto.

 

—Gracias, Dinah. ¿Tienes sus datos no es así? ¿Para comunicarte con ella?

 

—eh, si claro—saco un papel de su bolsillo, lo había anotado, segura de que Bárbara se lo pediría.

 

—Hmm, Gracias, puedes irte a descansar, Aiko y Dick no deben tardar en regresar.

 

—Ok, ¿No necesitas nada? ¿Quieres que te ayude en algo?

 

—No, estoy bien Dinah, gracias de todas maneras—le sonrió ligeramente.

 

—Uh, ok, nos vemos mañana. —Dinah se retiró con una última mirada, dejando a Bárbara con sus pensamientos, sus poderes telepáticos le habían permitido sentir la alegría, el dolor, desconcierto, tristeza, esperanza y al mismo tiempo desconsuelo e incredulidad  y celos de la pelirroja conforme la escuchaba, al principio no había querido mencionar a Leah , pero creía después de mucho pensarlo que era lo mejor, no sabía si Helena aún amaba a Bárbara, pero  lo que si sabía es que ella estaba saliendo con alguien más, que tan serio era, no estaba segura, lo cierto era que Helena tenía una vida en San Francisco, y no creía que esta la dejara a menos que tuviera una poderosa razón para hacerlo y a menos que Bárbara y Helena aclararan las cosas entre ellas y se confesaran sus verdaderos sentimientos la apuesta seguía en el aire. Lo que temía es que fuera demasiado tarde...

 

Parte 7

 

****

Una vez sola, Bárbara dejó escapar las lágrimas que había tratado de contener mientras Dinah estaba ahí mirándola, al principio la sorpresa la privo de todo control, sin embargo después, conforme escuchaba a Dinah contar la historia, intentó recuperarlo y tratar con todas sus fuerzas de escuchar de manera objetiva lo que esta le decía, era doloroso, todo era demasiado abrumador, desconcertante, no sabía que pensar o que sentir.

 

La imagen que Dinah le presentó de Helena no era en lo absoluto una imagen que pudiera conciliar con la Helena que ella conocía y amaba. Era algo increíble, por demás incomprensible pero al mismo tiempo, una parte de ella reconocía a esa Helena, en el fondo de su alma, algo hacía eco en su interior, un recuerdo, una pregunta que por años la persiguió, no estaba segura, pero dentro de sí, sentía que la respuesta estaba ahora ante sus ojos y no estaba del todo convencida de si era una que esperaba saber o algo que nunca imagino pudiera ser.

 

Helena en San Francisco, una pintora reconocida, feliz, una joven normal. No le había preguntado a Dinah si acaso Helena seguía siendo vigilante de alguna forma, pero en todo lo que le dijo la rubia, en ningún momento se pudo entrever si lo hacía aún o no, pero su intuición le decía que no, sabía que los bots que había colocado en las diferentes agencias de noticias y bases de datos del FBI, CIA y policía en el país no habían arrojado absolutamente nada sospechoso o con una vaga resemblanza que pudiera indicar que Huntress estaba en activo. Dos años y nada. Ahora sabía la verdad, Helena dejo todo atrás, no sólo New Gotham, sino todo lo que antes de su partida la identificaba como persona y vigilante.

 

—Oh, Dios, Hel—se llevó las manos a la cara, sintiendo que su corazón se partía en mil pedazos, parte desesperación, parte de tristeza y parte de saber que fuera lo que fuere que hizo a Helena tomar esa decisión de dejar atrás todo sin miramientos, iba más allá del simple hecho de resentir que Bárbara hubiera cuestionado su habilidad y compromiso con la vida de Súper Héroe y Vigilante de New Gotham, no sólo tenía una nueva vida, le dio un giro de 360°, quien era Helena Kyle sin ella, sin New Gotham, sin Huntress.

 

La respuesta era lo que más temía, Helena Kyle no era otra que esa Helena que debió ser hace 10 años, esa que de seguir viva Selina, su madre, se hubiera llevado a su hija a París, la misma que solo hoy sería un recuerdo, quizá una amiga distante, o alguien querido que solo vería de vez en cuando, con quien hablar por teléfono en ocasiones y visitas esporádicas. Esa joven alegre, exitosa y sin rabia que un día Bárbara soñó que Helena sería, antes de Clayface, antes del Joker, antes de Bárbara misma.

 

Una alarma sonó y Oracle debió concentrarse en su trabajo, ya habría tiempo para divagar y reflexionar, Nigthwing y Lotus la necesitaban como lo que era una cyber-guardián.

 

Era un asalto a una joyería, una hora después Nigthwing y Lotus regresaron a la torre para el reporte, luego de despedirse y desearle buenas noches, tanto Dick como Aiko se retiraron, Dick a Wayne Manor y Aiko a su habitación, si notaron sus ojos rojos por el llanto no dijeron nada, quizá pensaban y atinadamente que estaba pensando en Helena, como olvidarla, era imposible, durante 15 años Hel había sido una constante en su vida, desde que la conociera siendo una niña precoz de 12 para la cual hizo de niñera y compañera de juegos, confidente en sus años de adolescente, su guardián y mentora, su amiga y consuelo.

 

La conocía desde hacía 17 años, dos de los cuales fueron un tormento al no saber su paradero, y ahora, saber donde estaba era casi tan doloroso como no hacerlo.

 

Puso a Delphi en standby, revisó que todo estuviera en orden antes de salir al balcón, el lugar favorito de Helena en la torre y el suyo, para pensar, para recordar, no sabía que hacer, que sentir, que pensar. Se quitó los lentes y se frotó el puente de la nariz, tenía un increíble dolor de cabeza, el vino consumido en la cena y después el whisky no ayudo en nada.

 

Bárbara camino hasta el balcón, mirando hacia la ciudad, la misma por la cual dedico sus años de juventud a cuidar y proteger, esa por la cual perdió el uso de sus piernas a causa del Joker, si, ahora podía caminar y sentir de nuevo, pero en realidad nunca dejaría de usar la silla, cuando estaba agotada realmente era preferible usarla y no extralimitar sus extremidades. Era una bendición poder tomar un baño de pie, caminar cuando lo necesitaba, y poder defenderse si así lo requería, pero por lo demás siempre usaba su silla, además la gente en general no sabía que ella podía caminar de nuevo, aunque fuera por periodos cortos.

 

Ahora, que parecía tener todo, no tenía nada, no importaba que sus piernas pudieran sostenerla y obedecer sus comandos, ahora que sus protegidas eran capaces de ser vigilantes, capaces de cuidar y proteger una de las ciudades más peligrosas del mundo, ahora que pareciera que todo estaba en su lugar correcto, incluso que sabía el paradero de Helena y que estaba bien y feliz, era entonces el momento en que más sola y vacía se sentía.

 

Ni siquiera cuando su condición parapléjica era una situación reciente se había sentido tan sola, tan vacía, sin esperanza. Si, llena de rabia y coraje, inundada de dolor, de pérdida, de saber que lo que antes daba por sentado ya era cosa del pasado, que nunca volvería a caminar, pero ni siquiera en esos momentos tan obscuros y llenos de desolación la habían hecho sentir esta sensación de profundo vacío, de no tener nada, de no ser nada.

 

Helena, murmuró para si, tan sólo mencionar su nombre le hacía sentir una puñalada de honda pérdida, dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, y Por Dios, ella había sido tan ciega, tan obstinada y estúpidamente ciega de no ver la verdad, de no darse cuenta de su verdad.

 

Cuando estas tan acostumbrada a tener algo en tu vida de manera cotidiana, no te percatas de su vital importancia hasta que es tarde, demasiado tarde para arrepentirte, para corregir el camino y enmendar puentes rotos, para estirar la mano y asirte a lo más querido que instantes antes estaba a tu alcance con solo quererlo. Eso había sido Helena en su vida por 15 años, una constante perfecta, una amiga incansable, una compañera cálida y llena de vida, una mujer de carácter y volátil temperamento.

 

Dos años, sin su constante presencia habían cobrado su precio en oro, desde las primeras horas de su partida, cuando sintió que su corazón era arrancado de su pecho, desde el mismo instante en que Bárbara vio las cajas con las pocas pertenencias físicas de Helena en la mesa de la sala, en ese instante preciso Bárbara sintió que su vida dejaba de tener sentido, cuando las pruebas inequívocas de que Helena se había ido sin dejar rastro le quitaron el aliento y casi la razón ante el dolor ensordecedor que gritaba en su mente una y otra vez como un mantra el nombre de Helena, como si de una manera mágica pudiera invocarla ante si, todo dejo de tener sentido, porque se pregunto una y otra vez, porque había sido tan necia, tan ciega, tan malditamente racional y analítica como para creer que podía vivir sin ella.

 

La sola idea entonces era aterrorizante, y cuando los días se tornaron semanas y estas en meses hasta acumular dos años de ignorancia, el dolor era tan insoportable que aprendió a vivir con el de la misma manera en que aprendió a vivir con su discapacidad, obviando el hecho, viviendo día a día sin siquiera darse cuenta que lo hacía.

 

Wade, el pobre, nunca supo que pasó realmente, ni tampoco nunca aceptó sus explicaciones, porque sencillamente no tenían sentido para el, por más que intentó darle sentido, ella sabía que si no lo tenía era porque meramente no existía una razón que pudiera explicarle a Wade, como decirle que su relación en realidad había sido una manera inconsciente de Bárbara de huir de sus verdaderos sentimientos, como le explicas a un hombre que te ama sinceramente y que nunca te vio como una mujer discapacitada sino como una mujer atractiva e interesante, que estas enamorada total y absolutamente de la que fuera otrora tu protegida, tu mejor amiga y que desde que se fue tu vida es una agonía y sólo habían pasado unas horas cuando la verdad le pego en medio de los ojos, cuando después de más de un año de salir con el y haber aceptado de manera reluctante ser su esposa tres meses antes.

 

Horas tan solo sin Helena y fue suficiente para aceptar la verdad de sus sentimientos por ella aunque no quisiera darles nombre. Y ahora, que sabía de su paradero, no sabía que hacer. Todo lo que le había dicho Dinah indicaba que ella era feliz donde estaba, no solo eso, era una mujer de éxito, tenía una vida ya hecha, lejos de todo lo que alguna vez la habían hecho lo que era, una vigilante, Huntress.

 

Bárbara no se dio cuenta de cuanto tiempo paso en el balcón de la torre dilucidando sus sentimientos, tratando de analizar desde todos los ángulos las posibles consecuencias de saber con certeza donde estaba Helena, su primera reacción había sido querer correr a tomar el primer avión disponible a San Francisco y rogarle a Helena que regresará, ponerse a sus pies y pedirle que la perdonara y que volviera. Sin embargo, después de mucho pensar y pensar, de darle vueltas una y otra vez a lo que deseaba y era lo correcto, Bárbara sabía que no tenía idea de que tenía que hacer.

 

Helena se había ido después de una terrible pelea entre ellas por poner en tela de juicio su capacidad de ser vigilante, pero acaso existía otra razón detrás de su decisión tajante de dejar todo atrás, la nueva vida de la joven era claro ejemplo de eso. Acaso estaba cansada de esa vida y esa pelea fue solo una excusa, una manera de salirse de algo que ella consideraba un deber y no una vocación y ¿no sabía como decirle a Bárbara que no deseaba seguir haciéndolo? 

 

—Oh, Dios, Helena. —sintió que las lágrimas escurrían silenciosas por sus mejillas inexorablemente, desgarrada entre su deseo de volver a tener a Helena en su vida y al mismo tiempo su parte racional exigiéndole que la dejara vivir la vida que esta había elegido para si con gran éxito.

 

No sabía que hacer, no sabía si tendría la fuerza para comunicarse con ella sin suplicarle que regresara, deseaba, no, necesitaba desesperadamente a Helena en su vida, pero sabía que una llamada telefónica esporádica o e-mails no eran suficientes y tampoco tenía derecho a pedirle que regresara si no era su deseo.

 

Tenía que aceptarlo, aceptar que Helena no regresaría, que la mujer que amaba con desesperación nunca sería su amante, su amor. Su Helena se había ido hacía dos años y el que supiera ahora donde estaba no cambiaba nada. Ella la dejo y lo había hecho de manera definitiva.

 

—Hel, te amo, te amo tanto que tengo que dejarte ir —musitó con los ojos anegados de lágrimas. La decisión era la más sencilla y al mismo tiempo la más difícil que había tomado en su vida, desde que ella se fuera ni un solo instante dejo de extrañarla, de necesitarla, de darse cuenta que Hel lo era todo en su vida, el aire que respiraba, con ella a su lado siempre supo que todo tarde o temprano estaría bien. El dolor era demasiado, sentía que estaba muriendo lentamente y lo peor de todo es que no le importaba.

 

En algún momento el frío de la madrugada la hizo retirarse a su habitación, se sentía rota y vacía, había tomado la decisión correcta, se repetía una y otra vez, como algo que es lo lógicamente sensato se siente tan endemoniadamente mal.

 

 

Al día siguiente, Bárbara salió tarde de su habitación, durmió poco y mal, pese a haber tomado la decisión de dejar que Helena siguiera con su vida, y se hubiera convencido que era lo correcto, no podía evitar sentirse desolada. Cuando Dinah la vio esta se dio cuenta de que algo andaba mal, pero no estaba segura de si preguntar que pasaba o permitir que Bárbara le dijera cuando se sintiera bien para hacerlo. De algo si estaba segura, tenía que ver con Helena.

 

—Babs, voy a salir con Gabby—le dijo nada más verla, sonriéndole—, te deje el café listo.

 

—Oh, Gracias D, que tengas un buen día, me saludas a Gabby—. Contestó distraída mientras revisaba el periódico.

 

—Seguro, Aiko salió temprano tenía entrenamiento de futbol.

 

—Ok —dijo sin levantar la vista del periódico. No vio la mirada preocupada de Dinah, algo estaba mal, lo sentía. Se suponía que Bárbara debía estar fuera de sí de alegría al saber donde estaba Hel y la posibilidad de comunicarse con ella, Por Dios, ¡esas dos tenían que hablar urgentemente! Pero claro, no era el caso, no sabía que pasaba, pero fuera lo que fuere que estaba pensando Bárbara no era precisamente lo que ella esperaba.

 

Bárbara no tenía hambre realmente, pero se obligó a comer un beagle con queso crema y un par de tazas de café, pese a que tomaba té la mayor parte del tiempo, por la mañana siempre prefería un café para vigorizarse. Se ocupo la mayor parte de la mañana trabajando en su programa de encriptación y checando que Delphi estuviera en óptimas condiciones.

 

Nerviosa, de tanto en tanto ojeaba el pedazo de hoja con los datos de Helena en las distintiva letra de Dinah, trataba de no pensar en lo que esa líneas significaban, por fin después de mucho pensarlo, Bárbara abrió su programa de correo electrónico y luego de teclear la dirección de Helena le escribió un e-mail, corto y conciso, pero lleno de significado. Su mano tembló por un momento en la tecla de Discard, respiró profundamente, dejando escapar el aire lentamente y cerrando los ojos le dio send.

 

Cuando abrió los ojos la pantalla decía mensaje enviado. Se quedó mirando la pantalla por lo que le parecieron siglos, hasta que con un suspiro atormentado cerró el programa. Estaba hecho. Lo único que podía hacer...

 

Parte 8

 

****

 

Helena abrió su correo electrónico dos días después de su último chequeo, lo que menos esperaba encontrar era un mensaje de Bárbara Gordon, de más estaba decir que realmente la tomó por sorpresa encontrarlo ahí esperando ser abierto, sin embargo, lo que la dejo totalmente estupefacta fue lo que decía. Se había preparado para un sentido e iracundo mensaje reclamándole y exigiéndole que regresara a New Gotham, no obstante, lo que decía el mismo era todo menos eso.

 

— ¿!Qué diablos!? —exclamó Helena poniéndose de pie de un salto sin apartar su vista de la pantalla.

 

De hecho, Helena tuvo que leer el mensaje varias veces antes de creer lo que este decía. No sólo no había reclamos ni palabras duras en el, sino todo lo contrario, Bárbara no sólo la felicitaba por sus logros, sino que se alegraba mucho de que su nueva vida fuera tan fructífera y además le decía que estaba muy feliz de saber que le estaba yendo tan bien en el nuevo derrotero que había escogido para su vida y que recordara que las puertas siempre estaban abiertas para ella y que no olvidará que su familia la quería y siempre sería bienvenida en caso de que deseara visitarlas. Le deseaba lo mejor en su carrera. Que se le extrañaba pero al mismo tiempo era feliz de saber que ella estaba muy bien. Le agradecía profusamente la pintura, diciéndose gratamente sorprendida por su talento, siempre estuvo segura de que Helena estaba destinada a grandes cosas y realmente estaba complacida por su éxito.

 

Helena se quedó mirando las palabras frente a ella sin poder dar crédito a lo que leía, era demasiado No Bárbara, donde estaba los reclamos y reprimendas por haber abandonado la ciudad, y su deber como vigilante, donde estaba el enojo por desaparecer sin dejar rastro y haber pasado dos años en absoluto silencio acerca de lo que era de ella. Sorprendida era poco, estaba sencillamente anonadada, esa mujer que le escribió no podía ser su Bárbara. ¿Dónde estaba la mujer que anteponía el deber ante todo?

 

Incapaz de entender y asimilar el mensaje, Helena se puso de pie y subió al techo para intentar aclarar sus pensamientos, se sentó en la orilla del edificio y miró hacia la luna que brillaba incandescente en el cielo. Su mente era un caos, una parte de ella se sentía extasiada de felicidad por las palabras de Bárbara y otra parte estaba totalmente confundida por ellas, Bárbara siempre había sido muy celosa del trabajo de vigilante de New Gotham, el deber era ante todo, antes que tu vida personal, antes que cualquier estrago emocional o afectivo. ¿Acaso su vida con Wade la había cambiado tanto que ahora era capaz de aceptar que existía algo más que ser vigilante? La sola idea le causaba una profunda tristeza, el pensar que había sido Wade y no ella quien la ayudara a entender que solo si existía un balance entre tu vida diaria y tu vida como vigilante se podía llegar a ser feliz. Que solo enfocar todas tus energías a ser vigilante no era saludable para tu paz física y emocional.

 

Toda su vida había amado a Bárbara Gordon, Oracle, Batgirl, toda ella, con su desquiciante sentido del deber, con sus manías y excentricidades, no había nada de Bárbara que no amara, sus defectos y virtudes, siempre esperando, deseando que abriera los ojos y viera lo que tenía frente a ella. Pero no sólo nunca lo vio, sino que lo encontró en alguien más y no era ella. Oh, como dolía esa verdad, era crucificante amarla como lo hacía, de esa manera total y absoluta que no permitía a nadie más en su corazón, mentiría si se dijera a si misma que no había buscado por otra parte, si que lo hizo, de hecho su último intento terminó en una agradable y cálida amistad, ninguna de las dos partes pudo ir más allá de la satisfacción física, algo que era pasajero porque al final de todo, tu corazón, tu alma, clamaba por alguien más. Y dentro de ti sabías que siempre te sentirías incompleta sin la otra mitad de tu alma. Empero, el saber quien es el amor de tu vida, el único amor posible, no significa que sea para ti.

 

Quizá así se sintió su madre al amar a Bruce Wayne, Alías Batman, saber que era el único hombre al que amaría toda su vida, pero al mismo tiempo a uno que sabía que no podría tener completamente para sí. La ironía es que su madre sabía que Bruce sentía lo mismo por ella y sabía también que este nunca buscaría a alguien más. En cambio ella, no sólo estaba perdidamente enamorada de un imposible, sino que dicha persona no sólo no sabía que la amaba, sino que además se había casado con alguien más y por lo que entendía era feliz con ese alguien, tan es así que la mujer que creías conocer como la palma de tu mano se siente en unas cuantas palabras una total desconocida. ¿Quién de las dos cambió más en estos dos años Red? Se preguntó y no estaba segura de conocer la respuesta, quizá porque dentro de si sabía que no la había. No podía saber que en realidad ninguna de las dos había cambiado, de hecho una maduro y la otra por fin abrió los ojos. Lamentablemente las separaban miles de kilómetros y ninguna de las dos parecía tener el valor para descubrir la verdad.

 

Más calmada, Helena bajó a su estudio a pintar, en el estado de animo en que se encontraba, seguramente algo saldría en el lienzo. No estaba segura si respondería al mensaje de Bárbara, se sentía aún demasiado desconcertada y prefería dejar pasar unos días para reflexionar, quizá pintando encontraría las palabras correctas para hacerlo.

 

La carta de Dinah había sido algo escueta, unas cuantas líneas pidiéndole a Helena que reconsiderara su actitud para con Bárbara, diciéndole que no permitiera que el orgullo arruinara lo que ellas habían compartido por tanto tiempo. “Ella no ha sido la misma desde que tu desapareciste Hel, Bárbara te extraña, necesita saber que estas bien, necesita saber de ti, tienes que hablar con ella Helena, por favor, te lo suplico, Bárbara te necesita.”

 

Si la carta de Dinah la hizo enviarle el retrato a Bárbara como una rama de olivo para limar asperezas, el correo electrónico de la pelirroja la hacía pensar que quizá después de todo podría si no regresar a NG, al menos mantener una relación civilizada y amistosa con Bárbara. Empero, Helena no estaba segura de ser capaz de mantenerse alejada de ella si se permitía a si misma entablar de nuevo esa conexión. Helena había logrado sobrevivir lejos de ella a costa de mantenerse ignorante de todo lo que pudiera concernir a Bárbara, aunque eso significara cortar todo lazo con Dinah, sin embargo ahora eso ya no era posible. No sin lastimar a la chica y a Bárbara de nueva cuenta. Helena sabía que tarde o temprano tendría que verla de nuevo, que en algún momento tendría que tener el valor para hablar con ella, sabía que era algo que tenia que hacer, eso no lo ponía en duda. Lo que aún no estaba segura era cuando tendría los arrestos suficientes como para hacerlo.

 

 

Parte 9

 

*****

 

Fue dos días después que recibió la llamada de Dinah, estaba viendo la televisión tranquilamente cuando el teléfono sonó.

 

—Kyle—contesto tersa, sin molestarse en ver el ID, solo unas cuantas personas le hablaban.

 

—Hey Hel, ¿como estas? —la saludo la jovial voz de Dinah.

 

—Hey D, bien, bien, aquí relajándome un poco y ¿tu que tal? —contesto con desenfado, recostándose nuevamente.

 

—Oh, ya sabes como siempre, un montón de estudios y ensayos, pero todo excelente. Pronto empezarán los semestrales, así que he estado poniéndome al día para no andar toda histérica. De hecho Babs me ha dispensado de los patrullajes hasta que los pase. Menos los fines de semana—le contó.

 

—Wow, bien por ella Kid, pero no es de sorprender ¿cierto? —Helena sintió que su corazón daba un salto cuando escuchó a Dinah hablar del objeto de sus pensamientos—después de todo, si alguien entiende la vida académica es ella. Sus alumnos deben estar histéricos seguramente—dijo con tono ligero.

 

—Mmm, —Dinah hizo una pausa—Hel, Bárbara ya no da clases en New Gotham High—aclaró.

 

— ¿Cómo? —se incorporó de el sofá poniéndose de pie, incapaz de estar sentada, eso si que era una sorpresa—pero Bárbara adora dar clases, ¿acaso Wade no quiere que trabaje? —preguntó incrédula.

 

Dinah resopló y miró hacia la ventana, debatiéndose entre que podía y que no decir de Bárbara, al final pensó, si Helena estaba hablando de Bárbara como si nada, quería decir que las cosas estaban bien, de alguna forma, y si ni ella ni Babs eran capaces de dar el primer paso, alguien tenía que empujarlas en la dirección correcta y ese alguien era ella. Quería ver a su familia feliz y junta de nuevo, ya estaba harta de la terquedad de esas dos, parecían dos niñas chiquitas montando un berrinche.

 

—Este, Hel, mmm, Bárbara nunca se casó con Wade—dijo apresurada y contuvo el aliento esperando la reacción de Helena, pero esta nunca llegó— ¿Hel?, ¿Helena? —escuchó un pequeño tud ... crash del teléfono, se separó el auricular ante el estruendo.

 

— ¿Qué? ¡Que dijiste! —Balbuceó temblorosa Helena cuando logró levantar el teléfono— ¿Dinah? —Pidió con voz trémula— ¿que fue lo que dijiste?

 

—Bárbara nunca se casó con Wade Hel—le confesó la verdad por fin—, de hecho rompió el compromiso a la semana de que tu te fueras. —explicó Dinah despacio, como comprendiendo que el cerebro de Helena simplemente hizo corto circuito ante la noticia, una que por lo visto no esperaba.

 

—Pero, pero ¡Cómo!, Bárbara estaba enamorada de él, ¡porque lo hizo! —exclamó Hel con desmayo.

 

—Hel, sus razones las desconozco, —mintió Dinah, no era ella quien tenía que decirle que en realidad Bárbara lo hizo porque luego de que Helena se fuera se dio cuenta de la verdad de su corazón—nunca me habló de ellas, lo único que se de cierto porque fui testigo de ello, es que Bárbara nunca volvió a ser la misma desde que tu te fuiste Hel—, agregó con un suspiro— Dios si la hubieras visto, estaba destrozada, paso noches enteras sin dormir, buscando cualquier rastro de ti, estaba desesperada, nunca la había visto tan triste Hel—dijo intentando hacer que Helena leyera entre líneas lo que sus palabras no decían—. Algo murió en ella cuando te fuiste, cuando las semanas se tornaron en meses Bárbara perdió la esperanza de que regresarás. Espero a que terminara el año para renunciar y después de eso entró a trabajar en los laboratorios de investigación de tecnología experimental de Wayne Corp. En eso trabaja desde entonces Hel—concluyó.

 

Helena estaba teniendo dificultad para asimilar lo que le decía Dinah, Bárbara no se caso con Wade, Bárbara estaba triste por ella, Bárbara ya no era maestra de inglés... simplemente no tenía sentido. — ¿Cómo tomo mi regalo y la noticia de que sabías donde estoy? —quiso saber intrigada.

 

—Oh, eso que bueno que lo mencionas—, Dinah se recargó contra la ventana—al principio cuando vio tu cuadro y supo que era tuyo y que yo sabía donde estaba ella se derrumbó, se puso a llorar, una mezcla de alivio y felicidad por saberlo —su tono se tornó triste— Luego me acuso de mentirle, me apresuré a aclarar eso, pues en realidad no sabía donde estabas. No se si me creyó o no, quiero creer que sí, lo que no entiende es porque espere dos meses para decirle.

 

— ¿Que le dijiste? —preguntó entre curiosa y preocupada, jugando con el celular.

 

—Bueno, use la excusa de que tu creías que estaba enojada contigo—explico Dinah con desenfado—, y que pues no sabías que hacer, no podía decirle que tu me prohibiste hablar de ella, y tampoco sabe las razones por la cual me pediste eso. Pero Hel, yo necesitaba que supieras, sin embargo, no sabía como decirte las cosas, así que solo te dije lo que necesitabas saber para que tomarás la decisión.

 

—No me dijiste lo importante Dinah— le reclamó— ¡el saber que Bárbara no se caso con Wade era vital! Esa fue la principal razón por la que me fui y ¡lo sabes! —le reclamó iracunda.

 

—Hel, si no te lo dije fue porque yo quería que tú aceptaras a Bárbara en tu vida antes de saber cualquier otra cosa, que la perdonarás por lo que fuera que fuese la pelea que tuvieron. Nunca me lo dijo, yo sabía la razón por la que tomaste la decisión final de irte, pero no que lo disparó—intentó razonar con ella.

 

—Pero no me has dicho como lo tomó—no le dijo del e-mail que recibió de Bárbara, no era importante en ese momento.

 

—Como te dije—se apresuró a aclarar las cosas— luego de esclarecer que yo no sabía donde estabas, se tranquilizó un poco, sorprendida si, mucho, sobre todo después de que le conté que fuiste a la universidad y todo lo que haces, me escuchó sin decir mucho, creo que estaba totalmente estupefacta al escucharlo. Cuando termine solo me miró, no me acuerdo que me dijo pero estaba tranquila, demasiado, me asusto un poco, creía que tomaría el primer avión a SF para ir a verte o algo, llamarte no sé, pero no hizo nada. Le di tus datos, no se si se ha comunicado contigo—agregó.

 

—Me escribió un e-mail, me felicitaba por mi nueva vida y me agradecía el cuadro. Me dijo que siempre sería bienvenida en New Gotham si quería ir de visita, pero nada más—le contó con cierto dejo de incredulidad—no me lo podía creer, pensé que me reclamaría o exigiría regresar, no lo que me dijo.

 

Dinah sonrió para sí, típico de Bárbara, anteponiendo la felicidad de otros antes que la suya, sin saber que la felicidad de Helena era ella.

 

—Te dije que cambió mucho después de que te fueras Hel—la defendió Dinah—, oh, sigue siendo la adicta al trabajo de siempre, pero cambió mucho Hel, es más sombría y seria. Se que te extraña, no me lo dice, pero lo sé, lo veo en su mirada, pasa mucho tiempo en el balcón, como si esperara verte llegar en cualquier momento. Muchas veces la he sorprendido mirando esa gárgola de la cual eras tan afecta. —señalo como al descuido, pero con toda la intención de dejarle claro a Helena lo mucho que Bárbara la necesitaba en su vida.

 

—Oh, ya veo—dijo suspicaz, aún no muy segura de lo que Bárbara le escribiera, se sentía extraño.

 

—Hel, verdaderamente necesitan hablar ustedes dos—señalo Dinah, presionando un poco—, Bárbara merece saber la verdad de porque te fuiste. Sé que te asusta la idea de perderla si le confiesas tu verdaderos sentimientos, pero Helena—, expuso vehemente— ¿que tienes que perder? ¿A Bárbara?, Por Dios, Hel, vives al otro lado del país, tienes una vida hecha. ¿Qué más puedes perder? Estos dos años has vivido con la idea de que ella se caso con Wade y te hiciste el propósito de olvidarla, pero te pregunto ¿lo has logrado?

 

El silencio fue su respuesta, sabía que Helena seguía al otro lado porque su respiración era ligeramente agitada, era obvio que estaba totalmente shockeada por la noticia de que Bárbara nunca se casó.

 

—Helena—le suplicó—Habla con ella. De una manera u otra las dos sentirán mejor. Creo que necesitas cerrar esa puerta que esta abierta en tu corazón, para bien o para mal y eso nunca sucederá si no le confiesas a Bárbara tus sentimientos y ella nunca entenderá por que te fuiste y siempre creerá que fue por su culpa, que te forzó a una vida que no querías y eso la hace sentir muy mal.

 

—Ella nunca me forzó a hacer nada que no quería, Dios, nadie es capaz de hacer eso, ni siquiera Bárbara y ¡adoró el suelo que pisa! —exclamó indignada.

 

—Eso lo sabes tú Hel, pero no ella. El saber que tu vida actual es diametralmente opuesta a la que tenías aquí en New Gotham ha sido un total shock para ella, que quieres que piense. Ella cree que eres feliz porque no esta en tu vida. Yo se que eres feliz en parte, pero en el fondo tu sabes la verdad ¿no es así Hel? —inquirió compasiva.

 

—Yo, no sé que hacer D, la amo, si, nunca dejaré de hacerlo, es inútil intentar olvidarla, pero tengo miedo. Miedo de volverla a ver, viviendo aquí al menos me hacía a la ilusión de que ella era feliz y ahora que ella sabe que estoy bien y que no me odia, mantengo esa ilusión, pero no podría soportar perderla definitivamente si ella supiera lo que siento. Oh, se que no me repudiará ni nada, ella es muy dulce y compasiva, pero no soportaría la idea de que me viera con esa mezcla de pena y compasión por no sentir lo mismo que yo. Eso me mataría definitivamente D, de esta manera yo... yo puedo soñar.

 

—Oh, Hel, no se que decirte, pero nunca te creí una cobarde, se que te fuiste porque la idea de lastimar a Bárbara era demasiada para ti, y tu amor por ella era demasiado como para que pudieras soportar la idea de lastimarla con tu indiferencia, que sólo sería una forma de protegerte del dolor, sin embargo Hel, hay un dicho que dice, más vale morir de pie que vivir de rodillas. Bárbara necesita oír la verdad y tú necesitas decírsela.

 

—No lo sé D, no lo sé—resoplo impaciente.

 

—Piénsalo Hel, sólo eso te pido—le suplicó comprensiva.

 

—Lo haré—suspiró.

 

— ¿Piensas irte de viaje pronto? —cambió de tema para tranquilidad de Helena.

 

—Nah, he estado fuera mucho tiempo, voy a pasar un rato por aquí, pintar, ya sabes—desechó la idea.

 

—Genial Hel, a ver si puedo ir a verte al final del semestre—ofreció Dinah entusiasmada.

 

—Estaría encantada D, esta es tu casa—apuntó alegre.

 

—Gracias Hel, cuídate y por favor piensa en lo que te digo—le pidió Dinah.

 

—Si, D, lo haré. Cuídate tú también, salúdame a Gabby—aceptó sin prometer nada.

 

—Claro. Te quiero Hel—se despidió.

 

—Igual rubita, Hasta pronto—respondió con un ligero suspiro.

 

 Dinah acababa de colgar el teléfono cuando alguien toco a su puerta entre abierta y pasó antes de que Dinah pudiera terminar de decir adelante.

 

—Oh, Bárbara, hola, ¡no te escuche! —sintió Dinah como el sonrojo subía por su cuello, mirando nerviosa el teléfono que sostenía entre las manos.

 

—Dinah, ¿interrumpo algo? —preguntó Bárbara con una sonrisa apologética.

 

—No, no nada. Estoy estudiando—señaló a su escritorio llenó de libros. —se sonrojó hasta la raíz, pero espero que Bárbara no lo notará. Si, claro.

 

—Ah bien, venía decirte que voy a salir de la ciudad por unos días, hay una conferencia en nano tecnología en Washington y Ashley y yo pensamos asistir, solo será unos tres días, ya hablé con Dick, el vendrá a ayudarlas a cubrir mi ausencia.

 

—No hay problema, con todo lo que tengo que estudiar, me quedaré al frente de Delphi, me has enseñado mucho Babs.

 

—Perfecto, llevaré mi celular por cualquier cosa, tan pronto este instalada en Washington te haré saber donde estoy, Ashley tiene los datos.

 

—Claro, Babs.

 

—Bien, te dejo estudiando, voy a preparar mi equipaje. —le sonrió neutral y se fue. Dinah se quedo pensando si acaso Bárbara la escuchó hablar con Helena, bueno si lo hizo no me dio señales de, pero después de todo es Bárbara, quien sabe. Se alzó de hombros, al fin de cuentas si la escuchó le daría algo en que pensar.

 

 Bárbara había estado muy rara estos tres últimos días, lo atribuía al saber donde estaba Helena, pero no estaba del todo segura. C’est la vie pensó con una sonrisa enigmática en el rostro.

 

 

 

Parte 10

 

*****

 

Bárbara se fue directamente a su habitación, en donde lo primero que hizo fue prender su lap top personal, tenía una línea de Internet inalámbrico T1 independiente de las 3 líneas G3 que tenía conectadas a Delphi, la inalámbrica servía para uso personal, ya fuera de ella o de las chicas, de esa manera se aseguraba que siempre estaba disponible el ancho de banda para su lucha contra el crimen.

 

Una vez iniciada la sesión, checo en las aerolíneas por el primer vuelo disponible a San Francisco, lo que escuchará antes de hacer su presencia denotar le daba vueltas en la cabeza... Bárbara necesita oír la verdad y tú necesitas decírsela. ¿De que verdad hablaba Dinah? Era obvio que había algo más detrás de la partida de Helena, y que además la rubia sabía cual era esa verdad, sabía que sería inútil tratar de sonsacársela a Dinah, si sus deducciones eran correctas, esta la sabía desde siempre, y si era así, era obvio también que Helena le pidió guardar el secreto, en dicho caso entendía la razón del silencio de Dinah, y también entendía que Helena se mostrara reacia a decírselo, lo cual sólo le dejaba una opción, ir a buscar la verdad, estaba harta de vivir sin Helena, era morir cada día lentamente con su ausencia y no lo soportaba más, cualquiera que fuera la verdad prefería saberla ya, lidiar con las consecuencias y saber en donde la dejaba eso.

 

Decía el dicho, que si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña, pues bien, eso haría, si Helena no estaba dispuesta a buscarla fuera cual fueran sus razones ella la haría decírselas. Para bien o para mal, el silencio ya había pasado los límites tolerables, y se habían prometido, después de que Helena descubriera que ella le ocultó la verdad de sus sospechas sobre Clayface como el posible asesino de su madre, que no guardarían secretos entre ellas, su relación era demasiado importante como para lacerarla con ellos.

Lo cual la llevaba a la pregunta obvia, ¿Que era tan terrible para Helena que no se atrevía a decirle esa verdad?

 

Luego de reservar un vuelo a las 10 de la mañana, y hacer una reserva en un hotel cercano a donde vivía Helena, Bárbara le marcó a Ashley, explicarle a su amiga lo que tendría que hacer sería complicado.

 

—Es decir Bárbara, déjame que lo entienda, me pagas a mi y Liz unos días en DC, hotel y avión con tal de que me vaya a Washington, DC., y ¿si alguien me pregunta estamos en una conferencia sobre nano tecnología? —su tono denotaba desconcierto, en el tiempo que llevaba conociendo a Bárbara Gordon, esta nunca le había pedido nada tan extraño como esto.

 

—Si, Ashley, por favor. Es importante que nadie sepa a donde voy en realidad. —le confió.

 

— ¿Y a dónde vas? —Inquirió, —entiendo que no quieras que los demás sepan, Babs, pero al menos dime a mí, así sabré donde estas por si algo pasa.

 

—San Francisco.

 

—San Francisco—repitió Ashely— ¿que negocios tienes tu en San Francisco Babs?

 

—Helena—breve.

 

—Oh—fue su respuesta, un día en que Bárbara había estado por demás deprimida le había confiado sus sentimientos hacía la joven y lo mucho que estaba sufriendo por su ausencia, no necesitaba saber más. Lo más sorprendente fue que en realidad la pelirroja hubiera confiando en ella, siempre parecía tan distante, ensimismada en si misma, pero había aprendido que simplemente Bárbara no tenía tiempo de sentir, no quería de hecho, su amistad y confianza se basaban en lo que ambas habían logrado en su investigación y el vínculo creado por esa confianza que te da el saber que tu carrera depende de la fiabilidad de la otra— ¿Es ahí donde ha estado todo este tiempo?

 

—Sí, Dinah se topó con ella de pura casualidad, tengo que ir a hablar con ella Ash, debo... necesito hablar con ella.

 

—Si, si Babs, lo entiendo, adelante, voy a decirle a Liz de nuestros nuevos planes, asumo que tu arreglarás el permiso en WC.

 

—Efectivamente, tendrás toda la info en tu correo para la mañana Ash, Gracias mil.

 

—De que amiga, para eso estamos. Suerte y sea lo que sea no te regreses sin decirle lo que sientes por ella Bárbara. No importa lo que te diga, sienta, o no sienta. Dile la verdad.

 

—Lo haré Ashley, la verdad es lo único que tengo ahora. —suspiró.

 

—Bien, cuídate y cualquier cosa no dejas de llamarme.

 

—Ok, Nos vemos en unos días Ash.

 

—Bye.

 

La última llamada fue para Dick, con el no tuvo que dar explicaciones, le pidió de favor que si podía suplirla en New Gotham por unos días mientras asistía a una conferencia en Washington. Dick accedió encantado y le dijo que se fuera sin preocupaciones, el arribaría por la tarde a la ciudad.

 

Una vez arreglado su ausencia y su viaje ficticio, Bárbara preparó una maleta de viaje sencilla, no necesitaba mucho en realidad. No sabía cuanto tiempo estaría pero no creía que fuera más de un par de días. Llevaría su silla manual, siempre podría decir que venía recuperándose de una lesión severa y que solo la usaba para descansar y no extralimitar sus fuerzas, en SF nadie la conocía como para saber que había estado paralítica por 8 años.

 

Con una sensación de ansiedad y paz al mismo tiempo, Bárbara se acostó y durmió sin sueños agitados por primera vez en dos años, el saber que en menos de 24 horas estaría frente a Helena era la razón de su tranquilidad. Irónico sin duda.

 

 

*****

 

Bárbara nunca se caso con Wade.

Bárbara nunca se caso con Wade.

Bárbara nunca se caso con Wade...

 

La voz de Dinah diciéndole esas palabras se repetían una y otra vez en sus oídos, resonando en su cabeza como repiqueteos de campana. Y por Dios que no tenían sentido, Bárbara se había mostrado muy decidida a casarse con él, Helena sabía que lo amaba lo suficiente como para dar ese paso, Maldición, confiaba en el como para decirle la verdad sobre el “negocio”, entonces ¿Por qué?

 

Helena estaba totalmente desconcertada, más que eso estupefacta, anonadada, y todos los sinónimos posibles, una parte de ella estaba extasiada por esa verdad, saber que Bárbara no se caso con el estúpido de Wade Brixton era la mejor noticia que hubiera escuchado en años. Pero maldito si tenía sentido.

 

Tan poco sentido como saber que Bárbara renunció a ser maestra, un trabajo que realizó toda su vida desde que se graduara de la universidad, uno que ella sabía adoraba, ¿Qué podía haberla llevado a tomar esa decisión tan drástica? Ni siquiera después de haber quedado paralítica el renunciar a dar clases fue una opción para ella, si bien le tomó meses recuperarse física y mentalmente para volver, lo había hecho con renovados bríos, decidida a no dejar que su discapacidad la derrotara. No sólo había encontrado la manera de volver y realizar un excelente trabajo, sino que también había encontrado la forma de seguir siendo vigilante de New Gotham aunque fuera desde las trincheras.

 

Incapaz de estar quieta o sola con sus caóticos pensamientos, Helena llamó por teléfono a Leah y le preguntó si podía ir a su casa. Necesitaba hablar con alguien. Leah accedió de inmediato, algo debió escuchar en su voz que le alertó que algo le había pasado a su amiga. Le dijo que la esperaba y colgó. Mientras Helena llegaba, Leah abrió una botella de vino y preparó unos bocadillos, Helena siempre tenía hambre, y nunca se negaba a un buen snack.

 

En cuanto Leah vio el semblante atormentado de Helena, supo que algo había pasado, la joven lucía pálida y nerviosa. Desde que la conocía hacia más de un año nunca la vio así, se veía preocupada, desconcertada y hasta angustiada, como si hubiera recibido una noticia fatal.

 

—Helena, pasa, pasa, ¿Qué ocurre? Te vez mal. — pregunto preocupada.

 

Helena se rió amarga, mal no alcanzaba a cubrir como se sentía y Leah debió notar su expresión por la forma en que sus cejas se alzaron interrogantes.

 

— ¿Quieres algo de tomar? Tengo un vino italiano abierto.

 

—Vodka, tienes vodka, necesito algo más fuerte que el vino—dijo con voz aguda.

 

—Sí seguro. Pasa, toma asiento—dijo con semblante preocupado.

 

Helena conocía bien el departamento de su amiga, así que se fue directo a la sala, donde se desplomó en el sofá, recargándose en sus rodillas con la cabeza escondida entre sus manos. Cuando Leah la vio inmediatamente su preocupación se elevo, ¿Qué diablos había pasado? Hacía cinco horas que la dejó en su casa luego de almorzar con ella.

 

—Toma, le puse hielo, es Grey Goose, ¿esta bien?

 

—Excelente, gracias Lee —le sonrió agradecida, tomándose la bebida de un solo trago, ante la mirada atónita de la escritora.

 

—Por Dios, Helena, dime que te pasa, me estas asustando. —suplicó Leah sentándose junto a ella, tomando su mano.

 

—Yo misma estoy asustada Lee—levantó la cara por un segundo y Leah jadeo ante la mirada atormentada de su amiga—yo...Dios, Bárbara... ella...

 

— ¿Le paso algo a Bárbara? —preguntó Leah , quien sabía todo sobre la pelirroja, durante los dos meses que pasaron en su cabaña en Colorado luego de su fallido intento de ser algo más que amigas, ambas se confesaron sus respectivos amores secretos.

 

 

Leah  le habló de Shane McKenna, su antigua novia de universidad, quien la dejó para casarse con un hombre debido a las presiones familiares, Shane venía de una familia poderosa y con mucho dinero que tenía grandes expectativas sobre ella, las cuales no incluían en ningún momento una hija lesbiana.

 

Nunca volvió a saber de ella, intentó comunicarse con ella pero nunca pudo hacerlo, siempre sus llamadas fueron interceptadas y sólo fue hasta que un día Shane misma le contesto y le pidió que jamás volviera a llamar, que lo suyo fue un experimento y lo sentía, pero ella no era así hasta ese día si bien no sabía nada de ella, tampoco había podido olvidarla. Como olvidas a la otra parte de tu alma.

 

Leah entendía perfectamente a Helena.

 

— No, no —se apresuró a negar Helena—Gracias a Dios ella esta bien.

 

—Entonces...

 

—Es complicado, no se que sentir Lee, hable con Dinah hace poco, me dijo algo que, —se mezo los cabellos en ademán impaciente—Bárbara nunca se caso con Wade.

 

—Nun...—abrió los ojos—oh, Helena, ¿que vas a hacer? ¿Vas a volver? —preguntó

 

—Yo...no se, maldita si se algo. Estoy demasiado desconcertada, no se que sentir Lee, ella estaba... no se porque no se caso, no tiene sentido Lee—dijo con tono desolado

 

Leah miró a su amiga, sin saber que decir por un momento.

 

— ¿Cuándo paso esto? —eso era importante, luego de que Helena le contará de su relación con Bárbara siempre había creído que la pelirroja en realidad si sentía algo por Helena, pero o no lo sabía o no lo quería aceptar. Si alguien sabía de negación era ella.

 

—Poco después de que me fuera. Dinah dice que a la semana de que desaparecí de New Gotham Bárbara canceló su compromiso. ¿Por qué lo hizo Leah? ¡No tiene sentido!

 

Para Leah si tenía sentido después de todo, pero no sabía como decirle eso a Helena.

 

—Quizá estaba demasiado preocupada por ti, como para pensar en casarse con el, ¿no crees?

 

—No lo sé, ella y yo peleamos horrible la última vez, fue por él. —sin aclarar que si bien la pelea se centró en Wade, no fue por el en si, sino por lo que a ellas concernía con respecto a el.

 

—Helena, quizá Bárbara se sentía culpable, o quizá la preocupación por tu paradero era su prioridad y no él.

 

—Pero pudo posponer la boda, porque no se caso. —la miró interrogante como si Leah pudiera decirle la respuesta.

 

—Eso solo ella te lo puede decir Helena. —le sonrió. —Quizá sea hora de que regreses y le preguntes tu misma las razones.

 

Helena alzó la vista y la miró con algo cercano al pánico.

 

—No, yo no se si pueda Leah, no se si podría volver a verla. Me ha llevado dos años aprender a vivir sin ella. Si la volviera a ver no podría dejarla una vez más. No quiero pasar por lo mismo—dijo con voz teñida de dolor— si no es Wade, será otro y yo no podría soportarlo.

 

—Helena, como lo vas a saber si no hablas con ella.

 

—Por Dios, Lee, ¡he conocido a Bárbara por 17 años! Sé como piensa, como siente. Oh, si me ama—dijo con sarcasmo—pero no esta enamorada de mí. Soy para ella la malcriada hermana menor. La que siempre se metía en problemas, una frívola irresponsable.

 

—Dime que no piensas eso de ti—jadeo incrédula, nunca antes Helena había hablado de si misma de esa manera tan llena de auto desprecio—en todo este tiempo que llevo de conocerte nunca te podría imaginar siendo eso que pintas tan pintorescamente.

 

—Oh, Por Dios Lee, tienes menos de dos años de conocerme, como vas a saberlo.

 

—Porqué no necesito 17 años para hacerlo. Helena, todos tenemos algo de salvajes cuando somos jóvenes, es ley de vida, —cuando la joven abrió la boca para protestar, Leah la detuvo con un ademán. —Ok, no todos, pero Helena, no nacimos como adultos maduros. Tenemos que aprender de nuestros errores, es la única forma y si tú durante un tiempo tuviste tu lado salvaje por llamarlo de alguna manera, no significa que lo fueras a ser toda tu vida. Mírate ahora, no solo eres una pintora exitosa, sino que llevas una vida saludable y ejemplar.

 

—Pero ella nunca me vio así Lee, siempre fui para ella como una espina en su costado. —Susurró—alguien demasiado inmadura para ella, joven, indomable.

 

—Helena, ¿Qué es lo que en verdad te aterra? —La miró a los ojos, mientras le servía otro trago—y no me digas que es la idea de que ella podría ya tener otro novio. Esas son estupideces. Ella no conoce a esta Helena.

 

—Y no se si quiero que la conozca Lee, esta vida que tengo ahora, es...—vaciló por un momento como queriendo encontrar las palabras correctas para explicarlo—es una vida que construí al perderla.

 

—Helena, te recuerdo que no las has perdido, tu misma me lo has dicho, no se caso con el.

 

—No se casó, pero la razón por la que me aleje de ella es la misma. Dolía, duele demasiado vivir a su lado y al principio era tolerable, que digo tolerable, era una bendición poder estar a su lado cada día, pero conforme pasaba el tiempo eso se convirtió en un calvario. Tener que controlar cada emoción, cada mirada, cada gesto, tener que cuidar cada una de mis palabras por temor a que ella descubriera la verdad de mis sentimientos y perderla para siempre. No podía soportar la idea de ver su mirada llena de compasión y pena por no poder sentir lo mismo que yo.

 

—Helena, perdóname que lo diga, pero por lo que me dices, Bárbara estuvo sola mucho tiempo antes de que este tal Wade apareciera en su vida, no crees que si hubieras dejado entrever algo, quizá y sólo quizá otra cosa hubiera pasado.

 

—Si, ella me hubiera dicho que lamentaba que sintiera eso, y que quizá estaba confundiendo mis sentimientos por ella por algo cercano a la adoración por alguien que admiró.

 

— ¿Te estas escuchando a ti misma? —Preguntó incrédula—te las has pasado justificando cada una de sus acciones, como si ella no fuera capaz de tomar decisiones por si misma—resoplo exasperada—dices que ella solo te ve como una chica malcriada e inmadura. Helena—, alzó la voz — como esperas que te viera de otra forma si siempre actuaste así, ¿como podías albergar la idea de que ella te viera como algo más que como su ex-protegida? Cómo diablos podría tomar en serio tu amor, si te la pasabas todo el tiempo presumiendo tus conquistas y ¡flirteando con medio mundo! Si acaso ella alguna vez llego a sospecharlo, era fácil de desechar tal noción con tu forma de actuar. Así hasta yo lo hubiera tomado como un enamoramiento pasajero.

 

Helena abrió y cerró la boca incrédula, incapaz de negar lo que decía Leah , le había contado de su vida en New Gotham, de sus conquistas mientras al mismo tiempo le confiaba que estaba perdidamente enamorada de su ex tutora, por dos años, si pero ex guardián al fin. Se la había pasado tanto tiempo pretendiendo que no la amaba, haciéndola creer que era una especie de casanova femenino que nunca vio ese ángulo.

 

—Yo...nunca lo vi de esa manera, solo deseaba olvidarla, olvidar que la amaba. Buscaba en todas esas mujeres un sustituto, alguien que me ayudara a olvidarla. —dijo derrotada.

 

—Helena, querida—, la refuto tierna— por lo que me dijiste, nunca pasabas mas de una noche con ellas, de esa manera nunca ibas a conocer a nadie lo suficiente como para que pudiera rivalizar con ella. Si es tan maravillosa como proclamas que es, una noche de sexo sin parar no iba a lograrlo.

 

Helena se derrumbó una vez más contra sus rodillas, escondiendo su cara en entre sus manos. ¡Había sido tan estúpida!, Cómo esperaba conquistar el amor de Bárbara si en realidad nunca lo intento. Tan empeñada en creer que no era merecedora de su amor o que esta nunca la vería como una mujer le había dado todas las señales equivocadas, todo ese tiempo deseando que Bárbara descubriera que estaba enamorada de ella, y fue ella la que impidió que eso ocurriera.

 

—Oh, maldición, he sido una estúpida ¿no es así?

 

—Bueno, Helena, no tengo que decírtelo, tu lo has dicho.

 

— ¡Oh, maldita sea! —juro

 

—Helena, no te voy a decir lo que tienes que hacer, eso lo tienes que decidir tú, pero piensa lo que te he dicho, si realmente amas a Bárbara como proclamas hacerlo, tienes que permitirle darse cuenta. Si te empeñas en ocultarlo, como diablos va a descubrirlo. Cómo esperas que ella lo sepa y pueda decidir en base a hechos si puede amarte o no. Si después de mostrarle que la amas, ella aún así no puede corresponderte es otra cosa, pero si nunca te das la oportunidad de demostrarle lo que sientes por ella, Bárbara simplemente no podrá decidir si quiere una vida a tu lado o no.

 

—Tengo miedo Lee, miedo a que me rechace, de esta manera, se que es la salida de los cobardes, pero me hacía a la esperanza, soñaba que ella me correspondía. Si me rechazara no podría vivir más.

 

—Helena, tu misma lo has dicho, si acaso... esa es la palabra operativa, si acaso. Quien te dice que lo hará o no. Si no das el primer paso nunca podrás saber si lo hará o no. Y eso amiga mía es peor que perderla cuando podrías tenerlo todo. El si hubiera no existe Helena. ¿Prefieres vivir toda tu vida con esa duda? Preguntarte siempre que pasaría si hubieras tenido el valor de demostrarle lo que sientes por ella y lo mucho que quieres hacerla feliz. Tienes esa oportunidad ahora Helena, ella no se caso con el, sigue soltera. Date la oportunidad, pero más que nada, dale a ella la oportunidad de descubrir lo que sientes. Y si aún así ella no te corresponde, es ella quien pierde Helena. Eres maravillosa.

 

—Tu eres la maravillosa Lee, si no amara a Bárbara, me podría enamorar de ti. Shane fue una estúpida.

 

Leah sonrió agridulce—Lo sé Hel, el problema es que el saberlo no me ayuda en mucho. Aún la amo y se que lo haré toda la vida, soy mujer de un solo amor. Supe que ella era la mujer para mí desde que la vi por primera vez.

 

— ¿No la has buscado de nuevo? —preguntó Helena compasiva—quizá ella se dio cuenta de su error y tiene miedo de buscarte después de la forma en que te trató.

 

—No, al igual que tu no podría pasar por lo mismo si me volviera a rechazar, aún me duelen sus palabras Helena, aunque una parte de mí sabe que me lo dijo para alejarme de ella por mi bien, de todas formas lo hizo y eso no se lo puedo perdonar.

 

—Pero aún la amas Lee. —insistió Helena.

 

—Sí, pero si hubiera alguna posibilidad para las dos aún después de todo este tiempo tendrá que ser ella quien lo busque, yo no puedo. Han pasado 5 años, y seguramente tiene un marido que la adora y los 2.1 hijos con su casa en los suburbios —torció los labios en una mueca triste.

 

—Oh, Lee. —Helena la abrazo.

 

—No importa ya Helena, se que quizá no amaré a nadie como la amo a ella, pero espero encontrar a alguien que me ayude a vivir sin ella, aunque siendo sincera—suspiró—no creo poder hacer eso, no sería justo. —le sonrió y Helena asintió comprensiva, ellas mismas lo habían intentado, sabiendo que estaban enamoradas de alguien más y sencillamente no funcionaba.

 

—Bueno, que dices de comer pizza y una película, es temprano. ¿Tienes planes? —enarcó una ceja divertida.

 

—uh, nop.

 

—Excelente.

 

—La verdad es que no quiero estar sola en casa. Tiendo a pensar mucho cuando estoy sola.

 

—No lo hagas Helena, no tiene caso, si piensa lo que vas a hacer pero no te hagas preguntas sobre las preguntas y sobretodo no te inventes escenarios que pueden nunca llegar a suceder.

 

Helena asintió y se puso de pie.

 

—Ok, pide la pizza yo voy a checar que podemos ver. —le sonrió.

 

Helena se quedó con Leah un buen rato, luego de comer pizza y ver una comedia que era la predilección de su amiga, la joven se despidió. Leah le recordó lo que habían hablado.

 

—Recuerda Helena, no tiene caso darle vueltas a la cosas, tienes que regresar a New Gotham, si no quieres hacerlo ya no lo hagas, pero hazlo cuando estés lista. ¿Ok?

 

—Gracias Lee, me ayudo mucho hablar contigo—. La abrazó.

 

—Para eso estamos las amigas Hel, cuídate y nos vemos mañana a la hora de siempre.

 

—Seguro. Hasta mañana Lee, descansa. —le dio un suave beso en los labios. Leah le sonrió y la vio irse antes de cerrar la puerta. Hablar con Helena le había traído recuerdos que prefería olvidar. Suspiró y sacudió la cabeza, no tenia caso llorar sobre la leche derramada, las cosas pasaban por algo y no tenía caso ya.

 

Helena regresó a su casa cansada y agotada emocionalmente, luego de darse un baño relajante, se acostó y como Scarlett O’Hara suspiró mañana será otro día. De repente Helena abrió los ojos como platos al reaccionar y ver que había dicho, —grandioso, ahora estoy citando a Lo que el viento se llevo, bien Kyle, eso te pasa por pasar todo tu tiempo con una escritora de romance lesbico. Te estas convirtiendo en una cursi.

 

Con una sonrisa Helena cerró los ojos y antes de quedarse profundamente dormida lo último que “vio” fue un par de ojos verdes sonriéndole.

 

Bárbara.

 

Continuara Parte 5




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